Columna | P U L S O    P O L I T I C O

             Nos reportan un “agarrón” de padre y señor mío, entre el presidente municipal electo, de Tehuacán, Felipe Catjeme, de Morena y quien fue el candidato de ese mismo partido a la gubernatura del Estado, Miguel Barbosa Huerta.

              Mientras en la ciudad de Puebla se había realizado un mitin de apoyo a Barbosa Huerta, exigiendo el reconocimiento de su triunfo, en Tehuacán, de donde no vino nadie para participar en dicha marcha, se ponía en evidencia la división que ha prevalecido entre los morenistas de esa región, que está llegando a extremos preocupantes.

            Miguel Barbosa Huerta, reclamó a Felipe Catjeme, que su planilla, que será la que gobierne el municipio más importante del estado, después del de la capital, estuviera formada por panistas o ex panistas y según nos comentan, eso es cierto, pero se debe a que el mismo Catjeme es o era miembro del PAN y conformó una planilla con personas cercanas a él, pero aclaran, que Barbosa lo supo todo a tiempo y no protestó entonces.

            El caso es que el pleito verbal fue tan fuerte, los insultos que se dijeron los miembros de la que será nuestra nueva clase gobernante, tan ofensivos, que Barbosa Huerta se salió del salón donde se realizaba la comida, en San Lorenzo, allá en Tehuacán, sin probar bocado.

            Se sabe que desde la campaña, muchos grupos de la región, donde el senador con licencia y candidato a la gubernatura del estado, Miguel Barbosa, nació, empezaron los conflictos pues nos dicen, que a don Miguel se le subió el puesto a la cabeza, antes de la votación, que muchos de esos grupos lo empezaron a repudiar y hasta hicieron campaña en su contra.

            En el pleito del domingo, el candidato al gobierno del estado (su situación todavía no la han resuelto las autoridades electorales) dijo al candidato triunfante a la presidencia municipal de Tehuacán, que no pensara que había ganado él. El que ganó fue López Obrador, le dijo y tú te beneficiaste con eso.

           Bueno en ese caso, fueron muchos los que se beneficiaron montándose en el nombre del presidente electo de México. Hubo algunos que ni campaña hicieron, sabiendo que la gente votaría por ellos por pertenecer a la alianza “Unidos haremos historia”.

           Desde el domingo empezó a correr el rumor, entre los priístas, que renunciaría a la presidencia de ese partido el presidente interino René Juárez Cisneros y que lo sustituiría de acuerdo con la ley, mientras se tomaban las medidas legales correspondientes para elegir nueva dirigencia nacional, Claudia Ruiz Massiu Salinas, actual secretaria general del comité nacional.

            El hecho de que doña Claudia sea sobrina de Carlos Salinas de Gortari, ha provocado el rumor de que el ex presidente quiere adueñarse del partido, algo que muchos consideran una falacia.

             Los mismos priístas protestarían, pues de lo que se trata, nos dijeron algunos, es de salvar al partido que entró en la más grave crisis de su historia y con Salinas de Gortari manejando la reconstrucción del PRI, en vez de salvarlo, se le hundiría más.

             Juárez Cisneros iría a coordinar el trabajo de los diputados federales priístas a partir del primero de septiembre, se informó.

            Tampoco gusta a los del PRI, que una persona a quien consideran muy desprestigiada, como un ex gobernador de Oaxaca, se erija como salvador del partido tricolor.

             Lo cierto es que el rescate del PRI se llevará varios años, tendrán que crearse nuevos cuadros, pues en esta elección del primero de julio, el partido surgido de la primera revolución social del mundo, quedó prácticamente, hecho pedazos.

              Y en el PAN, también hace aire. La sucesión en la dirigencia nacional de Ricardo Anaya y de su grupo, tiene dividida a la cúpula del partido conservador, que hasta parece que no podrá haber un acuerdo.

              Los panistas dicen que en las elecciones federales del primer trienio de Calderón, su partido ganó 147 diputaciones y por considerar eso un fracaso, su dirigente nacional, ahora en las filas de Morena, renunció.

              Ahora, que el fracaso fue superior al que se hace referencia, pues la diputación panista no llega ni a cien diputados, 87,  la actual dirigencia debió renunciar en masa.

              El anuncio de las medidas de gobierno que prepara el nuevo presidente de la república ya hizo entender a los del PRI y a los del PAN, que efectivamente se inicia la cuarta etapa del país. Ya nada será igual para quienes han militado en esos partidos y en la mayoría de los de la “chiquillada” pues además de inútiles, son demasiado caros y el país no está para andar gastando una millonada, en el sostenimiento de partidos de a mentiritas que ni son oposición, ni son apoyo para nadie. Como diría Fidel Velásquez: cero más cero, igual a cero.

Publicado en COLUMNAS

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