Lunes, 23 Diciembre 2024 00:49

El misterio de la santa natividad

Reflexión Poética | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

DIOS MISMO VINO A VIVIR CON NOSOTROS: Bajo la debilidad e inocencia de un angelito, el Todopoderoso se acerca a nuestro corazón, para que nazca también en nuestra vida y la renueve, la alumbre de versos y la transforme con su verdad, en un “ahora” sin ocaso. Sólo hay que observar el recogimiento de María, la mujer que tuvo la valentía de fiarse del Anuncio; y, a José, el hombre fiel y justo, que prefirió creer al Señor, en lugar de escuchar las voces mundanas.

I.- LA MÍSTICA GOZOSA DE LA NAVIDAD

En la noche de la buena noche,
una estrella nos llama y llamea,
irradia y entona en mil tonadas;
tonadas que el sigilo enaltece,
y el espíritu celestial glorifica.

El cielo se incorpora a la tierra,
todo es alegría a pesar de todo,
a pesar de la avaricia humana,
que lo confunde e infunde mal,
porque nos ha nacido el sostén.

La venida de nuestro Salvador,
es la satisfacción más sublime,
es la gloria del verbo perenne;  
es la alegría de quien por amor,
se ha hecho similar a nosotros.

II.- LA NAVIDAD ES IRRADIACIÓN DE AMOR

Amor del Padre, que nos envía
a su unigénito Hijo aquí abajo,
para ofrecernos su misma vida;
el Enmanuel que se ha donado,
en la santa cruz para eximirnos.

Su admirable y amable Madre,
ya lo presiente en sus entrañas,
en el glacial pesebre de Belén;
pues en silencio vive el drama,
con su melodrama de alcances.

Será una lucha muy dolorosa;
pero el príncipe de la armonía,
con su estampa en el Gólgota,
hace que el amor reine activo,
y que nos alimente su llegada.

III.- LA PAZ EN LA CONTEMPLATIVA NAVIDEÑA

Bajo el revelado portal de Dios,
se eleva un llamamiento divino,
la evocación a la nueva alianza,
para que el mundo se fraternice,
reconciliando el estar con el ser.

Con tu hacer y tu obrar, María;
podremos descifrar el misterio,
al sentir como la luz verdadera,
que alumbra a todo ser humano,
es fuente inagotable de quietud.

Ayúdanos a ser gentes de bien,
asístenos en los vientos tensos,
secúndanos para reconocernos,
como el niño que está contigo,
silencioso en la niña de tus ojos.

Víctor CORCOBA HERRERO
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Publicado en COLUMNAS

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