Columna | P U L S O    P O L I T I C O

              Ya se hizo público el descontento de la militancia priista contra sus dirigentes nacionales y ya ha tenido repercusiones en Puebla, contra la dirigencia estatal que preside Néstor Camarillo y cuyo periodo terminaría en 2025, si no pasa algo antes de ese año.

             La militancia priista siempre ha sido obediente y muy tolerante con sus dirigentes, pero ya está llegando al grado de decir “Basta”.

             Los priistas de base tienen razón para estar molestos. Su partido pasa por una crisis existencial o cambia de raíz o desaparece del panorama político nacional. Estuvo casi ochenta años en el poder total del país y después de un periodo de 12 años en que gobernó el PAN, El país quedó destrozado, pues el partido de la derecha demostró que podía ser más efectivo, en eso de destruir, que el partido de la derecha. Por eso la ciudadanía decidió volver por sus fueron y llevó nuevamente a la presidencia, a un priista, aunque haciendo fraude para impedir la llegada de Andrés Manuel López Obrador, que por segunda vez competía bajo las siglas del PRD.

             La tercera es la vencida y las autoridades electorales y los partidos políticos no pudieron ocultar la realidad, pues la votación a favor del candidato del Movimiento de Renovación Nacional, convertido en partido político, Morena, creado por el propio López Obrador, había arrasado con la votación más alta que haya recibido un candidato presidencial en México.

             EL TRIUNFO DE MORENA, DESCONCERTÓ A las fuerzas políticas existentes, pues no sabían qué hacer. Pensaron que sería un cambio como el ocurrido en el 2000 y el 2006, años en los que Acción Nacional obtuvo triunfos, “haiga sido, como haiga sido” y que todo seguiría igual, pero no fue así.

             Se trata de un cambio efectivo de régimen: el gobierno morenista de López Obrador, empezó a desmontar el viejo sistema corrupto e ineficiente, como fueron los gobiernos neoliberales priistas y panistas y eso espantó a la clase política tradicional, que inició una guerra contra el gobierno, alentada por algunos empresarios derechistas de la vieja guardia y de la cual el Presidente ha tenido que defenderse a través de sus conferencias de prensa mañaneras, pues tiene que desmentir todos los infundios que se divulgan por algunos medios de difusión nacionales y locales y defenderse incluso de los insultos que recibe de sus adversarios, enojados por haber perdido sus privilegios y gran parte de sus nada limpios ingresos.

             Así las cosas, la dirigencia nacional del PRI, decide enfrentar al nuevo gobierno, pero aliado nada menos que con el partido de la derecha, PAN, que surgió para oponerse a los gobiernos priistas surgidos al término de la Revolución de 1910, que impulsando a las clases populares: campesinos, obreros y clases medias, construyeron el México moderno.

            Hace más de 30 años, los gobiernos neoliberales priistas, cambiaron el rumbo del PRI, en lo obscurito, y entraron en alianza con la derecha tanto política como empresarial. En alianza con la corriente que a través de la historia se oponía a las acciones gubernamentales que beneficiaran a las clases mayoritarias de la nación, han enfrentado al actual gobierno con muy pobres resultados, pues sus argumentos, carentes de contenido, contradictorios y totalmente derechistas y en algunos casos hasta fascistas, solo han logrado ganarles simpatías entre pequeños grupos de la clase media acomodada. No han sabido implementar un proyecto de país para ponerlo frente al actual proyecto de López Obrador, que mueva a las grandes masas, por el contrario, aumentan el rechazo de las clases populares mexicanas y hasta latinoamericanas, pues nunca se había visto a México con tanta admiración, como ahora ocurre en la mayoría de los países de nuestra América.

            LA REBELIÓN DE LOS PRIISTA DE BASE Y DE DIRIGENTES de otras épocas a la dirigencia actual del partido surgido de la primera revolución social del mundo, la de 1910 en México, está muy justficada y ojalá triunfe en el menor tiempo posible, para evitar el desmoronamiento del priismo nacional, que gobierna menos estados que el PAN y está a la mano con otras agrupaciones, surgidas del mismo PRI.

              EN EL AÑO DE 1961 O 62, EN LA POBLACION DE ACAJETE, fueron linchadas siete personas, todas ellas de religión cristiana, por pretender dar sepultura a un difunto en el panteón municipal, que algún grupo consideraba propiedad exclusiva de los cristianos católicos.

              De entonces a la fecha, han sido numerosos los linchamientos que han ocurrido en pueblos del estado, por barbarie e ignorancia, como dice el gobernador, que han colocado a la entidad poblana en el primer lugar en este tipo de hechos.

             En sesenta años o más, no ha habido ninguna acción oficial, de autoridades priistas, panistas, que hayan tratado de mejorar la situación social, económica y educativa de los pueblos originarios, que es donde generalmente ocurren estos hechos.

            Los linchamientos no están ubicados en alguna región concreta del Estado, ocurren lo mismo en la mixteca, que en la zona norte, oriental y en la central de la entidad. Son muchas las personas que consideran que ya es tiempo de implementar un proyecto de culturización que  evite estas acciones que nos colocan entre las entidades más atrasadas del país.

            Debe ser un proyecto en el que participen instituciones civiles, sociales y religiosas y desde luego instruir a autoridades municipales para que eviten ese tipo de actos y que los culpables, los que azuzan a la población, no queden impunes.

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