Columna | P U L S O   P O L I T I C O

           Por si usted no lo sabe, los gobiernos de Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, han sido los mejores gobiernos de México de los últimos años. Esto fue dicho el miércoles en Puebla, nada menos que por el peor presidente que ha tenido México en el último siglo, el propio Felipe Calderón.

           Se asume como un presidente valiente, que sí enfrentó al narcotráfico. Efectivamente fue el que le “declaró la guerra” y con ello sumió al país en una ola de violencia y de inseguridad, que todavía estamos padeciendo. El designó a García Luna como Secretario de Seguridad y desde ahí se fomentó la guerra entre los cárteles de la delincuencia organizada, pues el señor secretario que está preso en los Estados Unidos, fue cómplice del cártel delincuencial más violento y poderoso de nuestro país, el que creó y dirigía el Chapo Guzmán, también preso en Estados Unidos y candidato a prisión perpetua por sus innumerables crímenes.

          Dice que fomentó la inversión extranjera: claro, con salarios mínimos para los trabajadores, con exención de impuestos para las empresas y con canonjías como las que se dieron a la automotriz Audi, de cargarle al gobierno estatal, el pago de peaje de la autopista construida por el gobierno, a los trabajadores de dicha empresa.

          Además entregó una extensión enorme de nuestro territorio como concesiones mineras a empresas canadienses, que cuando las llegan a explotar, se niegan a pagar impuestos.

          Dice el señor Calderón, sin ruborizarse, que encontró a un país en ruinas (así lo dejó su antecesor y correligionario Vicente Fox) y que superó la crisis. Lo que no dice es que la situación dejada por el otro gran presidente de México, según el propio Calderón, era tan grave, el desempleo había crecido tanto, que él, Calderón, tuvo que ofrecer, como candidato panista a la presidencia, ser “el presidente del empleo” y que durante su gobierno, hubo un año en que México fue el que tuvo menos crecimiento en toda América Latina. Estuvimos unas décimas de punto debajo de Haití, el país más pobre de la región.

         La visita del señor Calderón, fue para apoyar a los candidatos de la triple alianza, PRI, PAN y PRD, sin que él pertenezca a alguno de ellos, pues renunció al PAN, porque sus dirigentes no aceptaron como candidata presidencial a su esposa Margarita Zavala, que como primera dama tuvo un comportamiento ejemplar, si la comparamos con la señora Marta, de Fox, que cogobernó al país, junto con otra respetable dama, doña Elba Esther Gordillo y su esposo Vicente Fox, quiso también hacerla presidente de la república.

         Que apoyo puede representar Felipe Calderón para don Eduardo Rivera Pérez, el candidato a la presidencia municipal de Puebla, cargo que ya tuvo durante el sexenio presidencial del propio Calderón y no movió un dedo para salvarlo del ninguneo, de la constante humillación en que lo mantuvo el gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas, ni cuando estuvo a punto de llevarlo a prisión, acusándolo de malversación de recursos públicos. Ya lo hemos dicho aquí, quienes evitaron eso, fueron Ana Teresa Aranda, que por cierto ya regresó al PAN como candidata a diputada plurinominal; la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, a quien el entonces presidente, no prestó ningún apoyo, pese a ser de su entonces partido, y otra panista que fue secretaria general del comité nacional de ese partido y cuyo nombre no recordamos.

      Estamos seguros de que la visita de Felipe Calderón, en vez de acarrearle votos al candidato panista, Rivera Pérez, le resta apoyos.

      El señor Calderón, que siempre a estado fuera de la realidad, debería ser informado de que políticamente ya está muerto y sin posibilidad de resucitar.

      LOS EXPRESIDENTES DE LA REPÚBLICA DEL PAN, que han sido solo dos, por fortuna para México, deberían aprender de los ex presidentes priístas: cuando terminan su periodo, se retiran discretamente y no vuelven a intentar siquiera, acaparar los reflectores: Luis Echeverría, ahora de 99 años, fue condenado en el gobierno de Fox a prisión, por la represión de una manifestación estudiantil en los años setenta y no hizo una sola declaración, habiendo compurgado su pena en su domicilio a lo que tenía derecho por su avanzada edad. Peña Nieto ¿qué ha dicho de las acusaciones que se le hacen, entre ellas la de pretender regresar a Pemex a las compañías extranjeras y dejar la educación en manos del sector privado o de estar  acabando con la Comisión Federal de Electricidad al entregar ese servicio a empresas extranjeras principalmente españolas?

       El caso de Salinas es diferente, aunque él solo esporádicamente llega a hacer algunas declaraciones, por lo general está en el extranjero al cuidado de sus enormes negocios, aunque en gobiernos priístas muy discretamente metía las manos. No hay que olvidar que él impuso en México el sistema económico neoliberal, que ha sido la ruina de muchos países sobre todo latinoamericanos. Ernesto Zedillo, ya ni es mexicano. Vive, trabaja en los Estados Unidos, como un emigrante más y ni siquiera manda remesas a México, como millones de compatriotas que tuvieron que emigrar por su situación de miseria. Hagan un esfuerzo, señores panistas, en vez de hacer el ridículo.

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