Lunes, 18 Febrero 2019 17:19

El PAN, partido en ruinas

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

          El hecho de que el Partido Acción Nacional en Puebla, tenga nueve prospectos para la candidatura a la gubernadura del Estado y que Morena solo tenga dos y el PRI, pretenda elegir entre una terna, nos da idea de lo mal que el partido de la derecha anda en su organización interna.

           Tres de las figuras que muestra el panismo local para escoger candidato, por lo menos, forman parte del llamado grupo “morenovallista” que prácticamente ha dejado de existir, a raíz del trágico fallecimiento de su líder, el ex gobernador Rafael Moreno Valle, que fue dueño de la franquicia panista desde hace por lo menos diez años, aquí en el estado. Los demás son panistas tradicionales que durante el “morenovallismo” escondieron la cabeza para salvarse y lo lograron.

            Pero ahora, que ya pueden salir a la luz pública, resulta que en una década prácticamente fueron olvidados, excepción de unos cuantos, como el presidente municipal de Atlixco, Guillermo Velásquez, que está en su segundo periodo como presidente municipal de la importante ciudad; Francisco Fraile, que fue de la primera oleada de neopanistas de finales del siglo pasado y Eduardo Rivera, que ha sido el panista que más golpes recibió de la corriente que dominó al PAN en la última década, en Puebla.

           Lo mejor que podría hacer Acción Nacional, en la próxima elección de gobernador es no participar. Dedicar sus esfuerzos a resolver sus conflictos internos, recomponer a su partido para ver si logra fortalecerlo un poquito, es decir, volcar su actividad hacia dentro del partido de oposición más antiguo de México, en vez de perder el tiempo en una campaña que tienen perdida de antemano.

           Las dos figuras de Morena, que serán evaluada en la Encuesta que se llevará a cabo a partir del 2 de marzo, serán las que han venido sonando desde hace tiempo: Alejandro Armenta Mier y Luis Miguel Barbosa Huerta. Ambos están seguros de su triunfo y ninguna figura ni local, ni nacional, podrá disputarles la posición que tienen dentro del partido.

            Si surgen otros candidatos, serán de relleno, pero nada serio.

             Ambos, Armenta y Barbosa, confían en el voto de sus seguidores de dentro del partido, pero también en el voto de fuera, sobre todo de muchos priístas descontentos que si no tienen un candidato que les resulte atractivo, la intención de su voto puede cambiar hacia Morena como ya se vio en las elecciones federales y locales pasadas.

              No hay que olvidar que ambos precandidatos, fueron priístas y dejaron una buna imagen en muchos de quienes siguen militando en el partido tricolor.

              Pasada la elección local de gobernador del Estado, Morena deberá dedicarse de inmediato a organizarse como un verdadero partido político y no quedarse en Movimiento, porque eso no le favorece para el futuro.

               Si los dirigentes de Morena,  siguen comportándose en el poder como hasta ahora lo han hecho, si siguen manteniendo sus pleitos y divisiones internas sin que una autoridad partidista ponga fin a eso, el partido de Andrés Manuel López Obrador, no tendrá futuro.

               El futuro de los partidos está en su grado  de estructuración y organización que tengan o lleguen a tener.

                Todos los partidos están en crisis estructural y organizativa y además económica.

                 El caso de Morena, es diferente. Tiene crisis interna por falta de una dirigencia nacional y lógicamente local, bien estructurada, bien organizada, pero no tiene crisis económica, por el contrario, es el partido que por la votación que obtuvo recibirá una mayor cantidad recursos de parte de las autoridades electorales, pero si no supera sus debilidades de estructura y organización, sus militante seguirán teniendo el comportamiento de “chivos en cristalería” que serían decepcionantes para los cientos de miles que se han apuntado para pertenecer a ese partido.

              Y mientras esto ocurre en los partidos, el gobierno interino del estado, presidido por el licenciado Guillermo Pacheco Pulido, está empeñado en mantener la gobernabilidad del Estado. El gobernador ha dialogado con los diputados de todas las corrientes partidarias; su comportamiento ha sido respetuoso para todos y está empeñado en dejar las bases para acabar con la impunidad, mediante el correcto funcionamiento de la Fiscalía y del Poder Judicial, muy necesarios para frenar la inseguridad que ya hay en Puebla y el avance de la delincuencia organizada o desorganizada.

              A pesar de estar en vísperas de una elección extraordinaria para elegir gobernador, la tranquilidad política de la entidad es evidente.

              Hemos dicho que los partidos están en crisis, pero son problemas que los propios partidos deberán resolver dentro de sus organizaciones.

                Los nuevos ayuntamientos están funcionando bien y puede hablarse de un clima de tranquilidad política en toda la entidad.

Publicado en COLUMNAS

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