Columna | P U L S O   P O L I T I C O

                 En su conferencia de prensa mañanera, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, fue interrogado la semana pasada por un periodista, sobre la posibilidad de que se diera el registro de partido político al que organiza, y parece que ya cumplió con los requisitos de ley, la señora Margarita Zavala, esposa del ex presidente panista Felipe Calderón, el más constante opositor, vía twiter, a la Cuarta Transformación, bandera del actual gobierno. La respuesta del jefe del ejecutivo fue inmediata: “Claro que sí. Es mejor que haya partidos políticos opositores, que grupos de presión”.

              Y es que los grupos de presión actúan en lo obscurito, son especialistas en guerras sucias que tanto les gustan a los panistas, que hasta las importaron en el año 2000, con la campaña de Vicente Fox, y las siguieron utilizando en la campaña de Felipe Calderón en el 2006, con los resultados que hemos visto: se acabó la respetabilidad de los políticos en general; se agravia a personajes de la política nacional y a sus familias; se dicen verdades a medias; se inventan cosas, se corren rumores falsos, es decir, se vulgariza la política y a los políticos; se propicia la descomposición de los partidos y toda esa chismografía barata, sirve para ocultar la corrupción y la ineficiencia de los gobiernos en todos sus niveles.

              Los partidos están obligados, aunque en el momento actual ninguno cumple con eso, a mantener una estructura que les permita estar bien organizados; capacitar a sus huestes en la actividad política; en historia patria, en trabajo administrativo y desde luego en trabajo político bien realizado. Deberían ser, como dijo Manuel Gómez Morín, fundador del PAN, hace 80 años, “Escuelas de Política” y no lo son. Y el partido que menos cumple con ese ideal, ha sido Acción Nacional, que perdió todos lo positivo que tuvo en sus primeros años de existencia, cuando empezó a alquilarse como “franquicia comercial” de grupos empresariales de derecha y ahora, perdido ideológicamente, dividido, confrontado internamente, no sabe que hacer como partido de oposición, excepto oponerse por sistema a todo lo que haga o diga el actual gobierno.

               Una rama del PAN, encabezada por la esposa del ex presidente Calderón, decide crear otro partido de derecha o conservador, por considerar que Acción Nacional, ya no llena las aspiraciones de muchos conservadores que militaron en él.

                Tampoco la nueva organización que encabeza doña Margarita, ha logrado captar la simpatía mayoritaria de la corriente conservadora, pues han salido cosas, como el que durante el gobierno de su esposo, estuvo a cargo de la seguridad nacional, un cómplice del Chapo Guzmán, según afirman las autoridades de los Estados Unidos, jefe del cártel delincuencial más poderoso de México; y cuando se le señala como el comprador del avión presidencial más lujoso del mundo, cuyo costo de mantenimiento anual, alcanzaría para construir decenas de escuelas, reconstruir y abrir nuevos caminos, crear centros hospitalarios etc.,

              Nunca hay que olvidar, que México es un país que siempre ha sido de pobres y desiguales y que las prioridades de la nación han sido esas precisamente: abatir la pobreza y la desigualdad, desde los tiempos de la colonia española.

             Pero volvamos a la frase presidencial: Es mejor tener partidos políticos que grupos de presión.

              La semana pasada, la organización Antorcha Puebla, realizó una manifestación con miles de sus seguidores, para protestar porque la Comisión Estatal Electoral, le negó el registro como partido político local, pese a haber cumplido con exceso, los requisitos que se le exigieron y del cumplimiento de los cuales, dieron fe, funcionarios enviados por la propia CEE.

             Puede estar uno de acuerdo con Antorcha o no concordar con nada; puede uno tener ciertas simpatías, o no simpatizar en nada, pero no se puede negar la existencia de una organización que nacida hace cuarenta años en Puebla precisamente, ha logrado desarrollarse y ser la agrupación política, en estos momentos, mejor estructurada, mejor  organizada y con fuerza real en varias regiones de la entidad.

           Antes de las elecciones del 2018, la Agrupación Antorchista de Puebla, aliada del PRI, superó en todo, a los tradicionales sectores de ese partido que había entrado en franca descomposición.

           Teniendo en cuenta las palabras presidenciales, ¿no sería mejor tener un partido debidamente constituido y organizado, con dirigentes con quienes tratar abiertamente cualquier problema, que una agrupación guerrera enfrentada constantemente al gobierno?

            Ni al gobierno local, ni a los habitantes de la entidad, convendría el conflicto. Ojalá y este asunto se resuelva a través de la política, del diálogo, de la negociación y la ley. El IEE, organismo independiente del gobierno, tiene la palabra.

              El caso de los permisionarios del transporte público es fácil de resolver, si hay voluntad política: Se firmó un convenio entre el gobierno estatal y los permisionarios.

              Ese convenio está siendo cumplido cabalmente por el gobierno estatal. Los permisionarios están obligados a cumplir su parte. Si no la cumplen, el gobierno debe apliar la ley.

              Las autoridades aprobaron el incremento en el precio del pasaje: están pagando el subsidio acordado, por los descuentos a las personas de la tercera edad y a los estudiantes. Los permisionarios deben modernizar y actualizar sus unidades, como muchos ya lo están haciendo. Si incumplen, pueden perder la concesión, ya lo dijo el jefe del Ejecutivo estatal.

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