Columna | JUICIO

Como preámbulo a la columna de este día, no pude menos que aprovechar las palabras de Luis Donaldo Colosio Riojas, quien en Magdalena de Kino, Sonora, admitió que no espera nada de la justicia mexicana a 25 años del magnicidio de su padre, el candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, ocurrido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana

A un cuarto de siglo del magnicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta, pocos son los priistas y políticos de aquél entonces que en verdad lo recuerdan cada año, disparando arengas a la menor provocación y buscando encontrar verdades en ese hecho tan repugnante, porque cuando los primeros en protestar se rasgaban las vestiduras exigiendo Justicia por el artero crimen que conmovió al mundo, ahora se hacen de la vista gorda.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sin ostentación de amistad o cercanía alguna con el sonorense, con pocos datos pero haciendo memoria, señaló prudentemente que dos días antes del atetado había cenado el sonorense Colosio Murrieta, en casa de una amiga común.

Y alguien más, cercano en el afecto y amistad del hombre de Magdalena de Kino, Alfonso Durazo Montaño, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, expresó sus dudas sobre los resultados del kilométrico expediente y manifestó su acuerdo al igual que el jefe de la Nación, porque el magnicidio se aclare y no quede en la impunidad

EN LO OSCURITO EL PRI MUNICIPAL DE LA 5, CELEBRÓ UN BREVE ACTO EL SÁBADO 24

Fueron pocas los actos luctuosos que se conocieron en el país el sábado 24 de marzo;. Puebla no fue .la excepción en esos pocos y el Comité Municipal del PRI, hizo un acto en lo oscurito, casi a puerta cerrada, en el vetusto edificio de la 5 Poniente 122, cuando la militancia reclamaba, también en lo oscurito, haberlo hecho en el parque público que lleva su nombre, situado en la avenida 7 Poniente y calle 5 Sur, que está convertido actualmente en un bazar o tianguis.

Presentes en el acto luctuoso el candidato a gobernador Alberto Jiménez Merino; el presidente de CDE del PRI, Javier Cacique Zárate, la secretaria general Isabel Merlo Talavera y otros priistas más. 
  
Una semana después del crimen de Lomas Taurinas de Tijuana el columnista fue invitado a la fronteriza ciudad, donde  la comunicadora Rosy Leal Villegas, el comunicador Bulmaro, su esposo, y el director general  del diario “El Mexicano”, Eligio Valencia Roque, hicimos un recorrido por el escenario del magnicidio, conociendo así que las condiciones del terreno donde fue abatido hacía más que imposible salvarle la vida, porque el disparo a la cabeza de Luis Donaldo (de los dos que recibió), era mortal de necesidad.

Pero también en la ciudad de Tijuana, el columnista fue invitado el hidalguense Orlado Arvizu del CEN del PRI a presenciar el desarrollo de las elecciones donde el PAN arrasó, válgase la comparación, al mero estilo “Lopezobradorista” de hoy , hace más de 30 años, el 2 de julio de 1989 .

Derrotados fueron en ese entonces, Margarita Ortega Villa, del PRI; Martha Maldonado Zepeda, del PRD-PARM; y Sergio Quirós Miranda, del PFCRN-PPS. 

Según trascendió en aquel entonces que hubo necesidad de pedir prestado un aparato de precisión para el estudio que se requería en uno de los dos hospitales donde recibiría la atención urgente.

Esta tragedia política nacional que se registró en Baja California, tuvo sus consecuencias y al poco tiempo del hecho se conoció la triste noticia del fallecimiento de la esposa del presidenciable, doña Diana Laura Riojas de Colosio.
 
Hoy, los hijos del matrimonio, el joven Luis Donaldo Colosio Riojas, es un profesionista que ya incursiona en la vida política. De su hermana Mariana Colosio Riojas, poco se sabe.
 
Luis Donaldo, llegó a la militancia del PRI en 1968 y 17 años después (1985) fue electo diputado federal y en 1988 Senador de la República y con ese cargo de llegó a la presidencia nacional de su partido de 1988 a 1992. El PRI con él en el mando reconoció en 1989 por primera vez una derrota en una elección para gobernador en Baja California de gobernador, entidad en la que gobernó el panista Ernesto Ruffo Appel.

Formó parta del gabinete de Carlos Salinas de Gortari a partir de1992 como  Secretario de Desarrollo Social, en sustitución del candidato a gobernador de Veracruz, Patricio Chirinos Calero y más tarde él sería  el abanderado presidencial junto con dos fuertes aspirantes; Pedro Aspe Armella, secretario de Hacienda, y Manuel Camacho Solís, jefe del Departamento del Distrito Federal, quien causó escozor en las filas del PRI al romper las normas no escritas de la sucesión presidencial al negarse a expresar públicamente su apoyo a Colosio Murrieta, postulado candidato a la Presidencia de la República el 23 de noviembre de  noviembre de 1993.

Hasta la fecha pocos sin los mexicanos que creen en el asesino y la muestra el interés del presidente de México y del Secretario de Seguridad Pública y Bienestar, porque se aclare y no quede impune el atentado a quien pensaba como presidente de México, cambiar el estado de cosas en la República Mexicana.    

EL DISCURSO DEL 6 DE MARZO DE 1994, EN LA CAPITAL MEXICANA SELLO SU DESTINO  

El discurso pronunciado por Colosio frente al Monumento a la Revolución Mexicana, en la Ciudad de México, el 6 de marzo de 1994, en el aniversario del PRI, se considera como el rompimiento con el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari y una revaluación de la política neoliberal.

El mensaje habla de un México agraviado y en crisis, con hambre, con sed de justicia y profundas diferencias sociales, pero con la esperanza de transformaciones.

Se asegura que Carlos Salinas de Gortari estuvo de acuerdo con el contenido del discurso, el periódico El Norte de Monterrey registraba las presiones hechas por el jefe de la oficina de la presidencia José María Córdoba Montoya, para que renunciara, pero el propio e influyente personaje el que  desmintió la versión y después del asesinato de Colosio Murrieta, asumió un cargo en el Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington, D.C., aparentemente con la anuencia de Ernesto Zedillo Ponce de León. Córdoba Montoya tampoco sería juzgado o siquiera investigado, durante el sexenio de Zedillo, por sus supuestas ligas al narcotráfico en las conversaciones telefónicas filtradas a la prensa con Marcela Bodenstedt (con la que Córdoba tendría un romance), una expolicía con nexos con el cártel del Golfo de García Abrego.

"Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes”.

"Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.

"Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros. Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio. Empecemos por afirmar nuestra identidad, nuestro orgullo militante y afirmemos nuestra independencia del  gobierno”.   

Las nuevas generaciones tienen todo el derecho a saber cuales fueron las realidades del magnicidio, por lo que las autoridades no deben echarle tierra al asunto que acabó con una vida en esplendor.

Publicado en COLUMNAS

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