Martes, 03 Marzo 2020 21:12

La elevación del índice delictivo

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            Varios medios de información informaron ayer, que el estado de Puebla había visto crecer el índice delictivo en un 19 por ciento. Esto no es producto de la casualidad y del descuido de las autoridades actuales. La inseguridad y la violencia no nacen y crecen de la noche a la mañana, tienen un proceso y ese proceso a veces es largo y siempre doloroso.

             Hay que recordar que en los tiempos del gobernador Mario Marín Torres, en el terreno de la inseguridad y la violencia, la entidad poblana estaba considerada como una de las más tranquilas y seguras.

             Cuando se llevó a cabo el cambio de gobierno y se inició el periodo morenovallista, un colega me dijo al respecto: “Yo tengo temor de que a Moreno Valle se le descomponga el tema de la seguridad. No se ve que tenga idea de qué hacer para seguir manteniendo a Puebla en el lugar que ocupa actualmente. Ojalá y me equivoque”.

                No se equivocó: Llegó a Puebla como jefe de Seguridad, el señor Facundo Rosas, totalmente desconocido en la entidad, pero que hoy se sabe, formó parte del equipo de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Nacional en el gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa, hoy preso en Estados Unidos, acusado de ser cómplice de el Chapo Guzmán, jefe del cártel delincuencial más fuerte de México.

                 A la Fiscalía General del Estado, llegó un licenciado Víctor Carrancá, de apellido ilustre entre los juristas nacionales, pues un familiar cercano suyo, es autor de tratados de Derecho muy conocidos entre los abogados. Este señor no actuó con libertad en el ejercicio de su encargo, sino que se distinguió por cumplir órdenes del Ejecutivo, con razón o sin razón.

                  Fue designado para continuar al frente de la Fiscalía del Estado, por varios años más, después de que terminara el periodo del gobernador que lo puso, pero el descontento social era tanto, que en el gobierno de Antonio Gali Fayad, y con el apoyo de la entonces candidata a la gubernatura de Puebla, Erika Alonso, esposa del ex gobernador Moreno Valle Rosas, se logró que Carrancá solicitara licencia. Su sustituto provisional, hoy nuevo Fiscal designado por el Congreso, dijo al asumir el cargo: “He encontrado la Fiscalía, hecha un desastre”.

                     Había un rezago de 90 mil casos. De 700 fiscalías distritales y auxiliares que había en toda la entidad, ya solo quedaban 70 y el personal que atendía la procuración de justicia, había sido reducido, en un cincuenta por ciento.

                     Los ciudadanos dejaron de poner denuncias pues les significaban gastos que no estaban en posibilidad de hacer, viajar a las cabeceras distritales para poner una denuncia, para poner una queja y tener que esperar varios días para que se las recibieran y luego fueran olvidadas, pues no había forma de agilizar ningún trámite.

                  Esa era la intención: Bajar el numero de denuncias para hacer creer a la opinión pública, que Puebla era una entidad tranquila, que estaba con un bajo nivel de delincuencia.

                  Pero estalló el problema del guachicoleo, estando todavía el señor Facundo Rosas en Seguridad y se le empezó a acusar de ser el responsable de ello. Y luego vino el asunto de los asaltos en carretera a camiones de carga, trailers y ferrocarriles. Se llegó a extremos, que en varios pueblos del llamado “triángulo rojo” los asaltos a los trenes se hacían en pleno día y en presencia de policías que no podían intervenir por ser demasiados los hombres y mujeres que tomaban parte en esos ilícitos. A quienes solo se les podría frenar con violencia. Esto ya fue en el gobierno de Antonio Gali.

               Costó mucho trabajo volver a medio recomponer las cosas en la zona centro-oriental del estado, pero la violencia no ha cesado pues quedaron grupos delincuenciales que luchan entre sí y que están esparcidos por toda la entidad.

               El actual gobierno, según ha expresado el gobernador Miguel Barbosa, está poniendo todo su esfuerzo para que Puebla vuelva a la tranquilidad. Ha mejorado el equipamiento de las policías estatal y municipales; se está capacitando mejor a las policías. Se cuenta con el apoyo del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional. Hay buena coordinación entre la Federación, el Estado y los municipios y sobre todo, se está trabajando en mejorar la actuación de la Fiscalía y del Tribunal Superior de Justicia, que trabajando cada uno por su cuenta, buscan eliminar la corrupción, la impunidad y el enorme rezago.

               Ni la inseguridad y la delincuencia surgen de un día para otro, ni se terminan como por arte de magia. Hay que trabajar duro para avanzar y pera ello también se espera la cooperación ciudadana.

               Las protestas estudiantiles por los hechos ocurridos en Huejotzingo, están ayudando a recomponer las cosas.

Publicado en COLUMNAS

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