Columna | P U L S O     P O L I T I C O

           La abogada Paola Migoya, que aspiró a la candidatura a la presidencia municipal de Puebla, por Morena y finalmente acabó aceptando su postulación por el Verde Ecologista. Hubiera sido una muy buena candidata del partido de Andrés Manuel López Obrador, pero en ese partido las grillas internas, los grupos representantes de todas las corrientes habidas y por haber, acaban imponiéndose, provocando serios problemas al interior de un partido del que cada día hay más decepcionados.

            La primera vez que platicamos con Migoya sobre sus planes, nos causó una buena impresión por el conocimiento que demostró tener sobre la política nacional y la seguridad que mostró al hablar de los problemas del país. En una segunda plática, ya como la segura candidata del Verde, no desmereció en nada la primera impresión que tuvimos de ella. Es una mujer preparada, realista, conocedora de Puebla y de su entorno, que tiene planes concretos para atender las necesidades de la ciudad y el municipio; que sabe de prioridades y de la necesidad de que el ciudadano común, participe junto con las autoridades opinando y discutiendo sobre la problemática de la ciudad donde vive, de su colonia, barrio o junta auxiliar.

            En general a los políticos mexicanos, les falta eso que tienen los ahora candidatos a la presidencia municipal de Puebla-capital, Paola Migoya, del Verde y Guillermo Deloya, del PRI, preparación para desempeñar con acierto el cargo al que aspiran.

            Muy optimista Migoya, dice que su propósito es ganar la elección, bueno no hay imposibles y ojalá y lo lograra, pero la tradición política mexicana da resultados contrarios a los que espera la gente de buena fe. Ojalá que esa tradición se equivoque.

             En Morena fue postulada Claudia Rivero Vivanco, una buena militante de Morena, nos dicen y eso es bueno, pero para una ciudad como Puebla, para un municipio como éste, se requiere algo más que se conocida en el círculo partidista al que pertenece, se requiere carisma. Buena aceptación por las clases medias citadinas y una experiencia en políticas públicas que haga sentir a ricos, clases medias y pobres, que habrá buena administración, buen gobierno y buena comprensión entre gobernantes y gobernados.

               A raíz de que empezó a darse la alternancia en el poder en México, los ciudadanos se han vuelto cada día más exigentes. Buscan en sus futuros gobernantes, perfiles que garanticen un gobierno honesto y eficiente.

                El problema de la inseguridad, de la desigualdad, de la pobreza extrema, de la impunidad, de la corrupción, del desempleo, etc., que son nuestros principales problemas, requieren de planes y proyectos realizados por expertos en esos temas. Los viejos políticos, con sus demagógicos discursos, no resuelven nada, eso lo sabemos todos.

               Los viejos políticos parece que ya han abandonado el escenario, pero los sustituyen muchos jóvenes igualmente ineficientes pues les falta oficio político y sensibilidad social para desempeñar un puesto de envergadura como sin duda es la presidencia municipal de Puebla.

              Les falta preparación para ejercer la carrera política, que ya no puede ser de improvisados como antes, sino de políticos con conocimientos en economía, administración, relaciones públicas, sociología y muchas cosas más. Se requieren hombres y mujeres con sensibilidad social y con oficio político y en esta ocasión estamos viendo que solo la candidata del Verde, y el candidato del  PRI, tienen esas características.

              El caso del panista Eduardo Rivera Pérez, no puede encajar, pues ya fue alcalde y no solo no pudo sustraerse a la autoridad omnímoda del gobernador, sino que sufrió hasta humillaciones de quien tenía el poder absoluto del estado. Los comentarios de la gente al respecto, fueron muchos y muy desfavorables. Además, los dirigentes de su partido en ese tiempo, no solo no lo apoyaron, sino que permitieron que al final, fuera puesto al borde de ir a la cárcel, por el poder Ejecutivo del Estado y el poder Legislativo, que eran de su propio partido.

            La rebelión al interior del partido de López Obrador, Morena, es más grande de lo que se cree. En muchos pueblos, pequeños y grandes, la rebelión por el descontento que ha provocado la  designación de candidatos que no han gustado a las bases, han sido realmente impresionante.

            En la región de Tehuacan, se culpa de ello al candidato a la gubernatura senador Miguel Barbosa Huerta, que dicen, coloca a sus amigos y deja fuera a mucha gente con verdadera valía.

             Hemos sabido de casos, en pueblos de la mixteca poblana, en que agrupaciones civiles y culturales, que se habían adherido al proyecto de Morena, han salido de la alianza “Juntos haremos historia”, como protesta por las imposiciones que se han hecho.

             Lo grave es que salen decepcionados del partido que se ha asumido como la esperanza de México.   

            Para recuperar la unidad en algunos municipios se han hecho tratos para colocar en los gobiernos municipales, después del triunfo, a personas que habiendo sido priístas y habiendo sido ya autoridad, arrastran desprestigio por los abusos que cometieron.

            No sabemos hasta que grado tenga que ver en esto el senador Barbosa, pero el solo rumor, ha dañado mucho la imagen del nuevo partido.

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