Columna | P U L S O    P O L I T I C O

                 Terminada la emergencia sanitaria, se agravarán los problemas laborales según afirman organizaciones sociales, sindicales, agrupaciones de derechos humanos, etc. El desempleo, que ya era grave antes de la pandemia, se multiplicará. Habrá trabajadores que tendrán reducción en su salario y otros más que perderán prestaciones.

                 Muchos elementos de la clase trabajadora, dejaron de percibir su salario durante la emergencia o tuvieron que aceptar una reducción importante que les ayudara a resistir, así como perder prestaciones sociales principalmente en el renglón de la salud.

                 Nunca los trabajadores mexicanos han estado bien económicamente. No hay que olvidar, que durante el periodo llamado “neoliberal” México era el país de América Latina, donde los salarios mínimos eran los más bajos de la región; en esa época, la OCDE, organismo internacional que ahora preside Angel Gurría, el mexicano que siendo funcionario en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, dijo que el mexicano que no supiera hablar inglés, estaría perdido. Bueno, pues ahora que preside el organismo internacional de cooperación económica, ha tenido que colocar a nuestra país a la cola de todos los países miembros de la organización, por tener los más bajos salarios mínimos.

                Y es que desde Carlos Salinas, hasta Enrique Peña Nieto, los diferentes gobiernos no encontraron otra forma de atraer inversionistas a nuestro país, que ofreciendo terrenos gratis, financiamiento para el establecimiento de empresas, exención de impuestos y salarios bajos. Esa fue siempre su oferta al gran capital extranjero (en Puebla el ejemplo más claro ha sido el de la empresa automotriz Audy con Rafael Moreno Valle Rosas en el poder)

                El país, el Estado, no recibían nada a cambio y tenían que hacer inversiones millonarias para que aceptaran establecer en Puebla grandes empresas, con trabajadores pésimamente pagados y con las mínimas prestaciones.

                Ahora la emergencia sanitaria no solo ha venido a poner en evidencia la forma tan arbitraria y absurda en el manejo de la política laboral durante los gobiernos priístas y panistas de los últimos treinta años, sino el autoritarismo de los gobiernos de entonces, durante los cuales ni el Congreso de la Unión y menos las organizaciones sindicales de trabajadores, se atrevían a protestar.

                 Solo una vez, cuando en la inauguración de una asamblea nacional de la CTM, en el acto de inauguración el presidente Salinas dijo que los trabajadores nunca habían estado tan bien, tres días después, en el acto de clausura, el líder nacional de la CTM, Fidel Velásquez , afirmó que nunca los trabajadores habían estado tan mal.

                 Los periodistas extrañados, le hicieron ver la contradicción con lo afirmado por el presidente tres días antes y el viejo zorro les respondió: “Yo no soy nadie para desmentir al señor Presidente. Al señor Presidente lo desmienten los hechos”.

                 Eran los tiempos aquellos en que la palabra presidencial, era algo poco menos que divina, no como ahora en que todo mundo puede responder al Presidente, acusándolo incluso de autoritario y de antidemocrático. Los políticos olvidan con demasiada facilidad el pasado, aun el más reciente. Tienen pésima memoria.

                AYER FUE EL DÍA DE LOS ALBAÑILES, PERO NO HUBO COHETES, ni aguas frescas, ni mariachis. La cuarentena es cosa seria.

                El día 2 de mayo se celebró el Día Internacional de la Libertad de Expresión y nos enteramos que según el INEGI, en nuestro país los periodistas somos 44 mil y que la mayor parte tiene sueldos bajos y carece de prestaciones sociales y que muchos tienen que pagar sus espacios bien sea en prensa escrita, en radio o en televisión.

                Nos enteramos que viejos diarios de México, han reducido el grueso de sus ediciones, han bajado los sueldos de su personal hasta en un 45 por ciento y de otras cosas.

                No habrá 5 de mayo en Puebla: la fiesta cívica más tradicional de la ciudad de Puebla, es la que conmemora, cada 5 de mayo, la batalla de los fuertes de Loreto y Guadalupe, cuando las tropas nacionales se cubrieron de gloria derrotando al ejército francés de Napoleón tercero, lo que contribuyó a fortalecer el espíritu nacionalista y al final sacar a los franceses y austriacos de nuestro territorio, fusilar a Maximiliano de Absburgo, que se hizo llamar emperador de México e instalar a don Benito Juárez en la Presidencia de la República.

                Ahora no habrá desfile, ni visita presidencial. Tampoco habrá festejos del 10 de mayo, para las madres poblanas y desde luego, no habrá feria.

                Total, éste corona virus, vino a hacer estragos. Esperamos pronto el control de la pandemia y volver a nuestra vida normal.

Publicado en COLUMNAS

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