Columna | SIN LÍMITES

Con estas cuestiones de campañas políticas, inter campañas y demás asuntos políticos, pocos se enteraron que el pasado fin de semana del 17 de febrero se suspendió una corrida de toros que se había anunciado en la Acrópolis de Puebla.

En un escueto comunicado, el miércoles 14 de febrero, la empresa anunció la suspensión de la corrida donde actuarían el rejoneador Andy Cartagena y los matadores Jerónimo y Sergio Flores, con un encierro de José Julián Llaguno. “Se pospuso para alguna fecha sin definir” anunció en tono lacónico la empresa.

La verdad es que desde el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas, se apuntilló la fiesta brava en Puebla, una fiesta de gran tradición y solera. La Acrópolis es un auditorio que se convierte en plaza de toros, por cierto sin sabor y diríamos, hasta anti taurina. Desde su inauguración el 12 de agosto de 2016 han organizado pocas corridas con bajas entradas y muy poca promoción. Tampoco han presentado muchos conciertos.

El ex mandatario Moreno promovió la construcción de este auditorio y se olvidó de la plaza El Relicario, e incluso la puso a la venta. No se sabe aún si ya se vendió o no, pero en las fiestas de mayo el año pasado, organizaron en El Relicario peleas de lucha libre.

Por lo anterior, grupos de aficionados poblanos se han unido y están por escribir una carta al gobernador José Antonio Gali, sabiendo de su poblanidad y bonhomía, que rescate la Plaza de Toros El Relicario, ubicado en la zona histórica de Los Fuertes.

La solución es tan simple como darle a la plaza un poco de mantenimiento y como antaño, ante la llegada de la Feria de Puebla que organiza el gobierno del estado, negociar con empresarios taurinos y revivir la fiesta brava en Puebla.

LA EXPLICACIÓN (?) DE LA EMPRESA ACRÓPOLIS

De acuerdo a informaciones en portales taurinos, el sistema Boletea explicó el motivo de la suspensión del festejo del 17 de febrero:

"Esto debido a la logística del montaje en el ruedo, el cual se quita y se pone para lo que es y, por cuestiones de eventos recientes, se inició el montaje; sin embargo, por el tema de la humedad, las tablas sufrieron modificaciones y no nos es posible poderlo reponer y montar, por la premura del tiempo”.

Es de risa la explicación.

El cronista taurino Jaime Oaxaca, del diario El Popular, el pasado mes de enero de 2018 publicó una formidable crónica titulada “Queremos que nos devuelvan El Relicario” donde argumenta que la Acrópolis, el centro de espectáculos poblano donde se ofrecieron tres corridas en 17 meses que lleva de funcionar, no se dará ni una toreada más. Es cierto que hubo un par de novilladas prácticamente a puerta cerrada, éstas fueron sin picadores… y sin público”.

Y remató su dicho de esta forma: “Si la ciudad de Puebla tiene su propia plaza de toros, por qué diablos tenemos que andar buscando un lugar para festejos taurinos. Evidentemente, me refiero a la plaza de toros El Relicario, ubicada en la zona histórica de Los Fuertes.

“El gobierno debe tener en cuenta que las corridas de toros, independiente de la aportación histórica, de tradición y cultural, son generadoras de una abundante derrama económica. Asimismo de empleos directos e indirectos”.

Por su parte, la Asociación Taurina de Puebla A.C. está en la misma posición.

El gobernador José Antonio Gali tiene la palabra.

En fin, como escribió Fernando Villalón (España, 1881-1930) en sus Romances del 800:

Plaza de piedra de Ronda,
la de los toreros machos:
pide tu balconería
una Carmen cada palco;
un Romero cada toro,
un Maestrante a caballo
y dos bandidos que pidan
la llave con sus retacos.
 
Plaza de piedra de Ronda,
la de los toreros machos.
 
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