Columna | Tierra de Sal

Inicio de año rodeado de muchos acontecimientos considerados como turbulentos, reconocidos como factores proclives a emprender una urgente reformulación en lo social, lo político y evidentemente en lo económico a nivel mundial.

Las primeras planas del año nuevo, hablan nuevamente de los atentados en Turquía, luego de que el diecinueve del mes pasado asesinaron a Andrei Karlov, embajador de Rusia en Ankara; hecho que se dice estuvo vinculado con la intervención militar rusa en Siria. Justo ese mismo país fue objeto de un nuevo ataque durante el festejo de año nuevo que dejó al menos 39 muertos y 69 heridos, luego de haber ametrallado a 500 asistentes en un exclusivo salón de fiestas a las orillas del Bósforo. Se sabe que durante el 2016 cuando menos veinte atentados terroristas ocasionados por los islamistas y milicias kurdas han dejado cuando menos un saldo de alrededor de 339 muertos.

Esta serie de acontecimientos que se han perpetrado a lo largo del 2016, fueron realizado por simpatizantes del estado islámico (ISIS). Berlín fue blanco a través de un acontecimiento violento donde perdieron la vida 12 personas y producto de tal hecho la canciller Merker afirmó que “el gran desafío que afronta Alemania es el terrorismo islamita”. No olvidemos los ataques a España y la elevación a cuatro en la alerta antiterrorista con los 175 terroristas capturados y los más de 26 que han sido condenados. La situación se torna delicada, los contenidos cada vez más violentos y el tema de la radicalización religiosa nos debe poner a pensar.

Iniciamos un 2017 con un impasse ante verdaderas hecatombes políticas; primero, el triunfo de Donald Trump que equivale a la toma de decisiones en escenarios políticos, económicos, sociales e incluso culturales y una resignificación para los mexicanos y el mundo. Resignificación desde el hecho de la mexicanidad y el ser ciudadano del mundo. Trump evoca, un reacomodo en los ámbitos mundiales y por supuesto nacionales. El mundo sufrió una fuerte sacudida, las lecturas que se puedan dar son interminables, se habla desde la traición por el hecho de haber sido invitado a nuestro país; el desagradable tema del muro; las declaraciones en torno a los migrantes; los temas fronterizos; el muy cuestionado quehacer del aparato diplomático mexicano; hasta los textos periodísticos y textos ciudadanos a través de las redes sociales que muchos de estos últimos me hacen recordar las palabras de Umberto Eco cuando dijo que “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas" y recordando este hecho se llegó a la elaboración de “memes” que merecen un tratamiento aparte.

Sin duda alguna, fue un resultado inesperado o más bien no deseado y, al final del día significa mucho, el mutis de los Obama y los Clinton en el año que termina y estremece aún más el silencio que guardan en este inicio de año. Las preguntas que rondan en mi mente ¿hasta dónde podrá llevar Trump su proyecto económico? ¿qué destino tendrá la renegociación del TLCAN? O ¿nuestro futuro estará sustentado, así como Jacques Delors describió una vez ante el proyecto europeo como un OPNI, un “objeto político no identificado”?

Existió al término del 2016 un segundo evento, la muerte de Fidel Castro, personaje emblemático del siglo XX y XXI quien, a sus 90 años de vida, cimbró al mundo y conjuntó a varios mandatorios, entre ellos a Obama, Putin y Trump, quienes en su discurso dejaron en entre líneas algunos interesantes hilos conductores. Al final del día, externaron comentarios por el deceso del líder de la izquierda mundial y de la izquierda de la guerra fría, huella imborrable que queda ahí, prácticamente congelada.

Otro es el escenario en el que también se dibujaron sorpresas y fue en el mundo de las letras. El Nobel de Literatura no fue entregado a ningún narrador, pero sí a un poeta: Bob Dylan. Personaje que dicen las historia que siempre se ha ocultado entre sus letras, entre sus historias. Las voces líricas y las notas musicales lo consolidan, pero también lo ocultan. De pronto escuchamos a un Bob en él, en “The Man in Me”, encontramos a un Bob Rolling Stone en “Like a Rolling Stone”. El autor toca las puertas del cielo en” Knockin on Heavens Doors” y por supuesto en “Blowin´ In The Wind” una de las letras más profundas, donde expone la serie de cuestionamiento como la vida de un hombre, la paz, las armas, la libertad, la muerte y al final del día la respuesta está poéticamente flotando en el viento (Blowing in the wind).

Y, evocando esa forma estuvo la respuesta del galardonado, flotando en el viento. Dylan rechazó el Nobel y se convierte en el tercer nominado al Nobel de Literatura que rechaza el premio; los anteriores Boris Pasternak en 1958 y Jean Paul Sartre en 1964.

Otro gran acontecimiento mundial, la muerte de Leonard Cohen, que, para muchos, ha sido y será nuestro compañero de lecturas. En 2011 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Su música es una referencia para muchos compositores quienes comparte su visión de la vida plena, espiritual, reflexiva, siempre cerca del cuestionamiento a la -im-perfección humana en dupla con la inconfundible calidez de su voz.

Y así querido lector, algunos de los acontecimientos que estremecieron al 2016 y sin duda dejaron profunda huella para el 2017 y nosotros desde nuestras diversas trincheras debemos normar criterios, reformular objetivos y lo más importante codificar en lenguaje de equidad, democracia, inclusión, respeto y transparencia. La tarea no es fácil, pero la resiginificación de nuestro mundo va de lo individual a lo colectivo; de lo menos a lo más; del análisis profundo al aporte cualitativo y cuantitativo.

¡Bienvenido 2017!

Twitter | @mayrusmayrus7 @Divandelamujer

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