Columna | P U L S O    P O L I T I C O

              En rápidas entrevistas personales y vía telefónica, militantes de los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, se pronunciaron ayer contra la alianza Vamos México, conformada por los tres partidos políticos con mayor antigüedad en la vida política del país.

              A lo largo de su historia, los tres partidos han sostenido ideologías totalmente distintas, señalaron, y no comprendemos como podrán gobernar conjuntamente o representar a un partido liberal, a un partido de derecha y a un partido de izquierda, en ayuntamientos y en cámara de diputados federales y locales. “Yo considero que es un insulto a la inteligencia de los militantes de a pié, de dirigentes nacionales y estatales, que han manejado siempre los partidos como si fueran de su propiedad. Hay partidos que tienen o han tenido propietarios como el Verde Ecologista, como el PANAL o como el Movimiento Ciudadano, pero los tres que fueron durante varias décadas los principales partidos de México tienen una larga historia en la que han participado miles de personas con ideologías, de derecha, de centro o de izquierda y que gracias a eso, los mencionados grupos políticos han tenido su propia identidad”, nos dijo uno de nuestros entrevistados.

             En total fueron entrevistados 17 militantes de los tres partidos que coincidieron en muchas cosas: “¿Cómo vamos a votar por personas que sabemos fueron durante largos años nuestros adversarios y que quieren llegar al poder, para imponer las doctrinas de sus respectivos partidos de origen o de plano, llegar al poder solo por el poder y por el dinero que pudieran obtener mediante la corrupción o elevados sueldos fuera de la realidad nacional?”.

             “ En sus orígenes, el PAN tuvo como objetivo terminar con el estado laico, lograr la impartición de la religión católica en el sistema educativo nacional; la privatización de Pemex y de la CFE y la participación del clero católico en la vida pública nacional, es decir, acabar con todo lo que se logró durante la guerra de Reforma encabezada por don Benito Juárez”.

            “Si no lo hicieron durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, fue porque se dieron cuenta que eso ya no era posible. Habían pasado muchas décadas de aquella época y la población en general, ya no era analfabeta, sino que ya tenía primaria y secundaria por lo menos y conocía aunque fuera de forma elemental, la historia de las luchas de México en la Independencia, en la Reforma y en la Revolución”.

            Vicente Fox hizo el intento al empezar su gobierno: hay que recordar que el primer día de su mandato fue a una misa en la Basílica de Guadalupe, que en el acto oficial de toma de protesta ante el Congreso de la Unión, sus primeras palabras fueron dedicadas a su familia, antes de dirigirse al Congreso conformado por los diputados y senadores y luego, en un acto efectuado en el Auditorio Nacional, sus hijas le entregaron un crucifijo y los ahí presentes, todos miembros de las clases medias altas y de la alta burguesía, aplaudieron rabiosamente.

            Más tarde, instalado en Los Pinos, pidió que sacaran una pintura con el retrado del Benemérito de las Américas, que el secretario de Gobernación, Santiago Creel, pidió al mandatario le permitiera llevarlo a la Secretaría a su cargo.

            Ya casado civilmente, ateniéndose a una ley juarista, con doña Martha Sahagún, divorciada igual que él, asistían a misa en la catedral que era televisada invariablemente. Nunca recibieron la comunión, porque como divorciados ambos, no les estaba permitido.

            No pudo llevar a cabo su compromiso adquirido con la alta jerarquía católica, de enseñar religión en las escuelas oficiales y otros intentos de meter a la Iglesia Católica en asuntos de gobierno, también fracasaron, por ello, el segundo presidente surgido de ese partido, Felipe Calderón, ya no hizo ningún intento de acabar con el estado laico.

           El enojo de los panistas por la alianza Vamos por México, es por lo mismo pero al revés. Les parece absurda la alianza con el PRI y con el PRD, cuyas ideas de gobierno, son totalmente contrarias a las que su partido ha sostenido desde su fundación, en el caso del PRI y no se diga la alianza con un partido de izquierda, como es el caso del PRD. Y los perredistas no quieren alianzas con el PRI y con el PAN por lo mismo, sus diferencias ideológicas a lo largo de la historia. El de la Revolución Democrática, podría aceptar, según expresaron varios de ellos, una alianza limitada y perfectamente clara, con el PRI, partido con el que coinciden en la primera etapa priísta, cuando sus principios eran de justicia social, de terminar con la desigualdad, de extender la educación y los servicios de salud a toda la población, en fin, en lo que representó el partido tricolor en los primeros años de su existencia. Ahora sus simpatías están con los principios de Morena al que solo reclaman, que ya en el poder, muchos morenistas, ex perredistas por cierto, estén actuando como priístas de la nueva ola, pretendiendo adueñarse del poder total para ver qué sacan.

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