Columna | P U L S O   P O L I T I C O

             El país sigue sufriendo las crisis sanitaria y económica, que son mundiales, a la que se le agrega la de inseguridad que ha entrado ya en un camino de posible solución, pero pese a todo ello, los partidos políticos, dirigentes y militantes, están enfrascados en sus pleitos internos, en las luchas por acomodarse para “agarrar” alguna candidatura a un cargo de elección popular, pese a que falta más de un año para las elecciones del 2021.

            Todos los partidos existentes en el país, están en crisis existencial. Están agónicos, no tienen ideología, no tienen estructura, carecen de organización, sus dirigencias en general, son mediocres;el número de militantes no es el que dicen sus dirigentes, sino mucho menos. Lo único que sostiene a esos membretes, porque se han convertido en membretes y no en auténticos partidos, son las prerrogativas o subsidios, millonarios, que les entregan puntualmente las autoridades federales y estatales y que se incrementaron para el año próximo en más de un 30 por ciento, por acuerdo de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, haciendo un total de más de siete mil millones de pesos, según le informamos en este espacio.

             Dinero que el pueblo, porque es dinero proveniente de impuestos que todos los mexicanos pagamos, tirado a la basura. Debería ocuparse esa millonada, en fortalecer las estructuras partidistas en todo el país, para que cada partido tuviera una organización importante y formara políticos capaces, con sensibilidad social, con sentimiento patriótico y con una ideología política que incluyera propuestas de derecha, de izquierda, de centro, para solucionar la problemática nacional y local de cada estado, de cada municipio. Ninguno lo hace.

               EL PARTIDO EN EL PODER, “Morena”, está en pleito interno por la elección de su dirigencia nacional. No ha representado ningún apoyo eficaz para el presidente Andrés Manuel López Obrador, que a veces parece estar sólo, luchando por la Cuarta Transformación, basada en su lucha contra la corrupción. Los “morenistas” están divididos entre los que exigen una elección democrática de sus dirigentes nacionales y quienes quieren que eso resuelva mediante encuestas.

              La nueva dirigencia nacional del PRD y lógicamente la dirigencia local a cargo del ex priísta y ex panista Carlos Martínez Amador, se han pronunciado de entrada, por una alianza partidista, sea con el PAN o con el PRI, lo mismo les da. Lo que quieren es tener la mayoría en el Congreso Federal y en los congresos estatales y ganar ayuntamientos para volver a los tiempos de antes. No les gusta eso de combatir a la corrupción, “porque la corrupción, es parte de la cultura nacional”.

             Según rumores de personas generalmente bien informadas, figuras destacadas del Partido Revolucionario Institucional, se han rebelado contra la imposición, así le llaman, de Néstor Camarillo Medina, como dirigente estatal del PRI y amenazan con renunciar al que durante muchos años fue su partido.

             Entre los priístas que no aceptan, en estos tiempos de cambios en todos los ordenes, que su partido pese a su estrepitosa derrota del 2018, siga utilizando los mismos métodos antidemocráticos e impositivos de los años cuarenta, cincuenta, sesenta, hasta llegar al 2018 en que se fue hasta el tercer lugar en votación, están Germán Sierra Sánchez, nieto del general Rodolfo Sánchez Taboada, que fue el primer presidente del partido surgido de la Revolución Mexicana, cuando se le dio el nombre de Partido Revolucionario Institucional; Juan Manuel Vega Rayet, que como Germán, fue dirigente estatal del PRI, además de haber sido diputado local y federal y presidente municipal de Izúcar de Matamoros. Se menciona también a Guillermo Deloya, que fue pre candidato a la presidencia municipal de Puebla recientemente, a Armando Díaz Arteaga, priísta de hueso colorado, como se mencionan también a varios integrantes de los sectores campesino, obrero y popular, que fueron los pilares del priísmo desde los tiempos de Lázaro Cárdenas.

           Muchos de los priístas que se mencionan entre el grupo que piensa retirarse del PRI, aquí en Puebla, en diferentes ocasiones hicieron pronunciamientos públicos sobre la necesidad de que su partido se transformara en una organización más democrática, más clara y trasparente pero nadie les hizo caso y ahí tienen las consecuencias.

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