Columna | P U L S O   P O L I T I C O

          Ayer se publicó una nota en un diario local, en la que se informa que el proyecto de Ciudad Modelo, que el primer gobierno panista que tuvo Puebla emprendió en la zona de San José Chiapa, que involucraba a otros municipios de esa zona, donde está la planta automotriz de Audi, había sido un fracaso y ante la necesidad de salir de ese embrollo que costó muchos millones de pesos al erario estatal, el actual gobierno a través de su Secretaría de Economía, decidió promover la venta y renta de casas en la recién terminada Feria de Puebla. Y también fue un fracaso.

           Pero eso no debe extrañarnos en lo absoluto: el gobierno panista que presidió Rafael Moreno Valle Rosas, fue un fracaso total.

          Enfocó toda su atención al municipio de Puebla al grado de que parecía más presidente municipal de la capital, donde Eduardo Rivera Pérez figuraba formalmente como alcalde, que gobernador de la entidad.

          LLENO A LA CAPITAL DEL ESTADO DE “ELEFANTES blancos”: obras costosísimas, que pretendían ser “apantalladoras”, pero que en realidad no han servido para nada. Fueron útiles solamente para quienes a costa del erario se enriquecieron desmesuradamente.

            Ese gobierno, que manejó el presupuesto más elevado que había tenido la entidad en décadas, dejó una deuda superior a los 60 mil millones de pesos, de la que aún se están pagando elevados intereses a las instituciones que hicieron los préstamos.

          Se construyeron elevadas ciclo-pistas, que nadie usa y mucho menos, la que se llevó a cabo sobre la Avenida Hermanos Serdán que tiene partes que tienen más de diez metros de altura.

         Un técnico canadiense a quien se quiso presumir con las ciclo-pistas poblanas preguntó: ¿Cuánto costaron estas construcciones? Y le informaron que como 700 millones de pesos y su respuesta fue: “Fueron 700 millones tirados a la basura. En ninguna parte del mundo hay ciclo-pistas elevadas, Todas son a ras de tierra”.

            Se construyó un museo del Barroco Internacional, que según los funcionarios de ese gobierno, sería una maravilla pues lo construiría un arquitecto japonés considerado el mejor del mundo, en la zona de Angelópolis. Pues ahí está el museo casi siempre vacío. Los pocos visitantes son locales y no turistas a quienes se pensaba atraer con eso. Su costo fue de más de 7 mil millones de pesos.

          Una cantidad semejante se utilizó para la construcción del Centro Integral de Servicios, también en la zona Angelópolis y es una construcción aparatosa que tiene lago artificial, un enorme estacionamiento y oficinas muy modernas, entre ellas las del gobernador del Estado. A su elevado costo, habría que agregar, el costo del mantenimiento: el cambio de agua del lago artificial, el consumo elevadísimo de electricidad, el mantenimiento del estacionamiento que cuenta con partes subterráneas y otras elevadas.

           ¿Había necesidad de eso cuando el gobierno estatal es propietario de numerosos edificios coloniales en el centro histórico, que bien podían adaptarse para oficinas modernas, como el edificio de la Avenida Reforma, donde funcionó el Palacio desde los tiempos del gobernador Merino Fernández, o en el mismo lugar, Casa Aguayo, a donde se cambió en tiempos del gobernador Melquiades Morales Flores?

            LA MENTALIDAD NEOLIBERAL DEL GOBERNANTE de entonces, que además se había vuelto panista, tenía que demostrar que gobernaba a un estado rico y no una entidad pobre, que según el INEGI, ocupa un destacado sitio entre los estados más pobres del país. Está entre Oaxaca, Guerrero y Chiapas, según los últimos datos, entidades que según un señor que fue candidato a la presidencia de la república, por un partido chiquito, debían desaparecer, para que México fuera una potencia mundial. El que ya desapareció fue su partido, y las entidades pobres están trabajando fuerte para salir de la situación de atraso que siempre tuvieron porque el país tuvo gobiernos solo interesados en el desarrollo del norte y del centro, y para los cuales el sur-sureste del país, no existía.

           SI TODO EL DINERO INVERTIDO EN PROYECTOS fracasados por estar fuera de la realidad económica y social que vivimos, se hubieran invertido en caminos, carreteras, hospitales, centros escolares y en impulsar las actividades agropecuarias, artesanales y a pequeñas y medianas industrias, otro gallo nos cantara.

          En la campaña de Antonio Gali Hadad, que cubrió la “mini-gubernatura” que sucedió al señor Moreno Valle Rosas, el principal reclamo de los habitantes de provincia, fue la reconstrucción de sus caminos y carreteras destruidas, la reconstrucción y mantenimiento de sus escuelas, el equipamiento de sus hospitales y centros de salud, en fin. Todos los municipios, 217 en total, estuvieron abandonados durante seis años, excepción los que fueron considerados “pueblos mágicos” y los intereses de la deuda siguen corriendo, aunque ya se abonó una parte de ella. Desde ahora hay que meditar bien el voto de la próxima elección nacional. No equivocarse.

Publicado en COLUMNAS

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