Columna | P U L S O   P O L I T I C O

              Hace 50 años gobernaba a Puebla el doctor Gonzalo Bautista O’Farril, quien había declarado la guerra al grupo “comunista” que todavía luchaba por el control de la Universidad Autónoma de Puebla, en manos del grupo conservador de “Los Caballeros de Colón”. Ya habían pasado once años del inicio, 1961,  del movimiento de Reforma Universitaria en el que figuraban como líderes además de Joel Arriaga, director de la preparatoria Benito Juárez, Luis Ortega, académico e investigador de la institución, Alfonso Vélez Pliego, Enrique Cabrera, también asesinado y muchos más del grupo liberal que encabezaba el ingeniero Luis Rivera Terrazas.

        Joel Arriaga era tenido como uno de los más importantes instigadores de esa lucha y por tanto uno de los más peligrosos para el gobierno de ese entonces.

         Fue muerto por pistoleros profesionales en la 24 norte por el rumbo del campo aéreo de Puebla, hoy parque de la Revolución.

         Todo Puebla se conmocionó y temía que la violencia se desatara entre los dos grupos en pugna. Hubo declaraciones condenando el crimen que se atribuía al gobierno estatal, aunque varios años después en una entrevista con este tecleador, Gonzalo Bautista, ya fuera del poder, lo negó rotundamente, lo mismo que el asesinato de Enrique Cabrera, ocurrido unas semanas antes.

         Los problemas siguieron unos meses más, hasta que un primero de mayo, de 1973, día del trabajo y mientras el gobernador presidía el desfile obrero en la 25 oriente-poniente, hubo un enfrentamiento de la policía estatal con estudiantes universitarios en el edificio Carolino, resultando un estudiante muerto, lo que dio origen a la caída del gobierno poblano, designando como gobernador sustituto al senador Guillermo Morales Blumenkron.

           AUTORIDADES MUNICIPALES DE UN BUEN NUMERO de municipios de la entidad, constituyen el talón de Aquiles para las elecciones del 24.

           No se teme la pérdida de la Presidencia de la República, que por la popularidad del Presidente, está bien amarrada, pero sí la pérdida de muchos municipios en Puebla y en otros estados del país.

           También peligran algunas diputaciones locales, sobre todo si se tiene en cuenta la forma en que la legislatura local, aprobó, por la mayoría morenista, el incremento a la tarifa del servicio doméstico de agua en manos de una empresa privada, por determinación de los gobiernos estatal y municipal panistas del pasado reciente. Ni siquiera hubo una discusión seria, con argumentos, para justificar ese aumento.

          Todo este es consecuencia de la desorganización, de la falta de estructura y de oficio político de muchos militantes de Morena, que llegan a ocupar cargos de elección popular.

         Numerosos alcaldes, regidores y síndicos de decenas de municipios poblanos, colocan a familiares y amigos en puestos públicos, con sueldos elevados, que ejercen con total ineficiencia, pero además, realizan obras de ornato a precios excesivos que habrá que investigar.

          Los llamados a la honestidad y a gobernar con transparencia que hace el gobernador, no sirven de nada. Lo que se requiere es atender los reclamos de la ciudadanía y castigar seriamente a los munícipes abusivos, carentes de oficio político y de sensibilidad social. Si no se hace eso, el prestigio que el Presidente ha logrado, podrá desvanecerse en una sola elección, como ocurrió en Puebla-capital, en el caso de Claudia Rivera y otros numerosos casos que han ocurrido y siguen ocurriendo en la entidad.             

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