Columna | P U L S O   P O L I T I C O

              Habiendo perdido todos los paridos políticos que existen en Tlaxcala y en todo el país, su ideología política, su estructura, su organización y gran parte de su militancia, decidieron unirse como una sola organización política, para ganarle a “Morena” en las elecciones del año próximo.

              Inicialmente el compromiso es para apoyar a un solo candidato para la gubernatura del Estado, pero la unificación puede ampliarse total o parcialmente, para apoyar a candidatos comunes para elegir diputados locales y ayuntamientos.

              Además de los partidos tradicionales: el PRI, el PAN, el PRD, se agregarán el Partido Alianza Ciudadana, PAC, y el Partido Socialista, PS.

              Al haber perdido su signo distintivo que en toda organización política,  es la posición ideológica que puede ser de centro, de izquierda, de derecha o de todo lo contrario, como diría el expresidente Luis Echeverría, da lo mismo tenerla o no tenerla, pues un pensador gringo-japonés afirmó hace más de 30 años, que las ideologías han muerto. De ahí el surgimiento del neoliberalismo, corriente que tuvo como bandera la economía, el dinero. Por eso se agudizaron los problemas económicos, sociales y consecuentemente políticos. Alcanzar la riqueza a como diera lugar, provocó una corrupción desaforada en la mayor parte de los gobiernos que siguieron esa línea; se incrementó la pobreza entre las clases desprotegidas, aumentaron los problemas sociales, como la inseguridad, la violencia, la drogadicción y consecuentemente el narco-tráfico y el contrabando de armas.

              Los partidos políticos mexicanos y sus pequeños socios, consideran que el gobierno de la Cuarta Transformación ha provocado la división en el país, al combatir la corrupción. Pues los corruptos no se resignan a perder su riqueza y sus privilegios y además gozar de impunidad y entonces enfilan sus baterías en contra del gobierno que está provocando su derrumbe.

             Lógico que piensen en unirse todos, como un solo partido para acabar con quienes quieren acabar con ellos. Como se ven las cosas, no van a lograr mucho, pero en fin, hay que estar pendientes de cómo evolucionan las cosas.

             EL RESCATE DE LOS BARRIOS TRADICIONALES de la ciudad de Puebla, capital del Estado, es la meta del gobierno estatal que encabeza el gobernador Miguel Barbosa. Ese programa ha sido elogiado por el dirigente de los habitantes del Barrio de El Alto, quien afirma que es la primera vez que un gobernante poblano se interesa por esto, pese a que los barrios fueron la base para la fundación de esta ciudad.

            En un barrio se celebró la primera misa, en un barrio estuvo la primera fuente de agua bendita, en los barrios poblanos se fabricaban las tradicionales artesanías poblanas y en los barrios surgieron las fiestas tradicionales que todavía se conservan.

            Su abandono por parte de los diversos gobiernos estatales y municipales, los hicieron violentos y peligrosos y con esa fama se conocen hasta la fecha, pese a que ahora ya no tienen esas características, que han ganado colonias modernas como San Manuel, Huexotitla y otras.

            Nos dicen que si el gobierno panista en vez de andar construyendo ciclovías costosas e inútiles, hubiera invertido en rescatar a los barrios tradicionales de esta capital, se hubiera ganado el aprecio y el agradecimiento de sus habitantes.

            Pero ahora resulta que el gobierno municipal de Claudia Vivanco, sigue con la idea de que Puebla es una ciudad de ciclistas y ya está llenando, eso sí a ras de tierra como indican los cánones de los técnicos en la materia, y no en las alturas, como se hizo durante el gobierno panista, de ciclopistas que nadie ocupa y que estorban la circulación de vehículos a grado tal, que provocan embotellamientos innecesarios en importantes vías como la 25 oriente poniente, la avenida Circunvalació y su continuación Las Margaritas hasta el boulevard Atlixco.

             Nuestras autoridades insisten en gastar innecesariamente dinero para hacer vías que a nadie le interesa, ni siquiera a los pocos ciclistas que hay en esta ciudad.

             Se hizo una ciclovía para comunicar al Carolino con la Ciudad Universitaria, pretendiendo que los universitarios se pondrían felices. Desde nuestros tiempos de estudiantes en la UAP, notamos que ni un solo maestro, ni un solo estudiante, ni un solo empleado y solo dos o tres empleados de limpieza llamados cordialmente “cochises” usaban bicicleta para sus traslados. Ese tipo de obras, no solo no reportan beneficios, sino que constituyen un estorbo para los cada vez más numerosos automovilistas.

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