Columna | P U L S O    P O L I T I C O

                  Con la participación de entre 250 y 300 autmóvilistas,     que recorrieron el boulevard 5 de mayo, poblanos de clases medias acomodadas demandaron la renuncia del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, afirmando en carteles que portaban o habían colocado en sus autos, que “el puesto le quedó grande”.

                  Para ellos la Presidencia de la República, le quedó chica a Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, modelo de políticos profesionales que dejaron al país casi en ruinas, a punto del colapso, con una deuda billonaria, con una delincuencia desatada que ha sembrado a cientos de miles de muertos y desaparecidos; con dos industrias básicas propiedad del Estado, la petrolera y la eléctrica quebradas; con más de 50 millones de pobres, de ellos la mitad en pobreza extrema; que tuvieron al frente de la Seguridad del Estado, a un corrupto aliado o cómplice del jefe del cartel delincuencial más importante de México y con una corrupción que alcanzó niveles nunca antes vistos.

                La realidad que los gobiernos que para los manifestantes de ayer fueron modelo a seguir, han sido los gobiernos más ineficientes que ha tenido el país, los presidentes con menos oficio político y sin la menor sensibilidad social. Con esos gobiernos llegó a México la “guerra sucia” entre políticos, que ha venido a degradar la actividad política en el país, al convertir lo que debe ser una actividad noble y patriótica, en un hervidero de chismes, de intromisiones en la vida privada de los participantes como dirigentes o como candidatos, de acusaciones sin sustento, y de ambiciosos de dinero y de poder, que en un corto de tiempo más, hubieran acabado con el país.

                Ahora México está prácticamente sin partidos políticos: todos han perdido en la vida real, aunque la conserven en el papel, su identidad. No tienen principios realmente. El objetivo de quienes aspiran a un puesto de elección popular, salvo raras excepciones, es el poder y el dinero y nada más. El PAN, se asume como la segunda fuerza política del país, cuando nunca fue un partido nacional realmente. Hay estados, como Guerrero, Tabasco, Chiapas, gran parte de Oaxaca, Veracruz y muchos más, donde tienen presencia simbólica: en Guerrero, perdieron su registro por no haber alcanzado el 2 por ciento de la votación que se exigía a los partidos, para mantener ese registro, en la elecciones de gobernador (el candidato triunfador fue Angel Aguirre, del PRD) y en venganza, porque fue un presidente vengativo, Felipe Calderón quitó a Acapulco, la sede del “Tianguis turístico” que se celebra cada año.

               Hace unos días, treinta senadores de “Morena” emitieron un comunicado, hablando de la necesidad de actuar y profundizar en la transformación económica, política y social del país, “porque estamos viviendo una de las peores crisis de la historia, derivada de un sistema de abusos y explotación de la naturaleza y de la humanidad, que no habíamos experimentado nunca”, afirman.

                “México no puede regresar ni a las políticas, ni a las prácticas de gobiernos anteriores que nos dejaron en una situación de desastre y frustración para una gran mayoría de los mexicanos. No debemos olvidar que hoy más de la mitad de la población vive en la pobreza, con una gran inseguridad, desigualdad social y marginación, heredados de los seis gobiernos anteriores. Que la nación mexicana no puede regresar a esos vicios y graves problemas de corrupción que estuvieron a punto de llevar al país a una crisis social y política de consecuencias impredecibles”.

                Todo eso es absolutamente cierto. Las consecuencias impredecibles de que hablan los senadores de Morena, será una revolución armada. Ya casi la tenemos con la proliferación de bandas delincuenciales en todo el país y con el tráfico imparable de armas en la frontera norte. Solo falta la carga ideológica, que podría darles algún farsante ambicioso de poder o un personaje bien intencionado, de todos modos, una revolución a estas alturas sería una catástrofe para México.

               OJALA Y QUE LOS “morenistas” de todo el país, entiendan y que los senadores (y senadoras) que hacen esta proclama,  les están pidiendo que ya sean un partido político de verdad, con estructura, con organización, con una línea ideológica clara y contundente, con disciplina, porque así como están, no sirven para nada. Están en sus inicios, igual que el PRI, el PAN y el PRD, en sus finales: divididos, confrontados, sin ideología política, sin estructura ni organización, sin disciplina.

               Los senadores están obligados no solo a exhortar a los militantes de su partido a ser más combativos, sino a apoyar decididamente a hacer de “Morena” un partido fuerte y bien organizado, comprometido realmente con la 4-T.

               Ahora fueron 300 automovilistas, cuando mucho, los que se mostraron a favor del regreso de los regímenes ineptos y corruptos, pero si “Morena” sigue como va, “los conservadores” pueden seguir avanzando, pues ellos no se paran por el fracaso, ni por el ridículo que hacen. Ellos van tras su obsesión contra viento y marea.

              EL PRESIDENTE AMLO, visitará Puebla el miércoles próximo. Será una gira que comprenderá los estados de Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo y Morelos.

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