Columna | Desde el portal

 Considerado como violador, de la Constitución y de mujeres, el presunto candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, es un riesgo para la democracia y para la convivencia pacífica del país, al amenazar con impedir la realización de las elecciones en la vecina entidad si es que no aparece en la boleta electoral.

 Solapado por el poder, el senador con licencia carece de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de un cargo público, aún cuando tenga simpatías y fuerza política, pues se requiere de principios y ética para ganar la confianza de la sociedad acostumbrada en ver a la autoridad en sinónimo de respeto y confianza.

 Si no es por respeto al pueblo de Guerrero, debería ser por respeto a sí mismo una decisión de abandonar la intención de ser gobernador por encima de la Ley y de las instituciones, pues el mundo no debe ver en ese espejo el desprecio a las normas que rigen a la sociedad por la protección facciosa y los compromisos familiares o partidistas.

 Lejos de una lucha legal o política, la de Salgado Macedonio es una lucha por la decencia y la prevalencia de la Ley y de sus instituciones; si hay errores de interpretación o intencionadas en la aplicación de la misma, existen los canales para corregirlo y es tiempo de hacerlo. La lucha política no debe ser sinónimo de inmoralidad.

TURBULENCIAS

Vacunas, lucha política en Oaxaca

  La noche del lunes el alcalde de la ciudad de Oaxaca, Oswaldo García Jarquín, emitió un comunicado para exhortar a la población a no hacer caso de rumores sobre la aplicación de la segunda dosis de la vacuna y esperar a que Bienestar de manera oficial diera a conocer la fecha de vacunación, no obstante que la Pfzier se encontraba la en la capital. Minutos después Bienestar informó que la vacuna se aplicaría a partir de este jueves, lo cual denota un manejo político y tendencioso de la información sin importar la desesperación y la angustia de la gente que espera protegerse contra la terrible pandemia. Sin embargo, parece ser que eso no le interesa al Gobierno Federal o cuando menos a su delegada en Oaxaca…Al interior de Morena en la entidad se sabe que el desplazamiento de dos combativas mujeres de puestos importantes se debió a malos manejos económicos y políticos. Uno, de la diputada local Gloria Sánchez López, que no fue postulada a la presidencia municipal de Juchitán por sus ligas con empresas eólicas y, dos, la de la costeña Delfina Guzmán Díaz, de la presidencia de la JUCOPO del Congreso Local, quien no solamente buscaba la relección al amparo del cargo que ostentaba, sino que también tuvo malos manejos administrativos en los escasos tres meses que estuvo en el cargo. Y aunque todo se ve normal, en el fondo hay una intensa lucha entre grupos de poder por la candidatura de Morena al Gobierno del estado; se da por hecho que el senador Salomón Jara fue desplazado ya, y que una eventual postulación provocaría la desestabilización de la política social que ha logrado el gobernador Alejandro Murat…Adjudicándose una representación gremial que no tienen, presuntos candidatos a legisladores hacen campaña asegurando que cuentan con el apoyo de artistas, periodistas e intelectuales, cuando en realidad el voto es individual sin importar el oficio o profesión que ejerzan. Es decir, los comunicadores ni los artistas irán en bola a las urnas a votar, cada uno razona su voto y lo emite de acuerdo a sus intereses o simpatías por candidatos o de partidos, pues el voto no es corporativo. Generalmente los gremios de creadores no son partidistas como para que en Coyoacán aparezcan candidatos o candidatos diciéndose representante de reporteros y locutores…

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Publicado en COLUMNAS
Lunes, 17 Julio 2017 17:49

Arrecia la lucha política en el país

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

      La pésima idea de elegir en un solo día a los tres niveles de gobierno en el país (federal, estatales y municipales) está causando descontrol y desconcierto entre la ciudadanía, sobre todo porque los partidos han abandonado su ideología inicial y ya casi no se distinguen unos de otros, pues de hecho no tienen propuestas y sus referencias a los problemas del país, que son muchos y graves, las concretan, en la mayoría de los casos a solo dos: la corrupción y la violencia.

       Todos ofrecen acabar con uno y otro en el corto plazo, algo que no es creíble. El problema de la corrupción, es un problema que venimos arrastrando desde La Colonia Española y que se ha agudizado desde la llegada de la tecnocracia criolla al poder.

        Una propuesta creíble y lógica, es la de reducir la corrupción a límites tolerables.

         El problema se agudizó, desde que los empresarios empezaron a aspirar a puestos públicos alentados por los doctores de Harvard.

         Ellos ven el poder político como un negocio mucho más rentable que cualquier otro y sin riesgos, salvo cuando se provocan rivalidades políticas desde dentro y hay enfrentamiento entre grupos internos de los diferentes partidos o cuando los corruptos rompen todas las barreras en busca de riqueza mal habida y enojan al pueblo que protesta contra los abusos.

        Nadie se escapa, ya ven las revelaciones que está haciendo Lino Korrodi, jefe de “Los Amigos de Fox” sobre el enriquecimiento inexplicable de su protegido en las elecciones del 2000.

         El problema de la violencia se inició como tal, en el gobierno de Felipe Calderón, que fue el que declaró en forma irresponsable, pues no tenía ni estrategia ni gente capacitada para hacerla, la guerra a la delincuencia organizada.

          Ahora ya llevamos dos sexenios embarcados en esa guerra, que cada día resulta más costosa en vidas humanas y en recursos económicos. Ha habido tantos muertos jóvenes, casi como en la guerra de Siria y el gasto que se hace es multimillonario.

          Quien diga que si el voto de la ciudadanía le es favorable, terminará totalmente con ese problema, está engañando. Es un problema que no puede resolverse en el corto plazo. Si pueden adoptarse estrategias más eficaces, pero se requiere el apoyo de los gobiernos estatales y municipales, así como de la sociedad civil, para recomponer el tejido social y lograr que vuelva la tranquilidad.

        Las acciones de las fuerzas de seguridad, deben ir aparejadas con una política social que disminuya la pobreza y la pobreza extrema. Un país de 129 millones de habitantes, de los que casi 55 millones están considerados como pobres, nunca estará tranquilo.

        Los jóvenes son necesarios en todos los gobiernos, pero entreverados con los viejos que tengan experiencia y capacidad política, sensibilidad social y patriotismo.

        Los hay en todos los partidos. Como también hay jóvenes capaces y enterados de la realidad de este país.

        Un caso de éstos, es el del joven abogado Roberto Rodríguez, quien está poniendo su mejor esfuerzo para ganarse la voluntad de los priistas del décimo primer distrito de esta capital y se su abanderado para la diputación federal.

        En breve plática con un grupo de periodistas, demostró conocer la problemática nacional y local, saber lo que se necesita para enfrentar los problemas más sentidos por la población y con amplio criterio para atender a todos y ser representante de todos sin importar ideologías, nivel económico o nivel escolar.

         Conoce la mecánica de su partido, el PRI y está dispuesto a jugársela internamente para ser un representante eficaz ante el Congreso de la Unión. Sin presumir, demostró ser un priista leal a su partido, con el que comparte la ideología revolucionaria y liberal que ha distinguido al tricolor, pero sin apartarse de la realidad que se vive hoy día.

         Nos enteramos de la intervención quirúrgica de que fue objeto el arzobispo de Puebla, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, de la que, según nos informan, salió bien.

         Don Víctor es una autoridad eclesiástica que está muy bien ubicado en el papel que en la actualidad le corresponde desempeñar. Estamos seguros que las oraciones de los fieles de su iglesia, le ayudarán a superar sus males y que continuará con vigor el desempeño de su apostolado.

          El PRI no quiere perder el control del distrito de Tepeaca, cuyo diputado federal, Alejandro Armenta, renunció a su partido y se pasó a Morena. Los priistas pretenden realizar trabajos de gestoría y atención de los problemas de esa zona, para no perder votos.

          Si hubieran apoyado a su ahora ex militante y legislador cuando en el inicio de su periodo, denunció ante las autoridades correspondientes las negligencias y los abusos de poder, cometidos por autoridades estatales, no tendrían necesidad ahora, de pretender sustituirlo y ganarse la confianza de los ciudadanos, que cuando se pierde, se pierde.

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