Lunes, 13 Abril 2020 19:51

La politiquería lo invade todo

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            PARECE MENTIRA, PERO LA CRISIS SANITARIA QUE VIVE el mundo, en nuestro país es además una crisis política, pues los partidos políticos mexicanos, que carecen de línea ideológica clara, de estructura y de organización, y que además carecen de líderes con oficio político y con sensibilidad social, se han dedicado a politizar de la peor manera los momentos actuales y en vez de buscar la unificación del pueblo, de todos los sectores, para empujar parejos y salir lo mejor librados de una situación inédita que además de llevarnos a graves problemas de salud, nos llevarán inevitablemente a una grave crisis económica de la que solo podremos salir si actuamos en unidad y con alto grado de patriotismo.

            El partido que con mayor entusiasmo está estorbando una acción firme y eficaz para evitar los graves problemas que se avecinan, es el partido Acción Nacional, que se asume como la “segunda fuerza política del país” y cree, que es el momento de golpear al gobierno actual y a su Cuarta Transformación, para tener chance de ganar las elecciones del 2021, en las que se renovarán: la cámara de diputados federal, los Congresos locales y la mayor parte de los ayuntamientos del país, además de algunas gubernaturas.

             La dirigente estatal del PAN, Genoveva Huerta, se queja de que el gobierno local de Miguel Barbosa, no acepta los consejos del partido de la derecha, para evitar que el problema económico que se viene, golpee con fuerza a la entidad.

             Si los panistas en el poder federal han sido un fracaso tan grande, que son los responsables de la “guerra interna” que padecemos desde los tiempos de Felipe Calderón, que ha dejado cientos de miles de muertos y decenas de miles de secuestrados y desaparecidos y que además, ya se descubrió, que el titular del calderonismo en la Secretaría de Seguridad, era cómplice del jefe del principal cártel de la delincuencia en México, ¿qué tan buenos consejeros del gobierno pueden ser?.

             Si el primer gobierno panista en la historia de Puebla, derrochó miles de millones de pesos en obras faraónicas que no han tenido ninguna repercusión social. Por el contrario, dejó a la entidad endeudada como nunca, con un elevado número de pobres, la capital del estado, fue una de las grandes ciudades del país, con mayor número de pobres, pero eso sí, con un museo Barroco que costó 7 mil millones, con un Centro Integral de Servicios, cuyo costo también fue de miles de millones y que en su mantenimiento tiene que gastar una millonada mensualmente; con unas ciclo pistas que según un experto canadiense en la materia, fue dinero tirado a la basura, más de 600 millones, pues ese tipo de vías, no se construyen elevadas sino a ras de tierra....y así podríamos seguir hasta el infinito: el abandono del campo, los pésimos servicios de salud y no se diga el abandono casi total en que se tuvo a los órganos de procuración e impartición de justicia. Esos panistas que fueron hechos a un lado por un grupo recién llegado al PAN, que se adueñó del poder e hizo lo que quiso, ¿son los que quieren ser consejeros del actual gobierno estatal?

                Y cuando se ponen en plan exigente, se asumen como expertos en política y como si su partido fuera ejemplo de democracia, de buena organización y sus líderes fueran expertos en el arte de gobernar. Lo que es vivir engañados por ellos mismos.

                 LO QUE ESTAMOS VIVIENDO ES UNA CRISIS SANITARIA Y ECONOMICA MUNDIAL, que tomó a naciones tan poderosas como China, Italia, España, Francia, Alemania, Estados Unidos, desprevenidas y que está causando estragos en todas partes, por culpa del COVID-19.

                  México no es la excepción y aunque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, está trabajando con esmero en la solución de esta crisis, logrando que el número de infectados, sea menor al de otras naciones con mayor desarrollo que la nuestra y que también sea menos, el número de fallecidos, lo cual puede ser por la suerte o por el buen desempeño de las autoridades sanitarias mexicanas, los partidos políticos nuestros, no dejan de culpar de todos los males presentes y por venir, al nefasto grupo de “Morena”, partido que comparte, aquí lo hemos dicho, las deficiencias y las carencias de los partidos de oposición.

                Si “Morena” fuera un partido bien hecho, bien estructurado, bien organizado, con una línea ideológica común, estaría en plena lucha informando al pueblo lo que el gobierno que llevó al poder está haciendo, de cómo está combatiendo la corrupción, que ha sido por muchos años, el cáncer que ha corroído las entrañas de nuestro país y ha propiciado el aumento de la desigualdad y la pobreza, al grado de colocarnos entre los países con mayor desigualdad en el mundo, desigualdad que solo podrá acabarse con un gobierno honesto y austero y con un pueblo consciente de su situación y unido a una autoridad que realmente quiere mejorar las cosas.

               Si “Morena” no cambia, lo van a cambiar y entonces sí, hay que esperar lo peor. Una guerra civil que acabará con todo. De hecho la guerra ya está desde hace doce años, pero falta el detonante ideológico que le de fuerza. Por el momento es una guerra de pandillas de delincuentes, proclive a buscar el poder político ante la mediocridad de los profesionales de la política.

Publicado en COLUMNAS
Miércoles, 18 Enero 2017 19:39

No hay un crecimiento incluyente

Artículo | Algo Más Que Palabras

    Hemos perdido fuelle. La economía mundial permanece atrapada en un prolongado periodo de bajo crecimiento al expandirse solamente un 2,2% en 2016. Acumulamos una serie de conflictos y tensiones que nos debilitan. A esto hay que sumarle nuestros derroches y el excesivo endeudamiento, la falta de perspectiva empresarial, con un débil ritmo de la inversión y un lento crecimiento de la productividad. Además, soportamos un trastorno que cobrará aún más importancia en el futuro, el estancamiento salarial de los más desprotegidos, acrecentando una profunda desigualdad y, por ende, nuevas pobrezas, incluso en países más desarrollados. De ahí, la importancia de sistemas educativos incluyentes, de mercados laborales incluyentes, de ciudades y pueblos incluyentes, con servicios públicos incluyentes. Hemos, por tanto, de activar el compromiso personal. Sólo así, se puede mejorar el bienestar de todos.

    Este mundo, cada día más excluyente, requiere activar el deber y el derecho al trabajo para todos, con salarios dignos, con acceso a la asistencia sanitaria, y a una educación universal, formativa en valores, para poder convivir entre culturas diversas. Hace tiempo que lo marginal debió acogerse, ampararse, pues todo ha de estar al servicio de los seres humanos y del bien común. En este sentido, nos llena de esperanza que el primer Foro Mundial de Datos de las Naciones Unidas haya concluido con el lanzamiento de un plan global para reunir estadísticas que mejoren la vida de las personas y que contengan nuevas ideas y soluciones para impulsar la colaboración, los recursos y las políticas que han de ponerse en acción para este fin, teniendo presente que la integridad y la prevención de la corrupción son elementos esenciales para lograr políticas que respondan al interés social y no al interés particular o de grupo. 

    Indudablemente, en los próximos tiempos, la cooperación entre naciones va a ser vital. Aún más de cien países no mantienen registros precisos de nacimientos y muertes. A mí juicio, pienso que es fundamental saber el número de moradores que estamos en cada momento, y dónde nos encontramos. Por muy diversos que seamos, formamos parte de la única familia humana; y, como tal, hemos de trabajar para estar dentro de la vida, o si quieren dentro del mercado, pero tratados como personas, guiados por una conciencia que pone en el centro la dignidad del ser humano, no el ídolo dinero. Desde luego, cualquier país que se precie de cooperante ha de alimentarse de políticas sociales para atender a las necesidades y aspiraciones de la gente. Las mismas Naciones Unidas no aboga por un modelo específico de gobierno, pero promueve la gobernanza democrática como un conjunto de valores y principios que deberían seguirse para una mayor participación, igualdad, seguridad y desarrollo humano.

    Esto es lo que hoy más falta nos hace, fortalecer la dignidad de toda la especie, tenga la edad que tenga y habite donde habite. Por otra parte, si en verdad no queremos excluir, el respeto ha de ser total por los derechos humanos. Todas las desgracias, todos los aprietos, también las contiendas, suelen comenzar con una exclusión. En esa dialéctica de rechazar o comprender, siempre tenemos que tener el corazón abierto, nunca cerrar las puertas a nadie, pues un mundo progresa cuando todos colaboramos a que la democracia, el buen gobierno y el Estado de Derecho, junto a un entorno humanitario, sin fronteras ni frentes, confluyen en bondad y en verdad.
   
    Es momento, efectivamente, de no dejar a nadie atrás, de cambiar de actitudes, de ser más caritativo. Quitemos barreras. Activemos lo armónico. No olvidemos que la discriminación, el racismo y la xenofobia, son graves violaciones de los derechos humanos que impiden la construcción de la concordia, la inclusión social, y el desarrollo sostenible. Es cuestión de intercambiar experiencias y de poner otras prácticas de acción más compresivas entre unos y otros. Todo el linaje, sin distinción alguna, tendrá que reflexionar sobre esa apuesta de crecimiento incluyente en un orbe globalizado como jamás, que demanda como nunca una fuerte inversión en infraestructuras para mejorar la competitividad y la prestación de servicios públicos. En consecuencia, todos a bordo para sumar incentivos.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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