Lunes, 26 Marzo 2018 11:44

Mariano Antonio Matamoros Guridi VI.

Columna | Desde las Galias.

Dedicado a: Don Gabriel Sánchez Andraka.

                    Enrique Cárdenas de la Peña en su magna obra: “Morelos”, acude para justificar sus hipótesis a  Troeltsch  y  a  Dilthey.

                    El primero afirma: “Que el análisis total del individuo sólamente puede entenderse dentro de una totalidad mayor, de una famil ia, de un linaje, de una clase, de una época, de una situación espiritual general y, a fin de cuentas, de una relación humana”.

                    Del segundo: Dilthey, influyente en la pedagogía mexicana de antes de los ochenta del siglo pasado; tomo, de todas sus tesis, las más justas para justificar la Guerra de Independencia.

                    El Dilthey, afirma que en los grandes acontecimientos históricos operan dos fuerzas. 

                    Una, la que exige satisfacciones a sus necesidades más apremiantes, interpretadas por personajes destacados.   Los anhelos de esta fuerza se convierten en direcciones positivas, nacidas del pasado para forjar el futuro al propagar sus acciones tendientes a la mejoría material e intelectual. 

                    La otra fuerza, operante, ejerce la voluntad de poderío y la inclinación para oprimir a los demás.

                    José María Morelos, es la mega hoguera que desde Guerrero, Puebla, Oaxaca, estado de México y Veracruz hace crecer su luminosidad o intensidad bélica alimentadas por los miembros de las castas sometidas a esclavitud, representa a la primera fuerza definida por Dilthey.   A su lado incorpora a idealistas también combatientes como Mariano Antonio Matamoros Guridi que llegó a ser su brazo derecho.   Las dos figuras, cabalgan al lado de decenas de sus pares, conduciendo a la vez a miles de indios, mestizos, zambos, negros, mulatos, saltapatras; todos ellos, miembros de las castas más despreciadas.

                    Los actos guerreros de Mariano Antonio Matamoros Guridi, dentro de la estrategia dictada por Morelos bajo las circunstancias, lo conducen del curato de Jantetelco con 700 seguidores a Izúcar.   A estar en el sitio de Cuautla, donde rompe el sitio saliendo por bastimentos aunque fracasó en regresar al mismo.   Derrotará al italiano Dambrini con su tropa guatemalteca, consolidará su fama de ser organizado al aniquilar al privilegiado por la fama: Batallón de Asturias entre tantas acciones donde estuvo mandando, obedeciendo, o apoyando.

                    Mientras los incendios independentistas nacen, crecen, se reproducen y mueren, desde los cupulares desde el 1808 realizados por los que ejercen el poder en nombre del rey, hasta el de 1810-1821 alimentado con las vidas de cientos de miles de los descastados novo hispanos, el mundo occidental ha seguido su camino normal:

                    A).- Han proseguido las luchas entre los reyes y papas de la cristiandad, por los valores metálicos, no por los religiosos, ni mucho menos por los espirituales.   En España la dominadora de América, tiene siglos el conflicto, pues a la hacienda real no llegan las monedas que le envían a Roma sus obispos que se allegan anualmente 350 millones de reales, extraídos de 3148 localidades que tienen totalmente bajo su jurisdicción en el fin del siglo XVIII.

                    B).- Las 13 Colonias Inglesas de América bajo una guerra cruenta, se liberan de su patria antigua: Inglaterra; quedando como prototipo social en occidente al crear la figura federal.   Tan influyente fue en nuestro movimiento como país independiente, que su Constitución Federal era repartida como propaganda por Morelos, y copiada en parte por los hacedores de Las Actas Constitucionales 1821-1823.

                    Ellos, el “pueblo libre de América”; hizo la primera revolución social del planeta.   La francesa será la segunda.

                    C).- España vecina de Francia –su nobleza-, ve con espanto “como le bajan la cabeza al rey, a María Antonieta” (Germán Arciniegas.    Un soldado de la gleba, sin casta alguna, ahora Emperador Napoleón invade España.   Quita al rey.  Pone a otro;  a su hermano José apodado Pepe Botella, desapareciendo los poderes dados a virreyes, gobernadores, auditores miembros de la casta parásita peninsular.

                    Esta invasión francesa a la península ibérica, deja a las colonias sin obedecer a nadie.   Virreyes, gobernadores o enviados no tienen origen legal, ni menos legítimo, pues en la capital del Imperio manda un ajeno al cual en pueblo sin líderes reales, nobles o religiosos,  lucha aldea por aldea, pueblo por pueblo, ciudad por ciudad  contra las tropas disciplinadas invasoras calle por calle, casa por casa, pared por pared.

                    Esta defensa de las Matrias aragonesas, gallegas, asturianas, catalanas, vascas, castellanas, se convierten en la heroicidad en la Defensa de la Patria.  España atrasada en comparación al resto de Europa, romperá con el pasado absoluto, después de despedir desde sus fronteras a los napoleónicos ejércitos enviados por el Gran Corso.

                    Que después la imbecilidad, la ingratitud, la locura de Fernando VII, someta a su pueblo por un triunfo al pasado reciente, será por poco tiempo, pues su vasto imperium será desmoronado por líderes sociales como Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, los Galeana, Morelos, Matamoros, Guerrero, entre algunos.

 
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Viernes, 02 Marzo 2018 20:48

Mariano Antonio Matamoros Guridi V

Columna | Desde las Galias

Dedicado al Dr. Roberto Cordero Morales.

                    En agosto de 1812, el Brigadier D. Leonardo Bravo está en México, realizando tareas militares y civiles.  Es el mando segundo de Morelos.

                    Por necesidad jerárquica, necesítase nombrar a otro segundo mando cercano al único, el cual debe estar  “a la orden inmediata “, llegado el caso.  Dice Morelos:

                    “He nombrado al Licenciado Don Mariano Matamoros cura de Jantetelco por el mérito que este ha contraído organizando Brigada en Izúcar,  y defendiendo aquella plaza, a más de lo que trabajó en Cuautla, y a otros a que se agrega su talento y letras por cuyo motivo lo he dado a reconocer mi segundo, y a quien deberán ocurrir todos,  y en todo lo de mi cargo en mi fallecimiento o prisión, quod  absit”.

                    Morelos llega cerca de Oaxaca, pide la rendición como corresponde a un ejército civilizado.

                    Los de la ciudad combaten todos, (hasta los curas).   Oaxaca fue tomada por los insurgentes.   Ahí estuvo Matamoros.   La toma celebrose con 2 misas: una para honrar a la Guadalupana, otra para el Estado Mayor.

                    Morelos parte para Acapulco, dejando a Matamoros en Yanhuitlán para que cuide a las Mixtecas todas.

                    En esos días, la Nueva España llegaba hasta el Itsmo de Tehuantepec, el resto era de la capitanía de Guatemala.

                    Vienen 700 soldados guatemaltecos mandados por el Italiano teniente Coronel Manuel Servando Dambrini a recuperar Oaxaca.

                    Bajo una digna defensa de los guatemaltecos, los insurgentes  en Tonalá  obtienen la victoria.

                    Antonio Sesma y el cura de Jantetelco, con mil doscientos infantes y trescientos de caballería, flanquearon, envolvieron y desbarataron a sus enemigos.

                    Notable fue también, que a la propaganda de guerra de Dambrini donde éste aconsejaba a los pueblos, que abandonaron sus casas y se escondieran por que los insurgentes eran judíos, y una gavilla de ladrones que mataban y hacían mil perjuicios;  Matamoros contra atacó la información contraria en forma verbal y escrita:

                    “No hijos míos, os engañan, somos más cristianos que los gachupines.  Defendemos la Ley de Dios, nuestras tierras, nuestros bienes, y a nuestros hermanos los criollos.   Por esto es la guerra, queridos hijos míos, defendemos ser libres en nuestras tierras, gobernarnos nosotros y no ser esclavos de nadie”.  (Gabriel Agraz García de Alba).

                    Vuelve Matamoros a Oaxaca, desfilando como  un César en la Vía Apia.   Hay Te Deum, y entre el botín guatemalteco hay 2 bellas esculturas de Guatemala tan dada al arte sacro. 

                    Una irá a la iglesia de los Siete Príncipes, la otra a la Española.   De ahí el héroe fue ascendido a teniente General.    Con este rango intervendrá a poner orden entre los  civiles miembros del  Congreso General (diputados) que dedicados al ocio (sin guerrear), intrigan, chismean, calumnian, desprestigian a una institución recién bautizada a la cual falta la paz social, su legislación interior, sus sitios de trabajo en seguridad de sus vidas, y la conciencia de su existencia entre las gentes   de esos días.

                    El 14 de octubre de 1813, se realiza una batalla entre el especial Batallón de Asturias proveniente de España y desembarcado ha poco en la Nueva España.   EL suceso  bélico está consignado como de San Agustín del Palmar o la Batalla de Agua Quechula.

                    Había tal energía en el Teniente General, que da pena de muerte y tres carreras de baquetes por doscientos hombres al que volviera la espada al enemigo o intentara realizar actos de pillaje”. 

                    Don Lucas Alamán, consigna ampliamente el triunfo del ya forjado regimiento matamorense en las luchas previas a esta de Agua Quechula.   Igualmente lo hace Bustamante (Gabriel Agraz García de Alba).  Los poetas Gustavo Baez y Ezequiel Chávez harán los poemas sobre la victoria describiendo los sucesos.

 
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Lunes, 19 Febrero 2018 20:13

Mariano Antonio Matamoros Guridi IV

Columna | Desde las Galias.

            Dice E. Cárdenas de la Peña, que en el sitio de Cuautla, aunque la ciudad “sitiada no fue tomada”, los ganadores son los realistas con Calleja a la cabeza.   La fama y la gloria son sin duda de Morelos.   Dijo  en Europa  Napoleón I: “con cuarenta hombres como Morelos conquistaría el mundo”.

            Matamoros asienta en Izúcar su cuartel general en juicio de 1812.  Ahí organiza su división de combatientes.   Ahí la equipa, la organiza y la municiona.  Establece una fábrica de pólvora con salitre de gran calidad  que extraen de Guayacán y Tochimilco.

             Creó cuatro regimientos: el de Infantería del Carmen, dos de Caballería San Ignacio y San Luis, y el de Dragones de San Pedro, con un estandarte que tenía como leyenda: “Inmunidad Eclesiástica”.      Toda  la tropa sumaba dos mil quinientos insurgentes criollos y gente del pueblo dice Agraz García de Alba.

             El Concepto, leyenda, ahora slogan: “Inmunidad eclesiástica” fue la respuesta al bando que desaforaba a los curas insurgentes, que mayoritariamente atendían a las grandes mayorías muertos de hambre, los cuales en cientos acudían a servir  en la guerra para cambiar el estado de las cosas.

             ¿De dónde Mariano Antonio Matamoros Guridi, saca conductas de estrategias y tácticas militares?.

            Una respuesta simple, es aceptar que de alguna forma en su formación sacerdotal recibió información bélica. 

             Apoyémonos para ello en Gabriel dela Mora, sacerdote y escritor, que Agraz de Alba consigna  en la biografía heroica.  Dice de la Mora:

            “Indiscutiblemente Matamoros es el creador del ejército insurgente de línea, que reportó para Morelos las mejores victorias; y hubiese sido el consumador de la Independencia si no hubiera sucumbido en aras de la disciplina militar ¿Dónde adquirió las dotes de estratega?.

            Para comprender el aspecto bélico de Matamoros, hay que ir al museo del  Virreinato en Tepotzotlán, y pararse  a mitad de la Capilla de San Javier, frente a los tres altares que son una catarata de oro.  Esa joya arquitectónica, del más acrisolado estilo churriguerezco constituye una de las maravillas del mundo.  Allá se fraguó el espíritu militar delos jesuitas mexicanos.  Era el cuartel general y los jesuitas en México, como en toda la catolicidad, son los instructores del clero.  En la  Universidad Gregoriana de Roma los jesuitas forman a los obispos del orbe.   En cada seminario hay un periodo anual de acuartelamiento (que debió de hacer Matamoros) en el que los seminaristas hacen los Ejercicios Espirituales, bajo la dirección de un jesuita veterano que expone la estrategia que San Ignacio de  Loyola (militar convertido en sacerdote) aconseja para transformar a todo sacerdote en militar.   Esta instrucción, reiterada año tras año, va sedimentando un espíritu de combate que aflora en el momento propici.
Lo vimos al comenzar este siglo en los capellanes cristeros.   La historia lo descubre al alborear el siglo anterior en los cientos de curas  insurgentes que sorprendieron a los realistas con la eficacia de su táctica militar.    Nada raro, pues, que del humilde cura de Jantetelco  haya surgido el Mariscal Matamoros.
 
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