Lunes, 10 Julio 2017 22:03

¿Espías o espiones?

Columna | Desde las Galias

            1.- Archisabido es que las antiguas secretarías de gobernación federal, intervenían técnicamente los teléfonos de “los  enemigos del régimen”.   ¿Y quiénes eran esos tales por cuáles?: profesores; doctores; estudiantes: normalistas; universitarios, politécnicos; ferrocarrileros; campesinos sin tierra;  bueno hasta comerciantes o pequeños industriales, más uno que otro curancón o ministro religioso.
            1.1.- Eran tenidos como enemigos por ganar las calles protestar con volantes, hacer mítines,  o entrar en bola a edificios públicos para ser escuchados, y cuando mucho estallar huelgas (legales todas), buscando mejorar sus cosas gremiales e impidiendo con sus actos de política social que los gobiernos  pensaran más en la problemática nacional de la sociedad.
            2.- Las guerrillas escasamente armadas, con breve carga ideológica, pero sumamente comprometidas con sus tareas, eran rurales, careciendo de cualquier medio telefónico; las urbanas eran penetradas fácilmente
            2.1.- Fueron los días “del muchísimo gobierno; poca sociedad; peso aire –ni pluma tan siquiera- en el contexto internacional”.
            3.- Hoy el espionaje telefónico ha sido rebasado.   Cualquier alfabetizado en computación, sabe  de la existencia de elementos tecnológicos que incluso precisan ¿de dónde vienen o van?, los mensajes emitidos hasta por el señor Trump, Putin, Maduro, Castro, o Peña Nieto, práctica  que se usa incluso en las provincias, donde la información más importante sería el conocer rangos sexuales, preferencias culinarias, o sitios de lujo para descansar.
            4.- De ahí, que cuando un diario de corte internacional, denuncia que en México se espía por el gobierno a los particulares críticos del régimen, se y hace una ampolla entre la clase ilustrada nacional, pues ello lesiona la privacidad personal, característica ultra humana de  nuestra especie, la cual exige desde hacen miles de miles de años de evolución, un respeto absoluto.
            4.1.- Para esta simple opinión debe consultarse a la Dra. Auel, autora del: “Clan del Oso Cavernario; Los Mamuts; Los Caballos; y cualquier lectura similar”.
            5.-  Sí la denuncia internacional afectara a un país desarrollado, las consecuencias serían desastrosas para los actores:  Renunciaría el ministro del interior; el parlamento pediría cabezas grandes; el presidente de Estado o el primer ministro serían renunciados “ipso facto”; pero esto es México.  Luego entonces: “haiga como haiga sido”, no tiene importancia, pues seguramente lo informado por THE NEW YORK TIMES no es cierto.
            6.- La ganancia para los espiados es notable.   Desde ahora son intocables físicamente, gracias a The New York Times, pues en caso  de ser agredidos la comunidad internacional reclamará indiscutiblemente  a los gobiernos que están sobre las sociedades.
            6.1.- Nuestro medio ambiente no es propicio para la industria turística internacional; el turista exige antes que cualquier otro producto, que exista la seguridad para las personas;  y ellos verán de muy mala manera que se practique un espionaje innecesario ya comentado por un periódico notable de corte mundial.    A mayores escándalos  menos turistas provenientes del primer mundo.
            NUESTRA CASA.- Me causa horror que alguien ajeno a mi persona, se entere de mis debilidades y las ande chismoseando en los cafés.

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Publicado en COLUMNAS

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