Domingo, 04 Julio 2021 21:07

El desgarre que viene

Estamos ante la inminencia de un desgarre social. Impedirlo debería ser la prioridad de un gran esfuerzo nacional.

No ocurrirá.

Hay una mezcla que ha despedazado el tejido social: un deterioro grave del bienestar, el control del crimen de diversos territorios y el rencor de clases propiciado desde el poder público.

El bienestar de los mexicanos va en caída libre: 14.6 millones de nuevos pobres, 9 de ellos en pobreza extrema. 4.6 millones de trabajadores cuyo salario es insuficiente para comer. Millones de contagiados de COVID, cientos de miles de muertos y decenas de millones de personas que no tienen acceso a medicinas.

Estos fenómenos se agregan a una tendencia brutal de décadas: el territorio nacional está poblado de hogares rotos, donde más de 12 millones se han ido a buscar la fortuna que no encuentran aquí.

Esas familias divididas dislocan valores, arraigo, solidaridad.

Bajo este desastre se expande el dominio del crimen organizado sobre diversas áreas. Más de una tercera parte del país, según Estados Unidos. ¿Cómo saberlo? Hay una violencia que no cesa, con 87 mil ejecutados en lo que va de este sexenio. La penetración del crimen en las elecciones es una señal siniestra y alarmante, junto con la corroboración cotidiana de que existe una permisividad culposa de la autoridad hacia su actuar.

Encima del colapso está el discurso público que nos divide y encona.

La venta diaria del rencor le rinde al poder dividendos electorales sin que perciba, miope, que su utilidad política es la bancarrota histórica de México.

Morena se ha convertido en una gran caja de resonancia de los arrebatos presidenciales. Todos sus representantes derraman el veneno del odio social y algunos, como López Gatell, hasta se animan a improvisar.

Las clases medias responden con odio similar a los ataques, aludiendo a su presunta superioridad intelectual, académica y económica.

En esa confrontación se nos irá el país.

Deberíamos saberlo: la ruptura territorial de México fue consecuencia siempre de la ruptura social.

Los países se parten con mayor frecuencia de lo que pensamos. Habría que ver un mapa de Europa de 1985 y uno de diez años después.

Las guerras entre hermanos son las más lamentables y sangrientas. Estados Unidos perdió más vidas en la Guerra Civil que en ninguna guerra luchada en su historia. Las heridas de España no terminan de ser cicatriz y amenazan su integridad territorial.

México ha perdido, voluntariamente, su centro político.

No hay cabida para la reconciliación y la unión.

El diccionario mexicano ya no incluye palabras como prójimo, misericordia, empatía, respeto, tolerancia, consenso.

En fin: sus mejores palabras. Lo pagaremos caro.

Twitter | @fvazquezrig

Publicado en COLUMNAS

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