Miércoles, 22 Mayo 2019 18:36

La paja en el ojo ajeno

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

          El “candidato ciudadano” apoyado por el PAN, PRD y MC, Enrique Cárdenas Sánchez, ha insistido mucho en descartar a Luis Miguel Barbosa Huerta, como aspirante a la gubernatura, afirmando que está enfermó e incapacitado para gobernar, pero contrario a lo que dice el candidato panista, el candidato de la alianza Juntas Haremos Historia, ha visitado el doble de municipios del estado de los que el académico ha recorrido durante su campaña y siempre esta tranquilo, incluso cuando escucha los ataques de su contrincante (lo vimos en el debate) y en ningún momento de le ha visto fuera de sus casillas, ni cuando responde a preguntas capciosas de los reporteros.

             Cárdenas Sánchez con sus frecuentes arranques de ira, con agresiones verbales a los reporteros que hacen preguntas incómodas para él, demuestra tener una enfermedad nerviosa que según nos dicen quienes saben de esto, se llama neurastenia y eso es grave para alguien que pretende gobernar un estado tan diverso, cultural, racial, económica y políticamente, como Puebla.

                Los neurasténicos, creen siempre tener la razón, no resisten la menor crítica y tampoco la disidencia. Suelen querer imponer su forma de pensar a rajatabla, aunque no tengan razón y son capaces, la clase política poblana sufrió hace poco a una persona con este mal, no solo de gritar insultos, sino de agredir físicamente, aventando teléfonos celulares contra quienes lo contradecían.

                Pero hay algo todavía más grave, con esas actitudes demuestra su nulo oficio político. Los políticos aprenden a dominar sus pasiones, a controlar sus emociones. Saben que en una discusión el que se enoja pierde y don Enrique  Cárdenas, ya tiene en sus dos meses de campaña, varias discusiones perdidas por no saber controlar sus emociones.

                Si para ser policía de a pié, ahora le exigen a un aspirante, someterse a una prueba psicológica, si el señor Cárdenas Sánchez quisiera pasar por esa prueba, seguramente que resultaría reprobado.

                  Si viviéramos en otros tiempos, en los años posteriores a la Revolución, sería un cacique caprichudo, voluntarioso, vengativo, tipo Gonzalo N. Santos, Maximino Avila Camacho y otros de esa especie, aunque eso sí, ilustrado.

                   La política no se aprende en las aulas universitarias. Eso ayuda y mucho, pero la política real, es un oficio que se aprende en la práctica, en los partidos, en la calle, conviviendo con la gente, conociendo las diferentes formas de vivir de las familias, en el campo, en las ciudades, en los pequeños y medianos pueblos.

                “Los partidos deben ser, escuelas de política”, dijo uno de los intelectuales más destacados del siglo XX, fundador del Partido Acción Nacional hace casi 80 años. Nadie ha escuchado su consejo, ni el partido que él fundó.

                 Por eso los panistas de la cúpula, tienen que andar buscando “candidatos ciudadanos” para dar, según ellos, muestras de democracia.

                 En ocho décadas, no han sido capaces, como tampoco lo han sido los demás partidos políticos mexicanos, de formar sus propios cuadros: Jóvenes políticos con ideología, con principios, con conocimiento de nuestra historia y sobre todo de la realidad nacional y regional.

                 Durante su gira por Huehuetla y Cuetzalan, en la sierra norte de Puebla, el candidato de Morena a la gubernatura del estado, afirmó que entre sus prioridades está  la de definir los perfiles de los titulares de Seguridad y Finazas del Estado. No descartó que algunos de los funcionarios del actual gobierno interino, como el secretario general de gobierno, Fernando Manzanilla y el de finanzas, Jorge Estefan Chidiac, puedan repetir en el cargo, aunque dijo, que  lo someterá a consulta entre los grupos interesados.

                El resto de los titulares de las dependencias estatales, serán definidos posteriormente.

               Los comentaristas de la prensa nacional consideran que la designación de Germán Martínez Cázares como titular del IMSS, constituyó un error de Andrés Manuel López Obrador.

               Martínez Cázares, el ex panista con 30 años de militancia en el PAN, que fue dirigente nacional de ese partido y funcionario en los gobiernos de Fox y de Calderón, tiene una larga cola que le pisen.

               Lo acusan además de incongruencia ideológica, de ineficiencia, de haber sido defensor acérrimo del triunfo de Felipe Calderón, en las elecciones del 2006, contra López Obrador, afirmando que fue un triunfo limpio y no fraudulento. Fue secretario de la Función Pública y luego, por dedazo del presidente del empleo, fue dirigente nacional del PAN, cargo en el que duró cinco meses, pues tuvo que renunciar por haber llevado al PAN a un desastre electoral en varios estados del país.

              En Morena, fue inscrito en la lista de senadores plurinominales y de senador, pasó a director del IMSS, en medio de la aprobación de sus antiguos compañeros panistas.

                Ahora renuncia acusando al gobierno de Andrés Manuel, de utilizar medidas neoliberales contra el Seguro Social, porque aunque la acusación directa la hace contra el secretario de Hacienda, la verdad es que es contra el gobierno de la 4Transformación.

               Martínez Cázares, se está evidenciando como un quintacolumnista en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Ahora resulta que las senadoras del PAN, exigen al secretario de Hacienda Carlos Urzúa,  que vaya a informar al Senado, sobre la renuncia de su antiguo correligionario.

                El ex director del IMSS, mientras tanto, se prepara para regresar a ocupar su curul de senador plurinominal.

Publicado en COLUMNAS

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