Columna | P U L S O   P O L I T I C O
                          
                           La principal cabeza del diario español El País, en su edición del sábado 23 del actual, dice: Los jóvenes mexicanos toman el liderazgo tras el terremoto, y en el sumario agrega: “El seísmo y el deseo de participación en una sociedad políticamente anquilosada detonan una masiva y espontánea movilización juvenil”.

                          Y de ahí para acá, los medios impresos mexicanos han venido publicando, una serie de artículos y comentarios de politólogos y columnistas, sobre el surgimiento de una sociedad más participativa, más informada y más resuelta, que la que surgió en 1985, tras el terremoto del 19 de septiembre de aquél año, también.

                          La movilización de la sociedad civil se ha visto fortalecida por un elemento que no existía en el 85 del siglo pasado: la comunicación por internet, las redes sociales, que si bien es cierto que muchas veces abusan y publican rumores infundados, cuando son manejadas responsablemente, no solo informan, sino unen y propician una acción benéfica para todos.

                          Los comentarios de periodistas y sociólogos mexicanos, comentan que este 19 de septiembre, el país cambió. No, los cambios sociales y culturales no se dan de la noche a la mañana. Esto se inició desde 1985, cuando el terremoto que cobró la vida de más de 10 mil mexicanos, tan solo en la ciudad capital. Esa vez, se vio claramente que los dramáticos acontecimientos habían rebasado a la autoridad y era muy necesaria la participación de todos.

                          Jóvenes y no tan jóvenes, se volcaron a las calles para auxiliar a los cientos de miles de afectados y durante días, durante varias semanas, no descansaron hasta que las cosas fueron normalizándose poco a poco.

                          Con la experiencia de ese entonces, ahora la reacción fue más rápida y mejor organizada. El gobierno también está mejor preparado para contingencias de este tipo, aunque la tragedia es tan grande, que no sería posible que solo, pudiera con el problema.

                          No solo fue afectada la ciudad de México, sino los estados de Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos y otros en menor grado. La movilización para ayudar se ha dado en todo el país y en el extranjero, sobre todo en las ciudades estadounidenses donde hay gran cantidad de mexicanos, documentados o indocumentados, que se volcaron para mandar apoyos a las víctimas de los dos terremotos que se han dejado sentir este mes, provocando que miles de personas lo hayan perdido todo y que muchas veces a ya una edad de adulto mayor, tengan que empezar de nuevo.

                         La sociedad mexicana, mucho más madura que hace 32 años, ha mostrado resistencia para permitir que los apoyos, la ayuda y el reparto de esta, se politice en un año electoral, como el que está a la vuelta de la esquina.

                         Ha denunciado abiertamente los abusos de algunos políticos que pretenden, como han hecho en otras ocasiones, capitalizar los apoyos que se entregan a los damnificados, para beneficio personal y de sus respectivos partidos.

                         El caso más comentado en todos los medios de difusión, ha sido el del gobernador del vecino Estado de Morelos, el perredista Graco Ramírez, que ha tenido que dar marcha atrás para tratar de salvar su imagen.

                         En general, los políticos y sus partidos, se han visto lentos, demagogos, oportunistas y poco hábiles para la solución de problemas. Ellos son monotemáticos. Solo tienen en mente, las próximas elecciones y lo que ellos pudieran sacar de beneficio de esta crisis provocada por el temblor de 7.1 grados. No les interesa nada más. Y cuando se topan con una sociedad harta de tanto abuso y de tanta incapacidad, no saben qué hacer.

                         La dirigente del PRD, señora Barrales y el “chico maravilla” que dirige el PAN, se unen para dar una conferencia de prensa, junto con su otro aliado, el dirigente y dueño del Movimiento Ciudadano, para decir que están dispuestos a ceder el cien por ciento de sus prerrogativas, algo que en primer lugar, no ceden, porque el dinero que van a recibir para sus campañas, es dinero de la nación y en segundo lugar, no tienen que hacer escándalo en la prensa, sino simplemente negarse a recibir las participaciones, que serán en esta ocasión de casi 7 mil millones de pesos, informando a la autoridad que un porcentaje de lo que les corresponde, se utilice para reforzar la ayuda a los damnificados de los estados con problemas de ese tipo.

                        Nuestro país tiene una “democracia” de tipo partidista. Los partidos son un desastre: han perdido su ideología y muchos políticos que militan en ellos, jamás la han tenido: no tienen estructura, consecuentemente no tienen organización. Incluso los partidos grandes, como el PRI, el PAN, el PRD y Morena, no tienen un padrón confiable de militantes. Todos le apuestan, a ganar las elecciones en la mesa en la que se discutirán los problemas post electorales. El domingo fueron las elecciones en Alemania y el mismo domingo ya se sabía quien había triunfado. En México las cosas son completamente distintas.

                        Antonio Gali Fayad, el gobernador del estado, está ganando puntos. No solo se ha movilizado a tiempo para recorrer los pueblos mayormente afectados por el sismo, en la mixteca y en esta capital, sino que ha dejado correr la ayuda sin ninguna taxativa.

                        Hemos visto en las carreteras del sur del estado, camiones con víveres, ropa y agua así como artículos de limpieza, de San Luis Potosí, de Hidalgo, de Texas y de otras entidades del país, conducidos por equipos de jóvenes, que saben concretamente al pueblo al que deben ir, pues desde su salida se les indica para que población es la ayuda y auxiliados por grupos de jóvenes surianos de Puebla, la reparten casa por casa.

                        Es más, ha habido algunos que ya tienen contactos con grupos juveniles de la mixteca y a ellos les entregan los auxilios, y los poblanos de inmediato salen a los pueblos para los que será la ayuda. Nadie les estorba, nadie les impide circular, nadie les dice que deben hacer.

                         Ayer el gobernante poblano, dijo que impedirá que se politice la entrega de ayuda a los damnificados. Ya lo está haciendo desde el principio, simplemente, no estorbando a la sociedad civil, sino protegiendo su acción y coordinándola, cuando haya necesidad de hacerlo. Enhorabuena.

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