Columna | P U L S O   P O L I T I C O

          Hoy 3 de noviembre del 2020, tendrán lugar las elecciones de presidente de los Estados Unidos de América más importantes de se tenga memoria, no solo para los Estados Unidos, sino para México y el mundo entero.

          El gobierno de Donald Trump, que pretende reelegirse ha sido problemático para el todo el mundo. Tiene malas relaciones con la Unión Europea, con China, con Rusia, con Latinoamérica y no se diga con Irak, con Irán y otros países. Con México la relación se inició muy mal, acusando a los migrantes mexicanos, entre ellos los cientos de miles de poblanos, de ser criminales, violadores y asaltantes. Dijo que lo peor de México es lo que llega a los Estados Unidos.

           Afirmó que construiría un muro a lo largo de los más de 3 mil kilómetros de frontera para evitar el paso de los mexicanos y latinoamericanos en la frontera sur y que ese muro lo pagaría México, algo aberrante.

           La realidad se impuso: el señor no sabía la importancia del intercambio comercial existente entre los dos países, ni de las relaciones familiares en la zona de la frontera donde viven millones de descendientes de mexicanos con lazos afectivos con gente del norte, del centro y del sur de México; no conocía la importancia de la comunidad latina que políticamente es más fuerte en la toma de decisiones de aquél país y que el problema del tráfico de drogas, de aquí para allá, y el del tráfico de armas, de allá para acá, no se resuelve con muros, sino con acciones coordinadas de los dos países para combatir esos males.

           Trump tuvo que cambiar su actitud. Se hizo más suave pero siempre que puede pregona que el muro es un gran triunfo de su gobierno e insiste en que lo pagan los mexicanos. El trato de gobierno a gobierno ya es respetuoso, pues se dio cuenta que los funcionarios mexicanos desde el Presidente, los secretarios de estado, hasta otros importantes integrantes del gabinete ya no responden igual que sus antecesores recientes. No hay entreguismo ni pueden imponer su voluntad en las negociaciones, sino diálogo respetuoso y una firme defensa de nuestra soberanía e independencia.

            Pero las actitudes de Trump, siguen siendo rudas en el trato a los migrantes de Centro América y de países árabes y en algunas entidades de esa nación, parece que ha resucitado el racismo que distinguió a esa nación y se manifiesta en la violación a los derechos humanos de las personas de raza negra, árabe o latina.

            El candidato republicano que pretende la reelección, tiene de su parte a un amplio sector de blancos que comparten sus ideas, pero en su contra a otro gran número de estadounidenses blancos, negros y de otras minorías raciales, que son proclives a dar su voto por el candidato demócrata Joseph Biden, un político experimentado que ha sido senador, alto funcionario del gobierno y vicepresidente en el gobierno de Obama. Trump, nunca había ocupado un cargo público ni partidista. La presidencia de los últimos cuatro años, es su primer cargo público. Por eso quiere ha cometido tantos errores políticos tanto en sus políticas internas como externas. Amenaza con declararse víctima de un fraude electoral, si pierde como indican los pronósticos, y de recurrir a chicanadas judiciales que ya tiene preparadas. Vamos a ver qué pasa.

            Los pronósticos de los expertos son de que sea quien sea el ganador, a México y a Latinoamérica, no les va a ir nada bien. Los gringos siempre han visto a toda América Latina, como una extensión de su territorio.

           LOS MIGRANTES POBLANOS EN UN GRAN número, tuvieron que salir de los Estados Unidos a raíz del triunfo de Trump hace cuatro años, cuando ese gobierno la emprendió contra todos los migrantes que no eran de raza blanca sajona.

           La migración de poblanos y en general de mexicanos al vecino país, ha aminorado, por las políticas migratorias de allá y por las políticas sociales que se han puesto en práctica aquí. De todos modos los trabajadores  emigrantes mexicanos en general y poblanos en particular, son importantes para allá y para acá. Su trabajo es aceptado y considerado importante para muchos estadounidenses y sus remesas son de gran importancia para la economía nacional pues benefician a millones de familiares mexicanos radicados aquí, que son quienes reciben esos envíos de dólares.

            Hay que esperar para ver qué pasa. Nunca debemos olvidar la frase de Porfirio Díaz, el dictador derrocado en 1911: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”; por eso debemos crecer política, económica y socialmente para no tener que estar esperando que llegue a la presidencia de los Estados Unidos un personaje al que le seamos simpáticos. Eso nos debería importar un comino, si logramos consolidar una nación con independencia económica, una sociedad mexicana con igualdad de oportunidades y una política auténticamente democrática.

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