La contingencia sanitaria que vive el país, desde hace casi seis meses por el Covid 19, ha puesto a prueba a todos los sectores del gobierno y de la sociedad en general, desde las élites del poder, integradas por la Presidencia de la República, Congreso de la Unión, Poder Judicial de la federación, Gubernaturas, Municipios, hasta las autoridades de las juntas auxiliares e inspectorías de las grandes ciudades que se vieron obligadas a tomar medidas para de alguna forma, disminuir las muertes y contagios originados por el virus, cuyo avance a la fecha no ha cesado y sin que se tenga definida una estrategia efectiva, por las autoridades sanitarias, para hacerle frente en forma efectiva, ya que tal pareciera que nos hemos quedado estancados, sin saber qué hacer ante el alto número de defunciones y contagios que se dan a conocer todos los días a través de los medios de comunicación con datos de las autoridades sanitarias, que no siempre corresponden a la realidad y que reflejan un manejo de los datos que no son verificables.

Lo anterior ha motivado, que nadie sepa a ciencia cierta, si las muertes que se registran día a día en México fueron consecuencia de la pandemia, o si la misma sólo agravó otras enfermedades que ya padecían las personas fallecidas; dicha información se vuelve inaccesible porque las actas de defunción por la premura con que se expiden, sólo indican una causa de la muerte y no ahondan en detalles, así que la verdad sólo la saben los médicos que atendieron al paciente al final del proceso y que por las circunstancias no contaban con un historial clínico de sus padecimientos.

Así que, en este mar de falta de información veraz, prisas y confusiones, se han denunciado en todo el país muchos casos de abusos en los cobros de los servicios y negligencia médica por parte de los Hospitales privados, que han hecho su agosto, desde marzo, atendiendo a pacientes de Covid, sin que las autoridades sanitarias, ni la PROFECO hayan tomado medidas al respecto, ya que las primeras están más ocupadas en tratar de resolver la falta de medicamentos, pruebas médicas y de material para la atención de los pacientes en los hospitales del sector salud, qué en investigar que están haciendo los hospitales y clínicas privadas en la atención de los pacientes que ingresan por haber contraído el virus, lo que los deja en estado de indefensión para que se investiguen dichos abusos y sobre todo los tratamientos que se están dando a los enfermos. Incluso resulta incierta la cifra de personas que han sido curadas de Covid en éstas instituciones, porqué muchas de ellas, no rinden los informes respectivos y lo que están haciendo a estas fechas, es el negocio de sus vidas, lucrando con la desesperación e impotencia de los familiares de las personas contagiadas, buscando el mejor tratamiento en la medicina privada, por la saturación de los Hospitales públicos y porque ante el alto número de pacientes infectados, se reducen las posibilidades de atención y de que se curen de la enfermedad.

La mayoría de los Hospitales privados, desde el ingreso del paciente, exigen un depósito con una suma exorbitante que puede llegar en algunos casos (Puebla) hasta los cien mil pesos y cuya cuota, si es que deben pasarlos al área de terapia intensiva puede ser hasta de ochenta mil pesos diarios, haciendo firmar a los familiares todo tipo de documentos para garantizar el pago, aún sin tener la certeza de que su paciente será bien atendido y finalmente si logrará sanar de la enfermedad y en caso de que ya no puedan seguir pagando el tratamiento se suspende al paciente y se le pide salir del hospital sin ninguna consideración y quedando endeudados con algunos préstamos personales, con sus tarjetas de crédito, vendido su auto o hipotecado su casa. Sin que puedan contar con el apoyo de ninguna autoridad, ya que todas están en otros asuntos y si llegan a denunciar los abusos, el tiempo en que serán atendidos es de un mínimo de dos meses y mientras eso ocurre el enfermo puede agravarse hasta morir, por lo que los familiares prefieren buscar otras opciones, que puede ser en el sector salud, esperando ocurra un milagro que salve al paciente.

Así las cosas, es justo se reconozca la labor del personal médico y asistentes que han logrado curar a muchos pacientes de Covid, pero también reconocer, que se han denunciado casos de negligencia médica, mala atención, abusos del personal, que tampoco son investigados, ni sancionados por las autoridades, de tal suerte que, al final de lo que estamos viviendo, nunca sabremos a ciencia cierta, las causas de las muertes de las personas infectadas, ni tampoco sí pudieron salvarse con una adecuada atención médica, o bien, si por falta de dinero fueron condenadas a perder la vida por un sistema de salud deficiente y que no tiene el respaldo para su sostenimiento del Gobierno en turno, cuyas prioridades son otras, como el proceso electoral 2021 y los programas estrella del Presidente de la República cuyo presupuesto se encuentra debidamente garantizado. Sería interesante que la Unidad de Inteligencia Financiera iniciara una investigación a las fortunas de los dueños de las grandes cadenas de hospitales privados del país, para verificar las cuantiosas sumas que se están embolsando, a costa del dolor y la necesidad de las familias mexicanas que han tenido personas contagiadas por el Covid 19.

                                               *Director General del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.

Publicado en COLUMNAS

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