CIUDAD DEL VATICANO. - En la audiencia general del primer miércoles de noviembre, León XIV centra su catequesis en la Pascua y explica que la Resurrección de Cristo es el “acontecimento” que fundamenta la fe, el único capaz de saciar nuestra demanda de sentido de la vida. “En Él tenemos la seguridad de poder encontrar siempre la estrella polar hacia la que dirigir nuestra vida de aparente caos, marcada por hechos que, a menudo, nos parecen confusos, inaceptables, incomprensibles”.

“El misterio pascual constituye el eje de la vida del cristiano en torno al cual giran todos los demás eventos”: lo afirma el Papa León XIV en la audiencia general de hoy, 5 de noviembre, en la plaza de San Pedro.

El Pontífice centra su catequesis en el tema “La Pascua da esperanza a la vida cotidiana”, la tercera dedicada a “La Resurrección de Cristo y los desafíos del mundo actual”, en el marco del ciclo jubilar “Jesucristo esperanza nuestra”.

Después de haber saludado desde el papamóvil a los numerosos fieles, romanos y peregrinos, que hoy se congregaron en la plaza de San Pedro para escuchar su enseñanza y recibir su bendición, el Santo Padre inicia su reflexión evidenciando que la “Pascua de Jesús es un evento que no pertenece a un pasado lejano”, como “tantos otros episodios de la historia humana” y la Iglesia nos enseña a hacer “memoria actualizante” de la Resurrección todos los años en el domingo de Pascua.

Todos los días es Pascua

El Obispo de Roma analiza las diversas experiencias que vive el ser humano: “dolor, sufrimiento, tristeza, entrelazadas con alegría, estupor, serenidad” y subraya que en cada situación, “el corazón humano anhela la plenitud, una felicidad profunda”. Y para explicar mejor el misterio de la persona humana se remite a una gran filósofa del s. XX, Santa Teresa Benedicta de la Cruz -cuyo nombre secular fue Edith Stein: «El ser humano -escribe la santa- anhela siempre volver a recibir el don de la existencia, para poder alcanzar lo que el instante le da y, al mismo tiempo, le quita». “Estamos inmersos en el límite – señala el Papa – pero también tendemos a superarlo”.

El anuncio pascual es la noticia más hermosa, alegre y conmovedora que jamás ha resonado en el curso de la historia. Es el “Evangelio” por excelencia, que atestigua la victoria del amor sobre el pecado y de la vida sobre la muerte, y por eso es el único capaz de saciar la demanda de sentido que inquieta nuestra mente y nuestro corazón.

Precisando que el ser humano está animado por un movimiento interior, que “tiende hacia un más allá que le atrae constantemente”, tiende “al infinito y a lo eterno”, el Pontífice nota que esto contrasta con la experiencia de la muerte, anticipada por los sufrimientos, las pérdidas, los fracasos.  Como canta San Francisco de Asís: De la muerte «nullu homo vivente po skampare» (ningún hombre viviente puede escapar).

En la Resurrección, la respuesta a nuestra sed de significado

En Jesús el “Viviente”, recuerda a continuación el Santo Padre, “tenemos la seguridad de poder encontrar siempre la estrella polar hacia la que dirigir nuestra vida de aparente caos, marcada por hechos que, a menudo, nos parecen confusos, inaceptables, incomprensibles: el mal, en sus múltiples facetas; el sufrimiento, la muerte”.

Ante nuestra frágil humanidad, el anuncio pascual se hace medicina y curación, alimenta la esperanza frente a los desafíos alarmantes que la vida nos pone delante cada día a nivel personal y planetario.

La Pascua no elimina la cruz, la vence

Desde la perspectiva de la Pascual, la Via Crucis se transfigura en Via Lucis, añade. Por esto, es necesario “saborear y meditar sobre la alegría después del dolor, reatravesando con esta nueva luz todas las etapas que precedieron la Resurrección”.

La Pascua no elimina la cruz, sino que la vence en el duelo prodigioso que ha cambiado la historia humana. También nuestro tiempo, marcado por tantas cruces, invoca el alba de la esperanza pascual.

La esperanza pascual no defrauda

La Resurrección de Cristo es el “Acontecimento que fundamenta la fe”, remarca el Papa León antes de concluir su reflexió, y es los que nos recuerda Jesús, el Resucitado a los creyentes, “para que podamos ser sus testigos también allí donde la historia humana no ve luz en el horizonte” porque “la esperanza pascual no defrauda”.

Creer verdaderamente en la Pascua a través del camino cotidiano significa revolucionar nuestra vida, ser transformados para transformar el mundo con la fuerza suave y valiente de la esperanza cristiana.

Publicado en COLUMNAS

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos