Columna | P U L S O    P O L I T I C O

           El cambio hecho hace poco, en el comité municipal del PRI de esta capital, no fue solo de personas, fue también de actitudes. Durante el tiempo que estuvo al frente de dicho comité José Chedraui,  el edificio de la 5 poniente 122, que es la sede del comité municipal priísta, permaneció casi siempre cerrado a piedra y lodo.

            A la hora que pasara, en la mañana, en la tarde o en la noche, las puertas, ventanas y balcones de ese edificio colonial que albergó al comité estatal del partido tricolor, a la dirigencia juvenil, a la Liga de Comunidades Agrarias y a la CNOP, la casa estaba cerrada. No había actividad más que allá de vez en cuando, pero muy de vez en cuando......

           Nadie sabía si había alguna atención para los priístas del municipio, si había alguna actividad partidista. Todos sabían que a la hora que fueran lo más seguro es que encontraran todo cerrado, como si la casa estuviera abandonada.

            Ahora nos enteramos que solo había dos empleados: un señor que cuidaba y una señora que barría los corredores y los patios.

            Vino el cambio de dirigencia municipal ante la necesidad imperiosa de recomponer las cosas en el municipio capital del estado, pues el tiempo avanzaba y no se veía ninguna actividad política del Partido Revolucionario Institucional, en vísperas de elecciones. Nada se sabía de la situación que guardaba, políticamente hablando, la dirigencia del PRI en el municipio más importante de la entidad.

           Para dirigir al comité municipal priísta de la capital del estado, se escogió a un priísta joven, con militancia probada, abogado de profesión con un doctorado y con experiencia político sindical adquirida en el sindicato de trabajadores electricistas: nos referimos a Manuel Carreto Pacheco, quien tuco como compañera de fórmula, para la secretaría general a la maestro Erika Alatorre Abundis, que ha tenido también una larga militancia dentro del PRI.

           Víctor Manuel Carreto y Erika Alatorre, asumieron la dirección del partido tricolor en el municipio de Puebla y en poco tiempo, en solo unos días, empezó a notarse la diferencia. Los mismos priístas la notaron.

            El edificio que ocupa el comité municipal abrió sus puertas de par en par. Permanece abierto desde temprano, hasta ya entrada la noche.

            Hay movimiento continuo de personas jóvenes, adultas y ancianas. El edificio está recobrando la vida que tuvo durante muchos años.

             Sus dirigentes están en acción todo el día; entran y salen comisiones de trabajadores, de profesionistas, de maestros, en fin, hasta una camioneta vieja y abandonada en uno de los patios, ha sido reparada porque se necesitan vehículos para la movilización.

             La mayor preocupación en este momento de la dirigencia municipal priísta, es lograr la reestructuración de sus comités seccionales, que serán sumamente importantes para las elecciones de julio próximo.

            Los comités seccionales han sido la base de la fortaleza del partido tricolor en los procesos electorales y la situación en que se encuentran actualmente, no constituye ninguna garantía de fortaleza para el priísmo local. Por eso se ha iniciado un trabajo intenso para recomponer la estructura básica de ese partido.

           Carreto Pacheco, nos dice que ya están platicando con los candidatos priístas para coordinar los trabajos de campaña con la dirigencia municipal. Ya se tuvieron pláticas con el doctor Enrique Doger Guerrero, candidato a gobernador y con Guillermo Deloya Cobián, candidato a presidente municipal.

            Ya están en plenas campañas los candidatos a puestos de elección popular federales y este domingo se inician las campañas de los candidatos locales.

            La nueva dirigencia municipal priísta, está planamente consciente de que les espera un duro trabajo estos meses,, pero están dispuestos a afrontarlo. El cambio en el PRI municipal pues, no solo ha sido de personas, también ha sido un cambio de actitud ante la realidad.

             Antier en la noche falleció en esta capital, el “fotógrafo presidencial” como le decíamos cariñosamente en el medio periodístico, don Jesús Cruz. Fue fotógrafo personal del Presidente de la República Miguel de la Madrid Hurtado y al terminar su periodo, se lo trajo a Puebla el gobernador Mariano Piña Olaya, amigo suyo también, con quien trabajó todo su sexenio.

            Se enamoró de Puebla y ya no regresó a la ciudad de México donde residía y donde había nacido hace más de ocho décadas.

            Era de carácter abierto, simpático, siempre tenía una frase amable para sus amigos y alguna anécdota festiva qué contar.

            Aficionadísimo a la Fiesta Brava, tenía una colección de fotografías tomadas a los mejores toreros de México. También fotografió a la rutilantes estrellas del cine nacional y a los políticos más importantes de los cincuenta hasta los ochenta.

             Estaba ordenando precisamente mucho de su acervo fotográfico para editar un libro, cuando lo sorprendió la muerte. Sus hijos terminarán esa labor que será un homenaje para su padre, todo un personaje del periodismo fotográfico de México.

            Desde aquí enviamos nuestro muy sincero pésame a su esposa, a sus hijos y nietos y a toda su familia y a sus amigos que éramos muchos. Descanse en paz.

Publicado en COLUMNAS

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos