Columna | P U L S O   P O L I T I C O

            Con la protesta y la exigencia al gobierno estatal, de que se suspenda la distribución de los libros de texto gratuitos de una supuesta agrupación de derecha de la que nadie sabía de su existencia, la distribución de dichos textos se está haciendo sin problemas.

            Una agrupación empresarial pide que sean los estudiantes los que demanden a las autoridades estatales, la no distribución de esos textos, pero hasta ahora nadie les ha hecho caso.

            Algunos sacerdotes, muy pocos, hay hecho críticas a los textos, basados en dichos que nadie ha podido comprobar, como el que tienen contenidos del pensamiento marxista y cosas por el estilo, pero las autoridades eclesiásticas han guardado prudente silencio.

            EN LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA, LA ENTIDAD poblana tuvo una experiencia traumática, cuando un grupo de maestros y estudiantes liberales de la Universidad Autónoma de Puebla se rebelaron contra el control derechista de la máxima casa de estudios e iniciaron el llamado “Movimiento de Reforma Universitaria”, que dividió a la sociedad en dos grupos: el grupo derechista encabezado por las autoridades eclesiásticas de entonces, encabezadas por el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, que se negaban a entregar el control de la UAP a “los comunistas” y el sector liberal en el que participaron maestros, organizaciones obreras, sindicatos independientes, logias masónicas y todas las agrupaciones liberales de la época.

            El Partido Comunista Mexicano, estaba constituido por no más de una docena de estudiantes comandados por el ingeniero Luis Rivera Terrazas, director de la Escuela de Física de la Universidad. Los FUAS, grupo violeto de la derecha dentro de la Universidad (Frente Universitario Anticomunista) hicieron creer a mucha gente de buena fe, que el movimiento era comunista y al grito de Cristianismo sí, comunismo no, lograron desestabilizar la vida de la entidad por varios años, provocando crisis política, económica y social; logrando el fortalecimiento del Partido Comunista dentro de la institución que finalmente fue el que en 1972 logró colocar en la rectoría de la institución al químico Sergio Flores, miembro de ese partido.

            POCO TIEMPO DESPUES, CUANDO LAS AGUAS empezaron a tranquilizarse, y se propició la fundación con reconocimiento oficial, de una universidad privada del grupo derechista, empezaron a verse las cosas con mayor claridad y sentido común: el movimiento de Reforma Universitaria, en sus inicios no tenía la fuerza para mover al conglomerado universitario. La tuvo, porque la derecha lo hizo crecer, asustando a la gente común, con el cuento de que era un movimiento contrario a la religión cristiana, lo que se comprobó que era falso.

           Ya sin el liderazgo del arzobispo Márquez y Toriz y con autoridades eclesiásticas más sensatas no solo se tranquilizaron los diferentes sectores de la población, sino que empezaron aflorar muchas de las falsedades con las que los grupos de derecha, pretendían sembrar el odio de la población, hacia la entonces única institución de educación superior que había en el estado.
           Llegó al gobierno del Estado un político muy sensato, muy realista, el doctor Alfredo Toxqui, que en su campaña política para alcanzar la gubernatura, lanzó una frase que se hizo popular: “Cancelemos odios y rencores” y así fue lográndose la estabilidad social, que resultó muy costosa para toda la población, pero sobre todo para el sector derechista cuyas mentiras quedaron al descubierto, haciéndole perder el control casi total que tenía sobre la población de la entidad.

           LA UNIVERSIDAD OFICIAL CRECIO, SE DESARROLLO como nunca; lo mismo ocurrió con la UPAEP, que se fundó a consecuencia de este conflicto. Varios elementos progresistas del clero católico, fueron invitados para impartir clases en facultades de Filosofía y Letras y así se recompuso el tejido social roto durante varios años.

             Actualmente la Iglesia Católica está presidida por el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, un hombre muy realista y sensato, originario de la mixteca poblana. Sus primeros estudios los realizó en esa zona donde reside gran parte de su familia; sus estudios sacerdotales los hizo en el Seminario Palafoxiano. Fue párroco en varias partes y tuvo a su cargo una parroquia que comprendía a un amplio sector de colonias de clase media en la zona oriente de esta capital. Tiene relaciones amistosas con mucha gente de todos los sectores de la población. Es un obispo auténticamente popular. No se dedica a celebrar bodas o bautizos solo con la gente fifi; no nos lo imaginamos arengando al pueblo a quemar los libros de texto o demandando que se impida su distribución. Es demasiado inteligente para no caer en lo que varios pastores eclesiásticos han caído desgraciadamente, en varias partes del país. Los hechos dramáticos que Puebla vivió en los años sesenta y setenta, han sido el mejor antídoto para  evitar que los diversos sectores de la población, caigan en politiquerías baratas instigados por personas interesadas en crear conflictos artificiales.

Publicado en COLUMNAS
Sábado, 05 Agosto 2023 20:27

Los libros de texto: debate nacional

Claudio X González siempre ha sido partidario de la privatización de la educación, bajo dos perspectivas: que los padres de familia y los educandos puedan elegir en qué institución se van a formar sus hijos y la otra, por el enorme gasto que implica para el país, sostener una educación pública que a pesar de la enorme inversión y sostenimiento del Estado, sigue padeciendo deficiencias y ha sido objeto del control político del magisterio y de los gobiernos en turno.
Para los defensores de la nueva escuela mexicana promovida por la 4T, lo que busca X González es evitar la divulgación del conocimiento en beneficio del progreso, postura que es apoyada por la derecha representada por el PAN y la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), aunque estos organismos históricamente, siempre se han opuesto a la educación pública y por décadas se han negado a cualquier perspectiva progresista en las aulas y hasta la fecha mantienen un fuerte rechazo a la educación sexual integral, la laicidad, los enfoques científicos en temas que entran en contradicción con el fundamentalismo católico, la crítica al sistema económico vigente y, en general, a la modernidad, la tolerancia y la solidaridad. .

Un hecho que debe destacarse, es que antes del presente sexenio, la industria editorial privada estaba a cargo de la producción de los libros de texto gratuitos y eso les redituaba más o menos la mitad de sus ganancias y el hecho de que ahora sea la propia Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) la que se encargue de la producción y la distribución de los libros para el ciclo escolar 2023-2024 está afectando intereses económicos muy grandes y particulares. Y para muestra un botón: el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Hugo Setzer, hecho que se confirmó durante  la inauguración de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería,  donde el líder empresarial denunció la posibilidad de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) desarrolle un libro de texto único para secundaria, lo cual, dijo, dejaría pérdidas millonarias para la industria editorial. Como el mismo Setzer señaló, la cesión de la última fase de la educación básica a las fuerzas del mercado deja mil 500 millones de pesos anuales a la Caniem, es decir, 15% de sus ingresos.

Mención aparte merece la postura adoptada por TV Azteca propiedad del magnate Ricardo Salinas Pliego, quién a través de su noticiero estelar a cargo de Javier Alatorre afirmó que: “con los libros de texto se busca adoctrinar a los niños por difundir el comunismo desde sus primeros años escolares”; sin embargo la interpretación que han dado varios analistas, es que lo que busca Salinas Pliego es presionar al gobierno federal, a fin de lograr consolidar el pago de un millonario adeudo fiscal que tienen sus empresas con el Sat: pero volviendo al tema, la cuestión es que independiente a los errores y contenido ideológico de los libros de texto, que adolecieron de un debate nacional y de la participación de los docentes y padres de familia, se han trastocado intereses económicos, pues al final, dichos libros no hacen más que reconocer los avances que a la fecha se tienen, tales  como el reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres y no hay señal de una apología de Carlos Marx, además, el querer asustar a la población con el tema del comunismo ya es anacrónico, como dijo Julio Astillero, estamos ante el Macartismo azteca. Hay que recordar que, en pleno contexto de Guerra Fría, tras finalizada la II Guerra Mundial y la expansión del comunismo por Europa y Asia, en Estados Unidos se gestaba un fuerte odio al comunismo, que fue llevado a su máxima expresión por el senador republicano, Joseph McCarthy.

Si bien pudieran tener errores los libros, no sería la primera ni la única vez, Pero considero que si es indispensable conocer la opinión de los expertos en educación y de los docentes que al final, son los que van a trabajar con los libros de texto, son ellos quienes van a van a determinar el uso de estos en las aulas, pues dentro de su planeación incluso, no sólo utilizan dichos libros de texto, sino también están obligados al uso de otras obras para complementar su clase.
En esta lucha entre la propuesta educativa de la nueva escuela mexicana impulsada por la 4T y los opositores, lo que debe prevalecer es el interés superior de la niñez mexicana y su derecho a recibir una educación de calidad que le permita contar con los conocimientos básicos para cursar estudios profesionales para poder emplearse; al final ellos deben ser el centro de este debate y no los actores políticos que sólo están defendiendo sus posiciones de poder.

                                             *Director fundador del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.

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