Martes, 18 Febrero 2020 20:46

La importancia de un buen fiscal

Columna | P U L S O     P O L I T I C O

           Nuestro país, y el estado de Puebla forma parte importante de él, ha venido sufriendo desde el gobierno panista de Felipe Calderón, de inseguridad y violencia, fenómenos que cada día crecen más, pues según los expertos en estos temas, la “guerra” que el presidente panista declaró a la delincuencia organizada, fue pésimamente planeada y se puso al frente de ella, como Secretario de Seguridad, a un delincuente cómplice del jefe del cartel criminal más poderoso de México.

          Luego, aquí en Puebla, que gozaba de fama de entidad segura, llega el gobierno morenovallista y pone al frente del área de seguridad, a un señor llamado Facundo Rosas, que resulta gente muy cercana al jefe de seguridad nacional, García Luna y las cosas empiezan a descomponerse.

           Para completar el cuadro, el primer gobierno panista del estado, coloca al frente de la Fiscalía estatal, a un desconocido en Puebla, donde tantos abogados capaces y honestos hay, a un señor llamado Víctor Carrancá, que además de ineficiencia, empezó a dar muestras de mala fé.

           Antes de terminar su periodo, Moreno Valle Rosas, maniobra para que el Fiscal quede en el puesto que le asignó, hasta varios años después de su mandato.

           Fueron tantas las manifestaciones de inconformidad de los ciudadanos de la capital y de la provincia, que en el gobierno de Antonio Gali y ya cuando la esposa del ex mandatario era candidata a la gubernatura, que el señor del gran poder, accedió para que Carrancá, pidiera licencia.

           Lo sustituyó el licenciado Gilberto Higuera Bernal, una persona seria, profesional, que aunque era ajeno a Puebla, se ganó la confianza de gobernantes y gobernados. El problema de la delincuencia había crecido desmesuradamente y sin embargo, pudo haber sido peor, pues se desató el delito de robo de gasolina y gas en los ductos que pasan por la entidad y además surgió el robo a camiones y trailers de carga que circulaban por las autopistas y carreteras que atraviesan Puebla hace el sureste, hacia Veracruz y Oaxaca.

            Los panistas, que ahora protestan airadamente contra la Cuarta Transformación y contra cualquier frase pronunciada por el Presidente López Obrador, no aparecían por ninguna parte. Cuando se dieron cuenta que no estaban en ninguno de los planes del morenovallismo, se desaparecieron misteriosamente y solo una mujer, Ana Tersa Aranda, renunció al PAN y empezó a denunciar al gobierno local en forma independiente.

            El crecimiento de la inseguridad y la delincuencia organizada y desorganizada en la entidad, coincidió con esa etapa del gobierno morenovallista y ha continuado su crecimiento hasta la fecha.

             Según abogados litigantes poblanos consultados al respecto, el crecimiento se debió nada menos y nada más, por la ineficiencia de la Fiscalía, que propició, como nunca antes, “la impunidad”

             La impunidad que siempre ha prevalecido en México, pero que en algunas épocas, esta ha sido una de ellas, ha llegado a grados estratosféricos, es la principal causante del crecimiento de la inseguridad y de la delincuencia. Y la impunidad empieza en las ahora fiscalías, al no ser integradas en tiempo y forma, las investigaciones y la conformación de expedientes de los delincuentes, que al llegar los casos a los juzgados, los jueces tienen que ordenar su liberación por falta de elementos o por errores garrafales cometidos por los fiscales, antes agentes del Ministerio Público.

            La designación del nuevo Fiscal General del Estado, constituya, ahora, tal vez más que nunca, una enorme responsabilidad del Congreso local, pues depende de ello la solución del problema más grande que se confronta en el país y en el Estado, el que más ha venido preocupando a la ciudadanía.

            Los diputados están obligados a decidir con responsabilidad y patriotismo. De su decisión depende que uno de los problemas más difíciles, más preocupantes que afectan a la ciudadanía que les otorgó su representación, se resuelva o siga imperando causando descontento, inquietud y hasta violencia.

        Cuando se conformó la terna, se dijo que lo más seguro es que fuera reafirmado en el puesto, don Gilberto Higuera Bernal, que se ha ganado un buen prestigio, pero cuando ya está a punto de ocurrir la designación también a don J. Guadalupe González Vargas. Son los dos integrantes de la terna de la que también forma parte la licenciada Maricela Pichón Acevedo.

         El gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa Huerta, integró la terna enviada al Poder Legislativo, teniendo en cuenta la honestidad, capacidad jurídica y el conocimiento de los momentos que en temas de seguridad y violencia, vive la entidad poblana y el país, según declaró en entrevista durante el programa televisivo Juego de Troles, hace una semana.

Publicado en COLUMNAS

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