Columna | P U L S O    P O L I T I C O

          Los hechos violentos entre Morena y PAN, escenificados en Puebla capital, fueron los más graves registrados en el país, después de la jornada electoral del domingo primero de julio de este año.

          Los poblanos y quienes aquí vivimos desde los años sesenta, volvimos a aquélla época en la que había enfrentamientos casi a diario, entre los “Fuas” y los “Carolinos” los dos grupos que se disputaban el control de la entonces Universidad Autónoma de Puebla.

         Solo faltó, que en el asalto al cuartel panista instalado en un hotel de la zona de Las Animas,  volvieran a escucharse los gritos de guerra de “cristianismo sí, comunismo no” de los estudiantes del grupo conservador y los vivas a Juárez y contra “Los Mochos”, del grupo liberal, calificado entonces de “comunista”.

        El enfrentamiento tenía ahora un objetivo más concreto: el reconocimiento del triunfo de Morena, por la gubernatura del Estado, pero el sistema de lucha no era el adecuado, según los funcionarios y dirigentes partidistas que opinaron al respecto.

        La ex magistrada de la Suprema Corte de la Nación y virtual secretaria de Gobernación en el gabinete del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, Olga Sánchez Cordero; el presidente del INE, y la dirigente nacional de Morena, opinaron al respecto.

         Dijeron que es un tema que debe abordarse y resolverse legalmente por las autoridades electorales de Puebla. La dirigente de Morena, afirmó sin embargo, que las autoridades del IEE, no tienen autoridad moral para tratar el asunto, porque obedecen consignas del grupo morenovallista, al que sirven desde su designación.

          Si hay pruebas contundentes y “los morenistas” dicen que las hay, el triunfo de Martha Erika Alonso, podria revertirse. Si no las hay, las cosas quedarán como están.

           Muchos de nuestros entrevistados, opinaron que los militantes de Morena, deben tener mucho cuidado en su forma de actuar, ahora que su partido se convertirá en gobierno.

            Las izquierdas en Puebla, siempre han actuado en forma violenta. Están educadas políticamente para eso: para protestar con razón o sin ella, para hacerlo con manifestaciones agresivas, plantones, gritos e insultos, pero eso ya no podrán hacerlo sin que sus acciones se les reviertan, pues la opinión pública considera que no hay necesidad de eso, en un partido que arribó al gobierno en forma aplastante como ocurrió el pasado primero de julio.

          Morena ganó la Presidencia de la República, la mayoría en el Congreso de la Unión; cinco de las nueve gubernaturas en juego; obtuvo mayoría en casi todos los congresos locales; ganó la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y la gran mayoría de las antiguas delegaciones ahora convertidas en municipios. No puede, no debe actuar, no debe proceder como si fueran grupos estudiantiles de adolescentes, cuando de protestar se trata.

           En lo que ha venido ocurriendo en Puebla, el PAN está actuando con la hipocresía derechista de siempre y Morena, con la prepotencia y agresividad de la izquierda de siempre.

           En Puebla todo mundo sabe que en el cuartel panista se preparaba algo chueco y que los de Morena solo lo pusieron al descubierto, pero no lo hicieron en la forma adecuada.

             Habría que preguntarse si podrían haber logrado algo positivo para su causa, si hubieran actuado de acuerdo con los cánones legales, en los que nunca, ni el pueblo, ni los partidos, han tenido confianza.

            Sin embargo las cosas han cambiado en este país y eso debe llevarnos a cambiar también nuestra mentalidad. No podemos seguir  en el “sospechosismo”, término inventado por un panista exsecretario de gobernación federal, aunque eso no se logra de la noche a la mañana.

             El PRI no ha muerto, anduvo de parranda. El dirigente nacional priísta, René Juárez Cisneros, se reunió el miércoles con los gobernadores priístas, ya muy pocos por cierto, para hacerles una exhortación a trabajar a fin de recomponer a su maltrecho partido, a recuperar la unidad y no repartirse culpas por lo que ocurrió.

              Dio a entender que no habrá represalias para nadie, pues quiere que todos participen en la reorganización del partido tricolor. Es decir, no habrá corridos, ni se señalará a algunos como “traidores”.

              Pero esa recomposición debe darse con quienes estén dispuestos a trabajar poniendo adelante los intereses del partido y del país y no sus intereses carroñeros.

             Estuvieron presentes en la reunión todos los integrantes del comité ejecutivo nacional, los gobernadores priístas y senadores y diputados federales.

             Parece que terminó la era del neoliberalismo en México. Entre los miembros del futuro gabinete presidencial, predominarán profesionales egresados de la UNAM y serán pocos los que hayan egresado de prestigiadas universidades extranjeras como había venido ocurriendo desde la llegada del neoliberalismo a nuestro país.

             Eso garantiza por lo menos, que conocerán nuestro desarrollo histórico, nuestra realidad nacional y que actuarán en consecuencia con la sensibilidad política y social que se requiera.

Publicado en COLUMNAS

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