Columna | P U L S O    P O L I T I C O

          Viejos cafetómanos, que han pasado muchos años de su vida discutiendo sobre problemas sociales y políticos y terminan arreglando al mundo a su leal saber y entender, ahora ya no pueden cumplir su misión porque ya no entienden nada. Todo está revuelto, todo está confuso. Por un lado escuchan que el salvador de México es Andrés Manuel López, quien además es el fundador y dirigente nacional de Morena, el partido político que más ha crecido en los último meses, pues a él han ido a parar los descontentos de otros partidos como el PRD, el PRI, el PAN, etc., y por otro, se informan que 70 militantes del Partido Encuentro Social, aliado de Morena, han renunciado a ese partido, porque Morena les ha impuesto candidatos a diputados y hace lo que quiere en su partido y nadie protesta, nadie dice nada.

            Miembros de la vieja clase política, están aterrados. Entre los candidatos a diputados federales, a senadores de la república, a diputados locales y a presidentes municipales, y no se diga a regidores y síndicos, un 90 por ciento son totalmente desconocidos para la gente y un 95 por ciento no saben bien a bien, que tendrán que hacer si llegan a ser electos para el puesto al que aspiran. Es decir, son primerizos o aficionados a la política, que llegan solo con un afán de poder y de enriquecimiento rápido y fácil, ilimitado.

           El anuncio de la renuncia de 70 elementos del partido Encuentro Social, unos de la sierra norte y otros de esta capital, fue hecho en conferencia de prensa realizada en un restaurant del centro histórico.

           Pero no son los únicos: en pueblos de la mixteca y del centro y la parte oriental del estado, hay problemas internos en todos los partidos y en especial en Morena, por la que consideran mala selección de candidatos.

           Y es que tenemos una “democracia partidista”, con caricaturas de partidos. Por eso se hacen indispensables las alianzas. Lo que el montón de partidos pequeños que subsisten en nuestro sistema hacen para no perder su registro, es buscar aliarse con partidos más o menos bien consolidados, para obtener el porcentaje de votación que les permita seguir existiendo.

            El dinero que todo lo corrompe, es el culpable de esta situación. Los gobiernos federal y estatales otorgan prerrogativas o sea, subsidios, a los partidos grandes y pequeños.

             Los partidos pequeños, los de la chiquillería, como dice Diego Fernández de Cevallos, reciben no menos de 2 millones de pesos anuales, para sus gastos de administración, tan solo del gobierno federal. Con ese dinero deben trabajar para hacer crecer a su organización, crear infraestructura y cubrir gastos burocráticos por lo menos en las capitales de los estados.

             Esos partidos, nunca realizan trabajo fuera de las épocas electorales. Son partidos llamados “electoreros”, es decir, solo en época de elecciones se sabe algo de ellos y generalmente se alían con partidos como el PAN, el PRD, el PRI y Morena.

            Para estar bajo su protección y no perder sus prerrogativas, porque sin ellas no pueden vivir.

            Como carecen de militantes, no pueden lanzar candidatos propios y entonces buscan en donde sea, sobre todo entre los desechados de los partidos grandes, para lanzar a sus propios candidatos que generalmente pierden.

              Un señor de nombre Humberto Hidalgo Vargas, que dijo tener 35 años de militancia en el PRI, renunció al que fue el partido de toda su vida, porque con tantos años de militar en él, no se le tuvo en cuenta para la candidatura a diputado por el distrito 20.

                Don Humberto parece que no sabe que el mérito de un político del partido que sea, no está en cumplir muchos años de militancia, sino en trabajar dentro del partido para hacerse de un nombre dentro de ese partido y luego trascender a otros sectores de la sociedad. Es a lo que poposamente llaman “carrera política”.

               Un soldado puede pasarse medio siglo en el Ejército, pero si no hace algo que lo distinga,algo que amerite el reconocimiento de sus compañeros, pues seguirá cumpliendo más años y nadie se fijará en él.  

              Muchos militantes de partidos políticos, creen que hacen carrera estando ahí, acatando órdenes superiores y asistiendo a mítines y reuniones, y no es así.

               Los debates entre los aspirantes a la gubernatura de Puebla, a que convocó, en esta época de entre campañas el aspirante de Morena, senador Miguel Barbosa, lo más seguro es que no se realicen. Doña Martha Erika, de la alianza PAN, PRD, MC, ya dijo que no. El dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, ya le entró al quite. El como buen veracruzado, está dispuesto a debatir sobre los problemas de Puebla y sus soluciones y Enrique Doger, acepta pero pone como condición que los organice y los convoque la autoridad electoral y la autoridad electoral espera alguna orden al respecto, del PAN morenovallista, y pues no, así no se puede.

Publicado en COLUMNAS

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