Columna | P U L S O    P O L I T I C O

              En conferencia de prensa, el gobernador Miguel Barbosa Huerta, dijo que no será fácil recobrar el servicio de agua potable para ser manejado por las autoridades y no por una empresa privada.

             “Yo tengo la convicción, de que el servicio de agua potable, es un derecho de todos los ciudadanos, que debe estar en manos del sector publico, y no un negocio privado”. Pero recobrar ese servicio que fue privatizado por el gobierno del sexenio 2010-2016, no será fácil, pues lo dejaron muy bien “amarrado”. Desprivatizar el servicio de agua potable en el municipio de Puebla, va a ser un proceso largo y caro. Deben intervenir hasta organismos internacionales, pero se va a lograr, dijo el gobernador, “pues ante todo defenderemos la soberanía del Estado”.

             Informó el gobernador, que ya se tienen contratados los servicios de un buen despacho jurídico y va a haber también una buena asesoría para analizar los problemas financieros que surjan en este litigio.

             “Tenemos que actuar con cautela, con decisión, pero con prudencia, pues quienes negociaron este convenio dejaron a Puebla en una terrible situación que tiene que desenredarse jurídicamente”.

               Dijo el mandatario, que no se va a resolver el problema con declaraciones o con acuerdos del Cabildo, sino con acciones legales bien fundamentadas, bien hechas.

                El nuevo PAN, el de Marko Cortés, que no se parece en nada al PAN de otras épocas recientes o remotas, por la pobreza ideológica de sus cuadros dirigentes y por sus posturas intransigentes en las que decir a todo que NO, les parece la forma más brillante de ser un partido de oposición, no tendrá arreglo en el corto plazo, según se aprecia en su proceso de cambio de dirigentes municipales.

                En Puebla Acción Nacional ya ha estado en el poder más de ocho años y ni así logró la unidad. Es más, se agudizó su división al surgir el grupo, corriente o tribu mornovallista, cuyos integrantes en su inmensa mayoría, nunca supieron ni dónde estaban. No conocieron ni la historia, ni la ideología, ni el proyecto de nación de su supuesto partido y al final, a la trágica muerte del creador de ese grupo, quedaron tan revueltos, que ya se están peleando por la dirigencia municipal de ese partido en la capital del Estado los mismos integrantes del Yunque, la corriente más fuerte dentro del panismo actual en Puebla.

               Por primera vez, su dirigente estatal, Genoveva Huerta, dijo sí, a una propuesta del gobernador Barbosa, cuando afirmó que se auditará el manejo de fondos de los cinco anteriores gobiernos, incluyendo los panistas, claro.

                Y aunque hubiera dicho no, la auditoría se haría, pues el gobernante en turno, tiene todo el derecho y hasta obligación de conocer el comportamiento de los gobiernos anteriores al suyo para poder conocer a fondo la situación general del estado.

               Pero volviendo a la situación del PAN, hay dos candidatos para dirigir a ese partido en el municipio de Puebla: Jesús Zaldívar Benavides y Eduardo Alcántara Montiel, que se están atacando mutuamente. El primero es apoyado por Eduardo Rivera, el ex alcalde poblano que fue acusado de malos manejos por su siempre opositor, Rafael Moreno Valle, entonces gobernador del estado.

             También se señala que varios grupos yunquistas y lo que queda del grupo morenovallista, han celebrado un acuerdo para apoyarlo.

              A Alcántara Montiel, lo acusan de ser impulsado por el secretario general de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto.

               Acción Nacional está tan débil en Puebla, que en su renovación de dirigentes municipales, solo piensa en 122 de los 217 municipios existentes en la entidad. Es decir, deja fuera a 95 municipios, por no tener militantes en ellos.

             Ocho años de gobierno total y absoluto, no les permitieron avanzar en su organización, más allá de los tradicionales municipios de Puebla, Tehuacán, San Andrés Cholula, Teziutlán, Atlixco y algunos otros. Es lógico que centren toda su atención en el municipio de Puebla, donde las clases medias egresadas de colegios confesionales, le dan votos. No tantos para ganar, pero tienen ahí su mayor fuerza, como lo demostraron en la pasada elección con un candidato no panista, pero hecho a la medida de quienes votan por ese partido.

             El punto débil de Morena, son varios de los presidentes municipales que gobiernan importantes municipios de la entidad, Puebla-capital entre ellos, San Andrés Cholula, Tehuacán, Texmelucan, Amozoc y otros, donde los nuevos alcaldes surgidos del partido de Andrés Manuel López Obrador, no la hacen.

             Han tenido muchos problemas y ellos, o tienen malos asesores o no se dejan ayudar, pero lo cierto es que Morena,  tiene ahí y en su falta de organización como partido político, su mayor riesgo.

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