Sábado, 12 Agosto 2023 05:11

La ciudad y sus buenas fuentes

El historiador Joaquín García Izcalbalzeta conservó en su acervo el manuscrito de las “Memorias” de Fray Toribio de Benavente escrito en 1533, documento en el que “Motolinía” da cuenta de la primera misa oficiada en la Ciudad de Los Ángeles, dado cuenta de que, en realidad, la única existente con tal condición se haya  en las regiones celestes y no en el valle de lágrimas en el que habitamos los mortales.

 

Relato en el que destaca el acceso al agua de ese   nuevo asentamiento terrestre, aunque edificado en referencia a los coros celestiales,  y que llegaba a grado tal, que por falta de la adecuada infraestructura su primer establecimiento quedó anegado y borrado del todo ante las primeras precipitaciones pluviales de aquel año, que, el propio Fray Toribio fijó en 1530 como al respecto hiciera lo propio ochenta años después Juan de Torquemada.

 

El discurrir de su escrito deja de manifiesto, al hablar de esta otra Ciudad de los Ángeles de la Nueva España, la influencia que la obra de San Agustín habría impregnado su visión de la vida:

 

“Dos amores, elevaron  dos ciudades, el amor de dios hasta el menosprecio de si mismo la Ciudad de Dios, y el amor a si mimo hasta el menosprecio de Dios la Ciudad del Hombre”.

 

Queda de manifiesto, asimismo , otra de las grandes influencias que impregnarían la visión del mundo de “Motolinía”, la de Joaquín Di Fiore, que fuera propagada por los frailes franciscanos y que tan cara fuera al ánimo del Emperador Carlos y de su consejero Mercurino Gattinara : el fin de mundo se aproximaba bajo un único pastor y guía en el mundo, y por ende, era necesario construir una urbe en el que los hombres se abrieran paso con el esfuerzo de su propia labor y  que renunciaran al servicio personal obligado de los indios en repartimiento, cuyos excesos en los dominios de la isla “Española” tanto escándalo habían propiciado en las cortes de Burgos.

 

En el siglo dieciocho,  Mariano Fernández de Echeverria y Veytia escudriñando en las fechas relativos a los sucesos narrados tanto por Fray Toribio como por Juan de Torquemada , precisa que la fecha en que tuvieron que tener verificación los sucesos aludidos corresponde  al 16 de abril de 1531 y no de 1530.

 

El propio Mariano Fernández, por lo demás,  ponderó la importancia del fluido de los caudales de los ríos Alseseca y Atoyac, destacando la edificación en su época del molino existente en las inmediaciones del puente de lo que entonces era la salida de la Ciudad.

 

A principios del siglo veinte y en el marco de una deteriorada imagen de las instituciones por la rampante corrupción en la que incurriera el gobernador Mucio P. Martínez, la legislatura del estado abrió una investigación por las obras emprendidas por el alcalde de la ciudad Francisco de Velasco.

 

El saliente munícipe salió más que airoso al esclarecer y justificar a plena satisfacción las obras emprendidas, entre las que se encontraba, además del Palacio Municipal edificado por el arquitecto británico Charles T.S. Hall, las obras de drenaje y alcantarillado.

 

 Quedaba  atrás el sistema virreinal de pilas para el abastecimiento del vital líquido y entre las que destacara la conocida como la “de Carrasco”, ubicada en el sitial que ocupa desde 1875 el templo metodista de Puebla, reedificado en 1925 tras el incendio que consumió la construcción original.

 

Las obras emprendidas por el alcalde de Velasco  brindarían, entre otros beneficios públicos, un enorme respaldo para contener años después la epidemia de la “influenza española” de 1918. 

 

Lejos de lo que se sugiere en la cinta “Arráncame la Vida”, la “Presa Manuel Ávila Camacho” no se edificó durante el mandato de don Maximino, sino de su hermano Rafael, y no tiene por fin generar energía, como si lo tenía el molino edificado en el siglo dieciocho, y como, en mucho mayor escala sucedería desde 1903 con la presa de Necaxa, como se destaca en el ensayo de mi autoría “México ante la encrucijada del agua”.

 

La “presa de Valsequillo” constituye en realidad,  una obra de infraestructura edificada con propósitos de irrigación almacenando las aguas que desembocan en su embalse proveniente de los referidos ríos que circundaban la ciudad desde la legendaria misa oficiada por Fray Toribio, los cuales, por decisión de Isabel de Portugal, se representan en las líneas azules que bordean el escudo de la ciudad, según narra al respecto Mariano Fernández de Echeverría y Veytia  

 

 El desagüe de los residuos urbanos, constituía otro de sus propósitos, propósito este último, que en su consecución   terminó por contaminar los depósitos del embalse, a grado tal, que el distrito de riego correspondiente no usa sus caudales a la fecha, ya que ello contravendría las disposiciones sanitarias del país, así como las normas de la agencia federal de los Estados Unidos sobre alimentos, frustrando con ello la exportación de la producción agrícola a aquel país, ya en 2014 los importadores tejanos esgrimieron severas críticas ante el perejil proveniente de una de las reservas de legumbres más importantes del México.

 

El linchamiento de trabajadores de la Universidad de Puebla en septiembre de 1968 fue cubierto a cabalidad en el reportaje realizado por Carlos Sevilla, quién obtuviera por dicho trabajo el reconocimiento Jules Dubios de la Sociedad Interamericana de Prensa, sirviendo de base a su vez a la redacción del  guion de la película dirigida por Felipe Cazals.

 

La cinta inicia precisamente, en el campamento de la delegación estatal de conservación del suelo y agua que dirigía por esas fechas el ingeniero Rubén Merino Merino y que se encargaba, a la sazón, de proveer al abastecimiento de agua para la ciudad, previa, claro está, la conducente potabilización a cargo de las autoridades municipales.

 

Treinta años después, se hizo necesario, para tal propósito, emprender un trabajo equivalente, acudiendo entonces a los escurrimientos formados en la zona de Nealtican.

 

 Por esas mismas fechas, ante el inicio del desbordamiento de una mancha urbana que, dicho sea de paso, ha crecido en una proporción mucho mayor al de la población en el área, se estableció un organismo descentralizado que abarcaba la prestación del servicio público de agua potable y alcantarillado a varios municipios y no sólo al que corresponde a la Ciudad de Puebla.

 

Tal implementación fue objeto de una controversia ante Suprema Corte  que correría a cargo del despacho mi maestro, el administrativista  Fauzi Hamdam Amad, y  en la que se esgrimió el carácter municipal que la constitución atribuye a dicho servicio, resolviéndose el diferendo a favor del párrafo que el propio precepto estable, y en el que autoriza   la asociación de dos o más municipios para la prestación de alguno de los servicios que les son atribuidos, cuando la complejidad  supera la  capacidad administrativa  de las comunas en lo individual.

 

La vigencia de la Ley de Aguas Nacionales de 1992 con sus respectivas reformas desde su publicación, serviría de marco para el proyecto impulsado por David Korenfeld durante la pasada administración, tendiente a privatizar los recursos hídricos del país, curiosamente, a favor de  la empresa estatal del agua del estado de Israel: “Mekorot”.

 

En tal tesitura, el 31 de diciembre del 2012, el sublime fallido y hoy extinto Rafael Moreno Valle expidió la inconstitucional Ley del Agua para el Estado de Puebla, que, según ha sido determinado por las instancias competentes del caso, cobra un saneamiento que, en realidad no proporciona a los usuarios.

 

A una década de haberse obtenido la concesión para operar mercantilmente el servicio público de agua potable y alcantarillado, el gerente de la empresa anuncia una inversión de 2 mil 113 millones de pesos para lo que resta del presente ejercicio fiscal y para el entrante, destinándose mil millones de pesos para el rescate del Río Atoyac.

 

Por muy “buenas que sean las fuentes” del promovente de la intención referida, queda claro que , en contrapartida del léxico empleado en tal aserto ,  la expresión “chairo” difícilmente habría sido empleada en sus textos por  Fray Toribio de Benavente, o por  Joaquín Di Fiore,  San Agustín de Hipona , o  Mariano Fernández de Echeverría y Veytia; por lo que, en definitiva,  resultan dignos de llamar la atención los recursos recientemente empleados en promover la  imagen de la empresa.

 

Promoción en la que se alude a  una  supuesta eficacia que, en definitiva,  no corresponde a posponer una década la inversión que habría de constituir, en todo caso, la condición sine que non para obtener previamente una concesión para la prestación de un servicio público de tal envergadura y relevancia como es el concerniente a la potabilización y alcantarillado del agua.

 

Tampoco resulta concordante, por lo demás, con el hecho de anunciar obras que, por disposición del párrafo quinto del artículo 27 constitucional , quedan por completo fuera del alcance de un concesionario privado por corresponder en exclusiva a la administración pública federal, como lo es rehabilitar las aguas del rio Atoyac.

 

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Publicado en COLUMNAS

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