Columna | P u l s o    P o l i t i c o

      Melquiades Morales Flores, ex gobernador del estado, un hombre dedicado a la política desde su juventud, cuando era estudiante de Derecho de la UAP, se veía feliz. Platicaba con gran animación con varios amigos columnistas de diversos medios. En unos días más, a fines de este mes, estará en San José, la capital de Costa Rica, república centroamericana, donde ocupará la embajada de México en ese país cuyo nombramiento ha sido aprobado por el Senado.

     Además de dirigente estudiantil en la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Puebla, fue dirigente juvenil de la CNOP, el sector popular del PRI y poco después de recibirse como abogado, fue diputado local y líder del Congreso.

      Es uno de los políticos locales más completos. Ha sido dirigente cenopista, dirigente estatal de la Liga de Comunidades Agrarias, el sector campesino del PRI, dirigente municipal del Revolucionario Institucional y luego secretario general y presidente del partido tricolor a nivel estatal. El comité nacional lo designó en varias ocasiones, delegado en diversas entidades del país, en Chihuahua, San Luis Potosí, Estado de México, Guerrero, Nayarit, etc. y siempre entregó buenas cuentas de su actuación.

     Varias veces ha sido diputado local, diputado federal y dos veces, senador de la república.

      Fue secretario general del Ayuntamiento, en los primeros meses de la administración del profesor Jorge Murad y luego pasó a ser secretario de Gobernación, en el gobierno del licenciado Guillermo Jiménez Morales.

      Fue gobernador del Estado en el sexenio 1999-2005 y de ese año a la fecha, ha sido por segunda ocasión senador de la república y ha desempeñado diversos cargos dentro de la dirigencia nacional de su partido.

       -En el sistema político priista, algunos de quienes son designados embajadores, lo son por dos razones: como castigo o como premio ¿tu nombramiento como lo tomas? Preguntamos.

        “Como premio. Debo decirte que no tuve padrino para esto. Yo hice la gestión y la inicié desde hace algunos años, que por fin fue exitosa. Mi idea fue terminar honorablemente mi carrera dentro de la política”.

         -Quiere decir ¿Qué es la culminación de tú carrera?

          “Pues sí”.

          -¿Ya no vas a intervenir en las elecciones del 2018?

          “No podría, pues estaré fuera del país y además con el honroso cargo de embajador”.

          -Los políticos dejan de ser políticos hasta que los entierran, expresó el licenciado Raúl Torres Salmerón, presente en la plática.

          “Bueno eso es un hecho, pero ya es uno un político en retiro y no en activo.

          La plática continuó por más de una hora, en la que el ahora embajador, informó de que en la embajada mexicana en el país centroamericano hay personal con gran experiencia que no es removido por el cambio de embajador, que continúa sus labores con normalidad.

        En Costa Rica hay numerosos profesionistas, principalmente médicos, egresados de la UAP en los años cincuenta, sesenta y setenta. Los movimientos universitarios que se iniciaron en los años sesenta, frenaron la ola de estudiantes de Nicaragua, Costa Rica, Honduras y El Salvador, que generalmente llegaban a Puebla para cursar diversas carreras, en especial la de Medicina.

        Melquiades nos confirmó el buen ambiente que México tiene en Costa Rica, pues jóvenes de ese país estudiaron también en la UNAM y lo fueron en gran número.

        ¿Se acuerda de cuando las marcas de arroz más apreciadas por las amas de casa eran la “Morelos”, que procedía del vecino estado de ese nombre, y la “Olarte” que era de Puebla?

         Eso era cuando todavía no se firmaba el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Pero a raíz de la firma de ese tratado, con Carlos Salinas y su grupo de tecnócratas en el poder, México dejó de ser autosuficiente en arroz, en maíz, en frijol, etc., y pasó ser un país dependiente alimentario, es decir, que tiene que importar sus alimentos básicos del extranjero.

        En 1996 los productores de arroz en el país, entre ellos los de la región sur de Puebla, sumaban 14 mil 500, que en el 2006, bajaron a la mitad, 7 mil 400 y ahora apenas y llegan a los 3 mil 400, habiendo casi desaparecido los productores poblanos.

        Se sembraba arroz en los noventa, en 85 mil hectáreas y actualmente solo se siembra en 45 mil.

       Había en el país 74 molinos de arroz y ahora solo quedan 18 en operación.

       La producción de arroz en México era de más de 808 mil toneladas y el consumo era de poco más de 945 mil, por lo que solo se importaban 138 mil toneladas.

       Actualmente la superficie sembrada fue de 45 mil hectáreas y el consumo se elevó a 1 millón 200 mil toneladas, de la que solo pudo cubrirse con producción nacional 257 mil toneladas y se importaron 943 mil.

      Dice la Coparmex, que de no hacerse nada para una recuperación de este cultivo, debemos resignarnos a una penosa muerte del sector arrocero mexicano.

     Pero lo importante de esto es responder a la pregunta ¿Quiénes fueron los culpables de esta situación? La respuesta no es difícil. Los responsables fueron el gobierno federal y quienes negociaron el tratado.

      Ojalá y en la renegociación, haya más inteligencia y sobre todo patriotismo, de los negociadores mexicanos. A ningún país le conviene ser dependiente alimentario y menos a uno que como México, lo puede tener todo en su propio territorio y exportar incluso.

      Nos han condenado a comer tortillas duras, hechas con maíz forrajero y transgénico, que es el que nos mandan de los Estados Unidos.

     Nosotros también tenemos culpa por no protestar, por dejar que los supuestos expertos negociadores, hagan lo que se les venga en gana.

      Ya lo dijo el Secretario de la Defensa: el crecimiento del delito de robo de combustible, se debe a los gobiernos locales, que fueron omisos al problema que se inició hace varios años.

Publicado en COLUMNAS

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