Columna | P U L S O    P O L I T I C O

              Han ocurrido cosas interesantes en política en estos últimos días: el Instituto Nacional Electoral (INE) accedió a la petición del Congreso local, atraer las elecciones constitucionales de gobernador y presidentes municipales de cinco municipios poblanos. Esto garantiza que esas elecciones tengan mucha mayor credibilidad y transparencia. El Instituto Estatal Electoral (IEE) queda fuera de esto y eso ha causado alegría en todos los partidos, hasta en los que formaron en el pasado proceso la coalición De Frente por Puebla.

                Ese Frente ya no existe y el PAN todavía está pensando si participa con candidatos propios en la elección del 2 de junio.

                Eduardo Rivera, la joven promesa de Acción Nacional, que fue diputado, presidente municipal de la capital del Estado y dirigente estatal de ese partido, piensa que no participará en el proceso que viene, como candidato a gobernador, porque el PAN, perdió el rumbo. Fíjese  bien, a que alturas se vino a dar cuenta un brillante joven del PAN tradicional, que su partido perdió el rumbo, algo que todos sabíamos desde los tiempos de López Portillo.

         Pero eso no es todo. El dirigente nacional panista Marko Cortés, acaba de declarar a raíz del abandono del partido Acción Nacional, del diputado local Macelo García Almaguer, que dejó al partido y la coordinación de la diputación panista, que en el PAN quedarán quienes se identifiquen con los principios del partido y se irán quienes solo ven en el blanquizul una plataforma para alcanzar fines personales.

             Como verá, los panistas siguen siendo ingenuos. Desde los años ochenta, la ciudadanía toda hablaba del paso de los empresarios organizados, después de nacionalización de la Banca, por el presidente López Portillo, de la salida del PRI en masa, para pasarse a las filas del PAN, partido que consideraban más apegado a la ideología que ellos profesaban. No era cierto esto, los empresarios iban al PAN a hacerle la guerra a los gobiernos priístas, como castigo porque sin consultarlos habían nacionalizado los bancos.

                Y hace muy poco, pocos días antes de que el senador y exgobernador Moreno Valle tuviera el trágico accidente en el que perdió la vida, Felipe Calderón, un de los dos expresidentes panistas que ha tenido este país, afirmó categórico en entrevista por televisión, que “una pandilla de facinerosos, de la que formaba parte Moreno Valle, pretendía apoderarse del PAN, solo para alcanzar posiciones personales y de grupo. Nunca escuchamos en palabras del gobernador Moreno Valle, alguna frase alusiva a la ideología  panista o un elogio para alguno de sus grandes líderes.

              El INE iniciará la revisión de la lista nominal de electores, para corregir los errores del pasado reciente, en la que se basaron los trabajos del IEE y que fueron motivo de discusiones y reclamos entre morenistas y panistas.

              Los partidos políticos fueron sacudidos por las elecciones del 2018, en Puebla.

              El partido Morena, el de Andrés Manuel, lo arrasó todo. Creció como nunca había crecido un nuevo partido en nuestro país.

               Todo mundo sabe que el Instituto Nacional Electoral, aprueba los tiempos de exposición en TV y en radio para cada partido.

              Esos tiempos de exposición van de acuerdo al número de votos alcanzados por cada uno de ellos.

              Bueno pues para Morena el 2018 fue un año magnífico: tenía el 9.3 por ciento del tiempo y pasó a tener el 36.36 por ciento.

               El PRD, tenía el 11.73 por ciento y dio un bajón hasta quedar casi en el piso, con un 2.92 por ciento.

               Y al final el PRI, que contaba con un 31.64 por ciento del tiempo, se bajó hasta quedar en un modesto 17.48 por ciento.

               En Morena, se intensifica la lucha por la candidatura de ese partido a la gubernatura. La dirigente nacional, Yeidckol Polevnski, acepta que como lo pidieron Alejandro Armenta y Nancy de la Sierra, dos de los aspirantes, la candidatura de ese partido salga de una encuesta, pero no quita el dedo del renglón, el mejor es Barbosa y la merece y ese será el ganador, afirma.

                Barbosa Huerta por su parte, se prepara para realizar una fuerte precampaña de diez días y una muy dura campaña de dos meses. Sus partidarios afirman que es el más aceptado y el más trabajador como lo demostró cuando ganó la diputación federal por Tepeaca, teniendo como adversario a uno de los consentidos del morenovallismo y triunfó en la elección de mayoría para llegar al Senado.

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          En su columna del pasado viernes, Tiempos de Nigromante, Arturo Rueda se refirió a lo que muchos ciudadanos suscribirían sin dudar: No me preocupa Andrés Manuel López Obrador, si llegara al poder, sino que la preocupación surgiría, por mucha de la gente que lo rodea.

          Entre esa gente que está cerca del candidato de “Juntos haremos historia”, están los guarda espaldas que agredieron a nuestra compañera de CAMBIO, Marisol Córdoba, por haberle hecho una pregunta respecto a la acusación que le hacen, de usurpación de funciones, al ejercer como abogado sin serlo.

          Dos motivos pudieron ser el origen de la agresión: la intolerancia de los morenistas que sería sumamente peligrosa para el país si llegaran al poder, pues de un plumazo se acabaría con la libertad de pensar y de expresarse en este país, o el miedo que se manifiesta con actos de ese tipo, por sentirse en desventaja cuando faltan cuatro semanas para finalizar las campañas políticas.

          El párrafo que no tiene desperdicio de la mencionada columna, dice: Tengo la certeza de que con el advenimiento del triunfo de López Obrador en la elección presidencial surgiría un nuevo país. El problema es que, a cinco semanas de la elección, comienza a darme miedo qué tipo de país será ese.

         “No por el tabasqueño, sino por la tropa de fanáticos que por primera vez tendrá el poder para ejecutar sus vendettas históricas y exhibir sus complejos personales”.

            Ese es el problema realmente. A Morena se le han adherido últimamente, muchos priístas, muchos perredistas y muchos panistas y no los más recomendables, por cierto, sino todo lo contrario.

             Agredir a un representante de la prensa, y mujer, además, es algo que no puede pasarse por alto. Es una muestra de que en ese grupo de mexicanos, que puede llegar al poder, hay gente que carece todo lo que se requiere para ocupar un cargo público: no tienen ideología, no tienen sensibilidad política y social, no tienen oficio y se han pegado al carro de un exitoso aspirante a la Presidencia, para ver que pueden obtener de provecho personal.

            Su ignorancia de lo que es o debe ser la política, los exhibe de cuerpo entero y eso explica el temor que hay en diversos círculos de la sociedad mexicana, por la posible llegada de Morena al poder.

            No es el candidato, que desde hace tres campañas  ha venido exponiendo sus ideas y sus planes de gobierno, es la gente que ahora se le ha pegado para sacar adelante sus proyectos personales.

            Los candidatos presidenciales de Morena y PAN-PRD, Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya, hicieron campaña política el pasado fin de semana en territorio poblano.

             Ayer comentamos algo de lo que dijo en Huauchinango el candidato de Morena.

              Anaya estuvo en Cuetzalan acompañado de la candidata panista a la gubernatura del Estado, señora Martha Erika Alonso y arropados ambos por seis de los doce gobernadores panistas que hay en el país.

              Arropar es un decir: mediáticamente tal vez tenga algún efecto el que se diga que siete gobernadores se despegaron de sus estados, para estar presentes en un pueblo mágico de la sierra norte de Puebla, acompañando al candidato presidencial y a la candidata a la gubernatura de la entidad anfitriona, pertenecientes a su partido. Pero en la realidad, que es lo que importa, no significa absolutamente nada.

                Qué pueden saber los gobernantes panistas de Baja California sur, de Baja California, de Querétaro,  de Durango, de Guanajuato y de Nayarit, para opinar sobre el trabajo del primer gobierno panista de Puebla. Es como si algún poblano fuera a sus entidades para opinar del trabajo que realizan.

                Ese tipo de actos políticos que no sirven para nada, absolutamente para nada, pues ni siquiera prueban, como dijo uno de los gobernadores presentes, la unidad del panismo en torno a los candidatos de su partido, porque senadores del PAN, han estado contra la candidatura de Anaya y los panistas tradicionales de Puebla, ni siquiera participan en la campaña local.

                Para desgracia de los políticos, el pueblo mexicano ya no comulga con ruedas de molino.

                El gobernador de Puebla, Antonio Gali Fayat y su esposa Dinorah López, que se han mantenido muy respetuosos de las campañas de todos los partidos, no estuvieron en Cuetzalan junto con los seis gobernadores panistas presentes en el acto, pero acompañaron a Martha Erika, en un acto que se efectuó en otro pueblo de la sierra norte. Esa discreción del mandatario poblano, lo ha librado de muchos problemas.

                Nadie puede afirmar a estas alturas, quien de los candidatos presidenciales o a la gubernatura, va a ganar. Las encuestas, todos los expertos en la materia lo afirman, constituyen un termómetro, que nos señalan la temperatura de un momento dado, pero no son ni pueden ser definitivas.

                Faltan más de cuatro semanas para que se realicen las elecciones y para entonces, la temperatura electoral puede variar.

                Los partidarios de cada uno de los candidatos se han manifestado durante las campañas, pero hay millones de electores mexicanos, decenas de miles de electores poblanos, que esperarán hasta el último momento para decidir por quien votar.

           Nadie puede cantar victoria. Son muchos los indecisos, son muchos los abstencionistas, que pueden ser el fiel de la balanza.

            Esta es una elección, en la que se votará más por la persona que por el partido al que pertenezca.

            Para el común de los ciudadanos, todos los partidos son igualmente malos: no tienen ideología o la han perdido; no tienen organización, no tienen estructura. Son tres las que pueden considerarse como fuerzas políticas, PRI, PAN y Morena. Los demás son membretes que se alquilan al mejor postor, pero que muchos consideran como necesarios para continuar con nuestro sistema democrático partidista, pues los membretes partidistas, sirven para desahogar presiones dentro de los partidos, canalizando a muchos de los aspirantes de los tres partidos grandes, hacia los pequeños, que además los necesitan para integrar sus planillas de candidatos y no perder sus registros.

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