Jueves, 30 Agosto 2018 20:40

Nuevo Congreso de la Unión

Columna | P u l s o    P o l i t i c o

          El miércoles pasado quedó instalado el nuevo Congreso de la Unión. Un Congreso inédito en la historia reciente del país, en el que prevalece la presencia de diputados y senadores que son o se dicen de izquierda, con minorías, del PRI, del PAN y del PRD.

          Nadie se imaginó siquiera que el que fue partido hegemónico durante todo el siglo XX, llegaría a tener tan baja presencia en el Congreso. Tan solo 15 senadores y 55 diputados y que el PAN, estaría solo un poco arriba del PRI.

          Los priístas parecen haber aceptado ya su realidad, pero los panistas se resisten. Ellos hablan  todavía de fraudes, de fortaleza, de unidad en sus filas y todos sabemos que sus divisiones internas parecen irreconciliables.

          Algunos culpan a Ricardo Anaya de la situación que vive el partido conservador, pero el “Niño Maravilla”, solo es un factor que indudablemente influyó en la tragedia panista.

           Desde 1952, en que Acción Nacional lanzó a su primer candidato presidencial (Efraín González Luna) Acción Nacional había ido creciendo en cada elección y en las elecciones del 2018 el desplome fue total. ¿A qué se debió realmente?

           A la descomposición interna de ese partido propiciada por sus dirigentes nacionales quienes a raíz de la nacionalización de la banca, por López Portillo, que provocó un gran descontento entre los grupos empresariales de derecha, se les hizo fácil abrirles sus puertas  a esos grupos, que ni tardos ni perezosos ingresaron en masa y se apoderaron de todo, pues querían hacerle la guerra a los gobiernos revolucionarios por el grave pecado de la nacionalización. Fue la primera oleada de neopanistas.

             La segunda oleada llegó unos años después y provocó que se agudizaran los problemas internos y que el PAN viviera situaciones inéditas, semejantes a las que había venido padeciendo el PRD, partido izquierdista, acostumbrado a vivir y sortear problemas internos desde su fundación.

             Acción Nacional desde sus inicios tuvo la connotación de ser un partido religioso: su lucha política se centró en volver a los tiempos en los que la Iglesia Católica tenía una gran influencia en los gobiernos. Querían la “libertad de enseñanza” que para ellos significaba enseñar religión en las escuelas públicas y que las leyes se apegaran a los dictados de la religión mayoritaria del pueblo mexicano.

             Incluso sus estatutos establecían que los nuevos militantes, deberían hacer un recorrido de varios años, como aspirantes a ingresar al partido, casi como noviciado para ingresar a alguna orden religiosa.

           Cuando empezó la apertura panista, quien fuera dirigente nacional de ese partido, Manuel Espino, advirtió el peligro y encendió la luz ámbar: “No por conquistar el poder, vayamos a perder al partido”, dijo.

           No le hicieron caso y ahí tienen las consecuencias. ¿Quién en el PAN de ahora se acuerda de su pasado casi religioso? ¿quién conoce su ideología, la que establecieron en 1939, año de su creación, Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, entre otros? Puede usted estar seguro, que son muchos los panistas que no saben quien fundó su partido: unos acertarán y le dirán que Gómez Morín, pero otros le dirán que fue Maquío, el norteño que fue candidato presidencial contra Carlos Salinas.

            Los dos panistas que alcanzaron la presidencia de la república, Fox y Calderón, ya están prácticamente fuera del panismo.

             Ahora un ex priísta, el ex gobernador de Puebla aspira a dirigir ese partido y otro ex priísta, el ex senador Javier Lozano Alarcón, también poblano, afirma que solo regresaría al PAN, si Moreno Valle llegara a la presidencia del partido. Ellos critican duramente que un grupo esté apoderado del partido de la derecha, porque ellos forman el grupo que quieren sustituirlo.

             Muchos afirman que el PRD es un partido en extinción, pero hay perredistas que no se rinden y afirman que “Los Chuchos” el grupo que parece dueño de la franquicia, tienden a desaparecer. Lo cierto es que aquí en Puebla, todavía hay perredistas leales a su partido y siguen en la brega política esperando un renacimiento.

             La pasión con la que hablan y el entusiasmo que ponen en su trabajo, podría darles la razón, pero la verdad es que si los partidos políticos mexicanos no se convierten en democráticos, difícilmente lograrán la resurrección.

             Las elecciones del pasado primero de julio y la aplastante votación obtenida por Morena, fue un mensaje muy claro que los políticos de todas las corrientes y de todos los partidos están obligados a escuchar y atender o prepararse para morir con dignidad.

              El PRI ya no cuenta con la bancada del Verde, que se independizó, pero cree que serán sus aliados, los dos diputados federales que ganó el PANAL, partido que está en liquidación, por no haber alcanzado el 3 por ciento de la votación para mantener su registro.

Publicado en COLUMNAS

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