Viernes, 03 Noviembre 2023 09:31

Tehuacán en el transcurrir de un año

La tierra ha dado un giro completo sobre su órbita  alrededor del astro, cuyo fulgor, dicen los que saben de astrofísica, algún día extinguirá su fulgor convirtiendo en nada la existencia misma del mundo.

Un año atrás, fueron asesinados  el llamado “niño de oro" y su hermano, sobrinos de unos de los santones de la burocracia local ,  los voceros oficioso se adelantaron  en la ocasión a manifestar que  el hecho no llevaba aparejada manifestación alguna de inseguridad, dado que en el incidente en cuestión las víctimas no habían sido despojados en rapiña de ninguna de sus pertenencias.

Los deudos, por su parte, llamaban a no escudriñar en el acontecimiento,  clamando por la paz que ha de asistir a todos los difuntos, vertiendo  declaraciones que recordaban la caracterización que hace Katharine Hepburn, en la cinta  de Joseph L. Mankiewicz inspirada en la pieza teatral de Tennessee Williams: “ Repentinamente en el Verano Pasado”, junto a Montgomery Clift y Elizabeth Taylor.

Al parecer, las autoridades ministeriales de la entidad atendieron a cabalidad la  solicitud de los deudos , según se  desprende del ominoso silencia que, al cumplirse exactamente  un año, se ha guardado respecto a las eventuales pesquisas derivadas del lamentable suceso, amaneciéndonos , eso sí, con la noticia de que “cuatro personas fueron asesinadas y dos más resultaron heridas durante una balacera registrada  en el mercado Morelos de esta ciudad, presuntamente como parte de una disputa entre grupos delictivos por el control de la venta de drogas en ese lugar”, según reportara en la revista PROCESO nuestra amiga Gabriela Hernández.

Decía San Agustín en LAS CONFESIONES, al reflexionar sobre el transcurrir de la vida : “ si nadie me pregunta que es el tiempo, yo se que es el tiempo, pero si alguien me pregusta ¿ que cosa en el tiempo? Entonces ya no se que es el tiempo”;  “afección a las cosas sujetas a mudanza” dice Aristóteles por su parte; en tanto que,  entrelazado siempre a nuestro espacio y a las vivencias que nos acompañan  siempre es distinto para cada grupo humano y para cada hombre incluso al decir de Martin Heidegger.

Al transcurrir un año en medio de dos sucesos trágicos cuyos misterios acaso habrán de permanecer por siempre ocultos, por indiferencia en el hecho reciente, y por manifiesta intención de ocultar secretos de poderosos personajes en el lejano, nos encontramos en medio de sucesos que acaecen en la ciudad de Tehuacán.

Periodista que cubrió sucesos de largo alcance en su relevancia, como la expulsión del sacerdote Hallo del Salto o las avatares de la sucesión de Socorro Romero,  a fines del pasado mes de mayo  Marco Aurelio Ramírez fue ejecutado en la vía pública, y al paso de los meses sus deudos denuncian maniobras para dejar en libertad a las presuntos responsables de tan siniestro acontecimientos;  a escasas horas de cumplirse el aniversario del asesinato del “niño de oro” y su hermano y  de que se anunciara  la “masacre del mercado Morelos”, por su parte, en aquella localidad se daba a conocer la muerte del cuñado del alcalde.

Las autoridades encargadas del área de cultura esgrimen torpes defensas; tanto ante señalamientos de hace diez años por actos concernientes en la unidad municipal del área al pretender diluir responsabilidades en la asignación directa o por invitación  de contratos que signaron con  sociedad que tuvieron siempre un domicilio apócrifo registrado ante el SAT, como al solicitar que sean suspendidas las auditorias en marcha que en mucho ayudarían a esclarecer la falta de  “chips” supuestamente adquiridos  para resguardar la seguridad de las piezas del acervo cultural de la entidad, como de piezas importantes de pinacoteca donadas al parecer por el pintor Francisco Toledo.  

En lugar de ello, bien podrían resaltar la vida cultural de la localidad destacando la importancia de Tehuacán en la historia, reeditado y difundiendo, por ejemplo,   el portentoso poema “La Hernandina” de Francisco Ruiz de León, sobre la gesta de Hernán Cortés con su gongorismo extemporáneo , en claro contraste con la región convertida en sinónimo de desolación ante el crimen, que la decir del gobernador en funciones no está presente, pese al acontecer que se vive en la localidad desde los días de la innombrable masacre de Coyomeapan.

Mudan las cosas sujetas a mudanza, y en nuestra vivencia como colectividad Tehuacán cobra especial significado, entendiendo lo que es el trascurrir de un año cuando nadie lo pregunta,  lapso en el que nos encontramos ante una sorprendente revelación, supimos así un año atrás que la ejecución pública del “niño de oro” no alteraba la seguridad pública  y ahora de que la misteriosa muerte del cuñado del alcalde de Tehuacán en su domicilio, sin que se observara violencia alguna en la entrada y de dos tiros certeros  no fue producto del crimen, al decir al menos del gobernador en funciones.

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Publicado en COLUMNAS

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