Columna | P U L S O    P O L I T I C O

                CREO QUE TODOS ENTENDEMOS el enojo de los propietarios de restaurantes por la prohibición de abrir sus negocios y solo permitirles vender comida para llevar: mayo es el mes de mayores ventas por el día primero, que ya pasó, por el cinco de mayo que es hoy y que generalmente miles de turistas tienen como destino Puebla, por los festejos patrios del triunfo de los mexicanos sobre el ejército francés, que en gran parte del siglo antepasado, fue tenido como el mejor ejército del mundo; y por el 10 de mayo, día de la madre, en la que muchos esposos e hijos, suelen llevar a sus esposas y mamás, a comer a algún restaurant, y luego el 15 de mayo día del maestro.

                En conjunto, las pérdidas para los propietarios de restaurantes y fondas, deben ser millonarias y con ellos, el personal que labora en dichos negocios no solo dejan de percibir su salario y horas extras, sino las propinas que los clientes dejan según la calidad del servicio que reciben.

                Todo eso es entendible, pero también lo es la postura de los gobiernos federal, estatal y municipales, de tomar medidas drásticas para evitar que la gente se desborde y se suelten los contagios de Conavid-19 y se provoquen muchas muertes como ha estado ocurriendo en varios países del mundo, entre ellos nuestro vecino del norte, que increíblemente ha llegado a los 66 mi fallecimientos.

                EL LLAMADO HECHO AYER por el gobernador Miguel Barbosa Huerta, de que los propietarios de todos los negocios de comida, de hospedaje, etc, tomen conciencia de la situación, que no es exclusiva de Puebla, sino del mundo, es muy oportuno. Dijo que quienes protestan y han solicitado amparo contr los decretos expedidos para que cierren sus negocios, están en todo su derecho, pero no solo Puebla, no solo México, sino el mundo entero, están en emergencia sanitaria.

                En todas partes los problemas son similares: la gente ya se cansó del encierro, quiere salir. En países europeos, como España, Francia, ya tuvieron un recreo al permitirles salir unas horas que todos aprovecharon para hacer sus ejercicios, correr, o simplemente pasear por las calles de sus ciudades desiertas; en Estados Unidos, el país más golpeado por el corona virus, hay protestas de ciudadanos y de gobernadores de varios estados, contra la paralización de las actividades económicas. Para los estadounidenses, la economía siempre ha sido más importante que la vida, bueno no para todos, pero todos, hasta el presidente de Brasil, cuya mentalidad parece gringa, deben entender que paralizar todas las actividades para evitar las multitudes y los contagios, son muy necesarias para romper la cadena de contagios.

               Que esto va a traer una crisis económica posterior, claro que sí: se dejó de producir, se dejó de comprar, se dejó de vender. Pero como esto srá un problema del mundo entero, ya se encontrarán las formas de remediar la situación. Va a ocurrir durante un buen tiempo, pero al final se sentarán las bases para un nuevo desarrollo, tal más equitativo, más justo.

               SI EL GOBIERNO MEXICANO, no hubiera tomado las medidas que tomó a tiempo, para evitar que la pandemia hiciera estragos, las críticas de los opositores se hubieran hecho con gran escándalo (De hecho se estuvieron haciendo acusando al Presidente de no importarle la salud de los mexicanos) ahora se le critica, por atender las recomendaciones de los organismos internacionales de salud, porque afectan la economía. Sí y todo se ha hecho respetando los derechos humanos, dejando en libertad la decisión de las personas. En países europeos como España, Italia, Francia, etc., muchas  medidas se impusieron en forma drástica, reprimiendo por la fuerza cualquier violación a los decretos prohibicionistas. En México esto ha ocurrido solo en algunos municipios de estados alejados del centro en donde a los presidentes municipales se les ha ocurrido decretar “toques de queda”. Este columnista que es provinciano del Estado de Guerrero, sabe que en muchos casos a la autoridad no le queda sino actuar con dureza. En muchos pueblos, en numerosos municipios, solo por mostrar su hombría, hay quienes deciden no obedecer ninguna prohibición y la autoridad tiene que imponerse. Es una lucha de fuerzas, pero en general, hasta en pueblos humildes y atrasados, se ha entendido la finalidad de las medidas dictadas por la autoridad.

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