Lunes, 29 Noviembre 2021 08:28

Preparando el encuentro

Reflexión Poética | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

(Hay que estar en disposición de arrodillarse, ante el amor de un niño que viene en camino, a secarnos las lágrimas y a humedecernos de sonrisas.)

I.- NECESITADOS DE LUZ

Me conmueve y me mueve la venida del amor,
andamos escasos de cariño, somos tan pobres,
que apenas tenemos instantes para el abrazo,
para hallarnos unidos y reunidos con regocijo,
para sentirnos fusionados corazón a corazón.

Necesitamos abrirnos y reabrirnos al análogo;
debemos ser los primeros en ofrecernos al don,
en comenzar a darnos y en aclarar emociones,
en clarear el pórtico viviente de nuestro andar,
volviéndonos tiernos como el vigor de una flor.

Es el momento preciso y precioso de repensar,
de vernos cada cual consigo y de renovarnos,
para que podamos radiar e irradiar concordia;
anunciar con celo poético e imaginar el cielo,
que nos lleve luminosos a celebrar el anuncio.

II.- PRIVADOS DE VERDAD

Hay que retroceder al espíritu de lo auténtico,
adquirir conciencia de lo que soy y deseo ser,  
proceder en coherencia y sin dejarse engañar;
pues la criatura que nos nace viene a guiarnos,
a recoger las desdichas y a esparcir las dichas.

Nos va a alegrar el trayecto, dejémosle entrar;
nos va a liberar de ataduras,  démosle el sí;
nos va a seducir de quietud, dispongámonos;
desea encontrarse con nosotros y visitarnos,
viene a morar a nuestro lado como verdad.

Es la vida real del verso y la palabra viva,
lo que se nos ofrece como aliento y alimento,
sólo hay que dejarse reconducir y conducir,
por aquello que viene de lo alto y es divino,
fue un canto de paz y es un encanto celeste.

III.- DESPOJADOS DE MÍSTICA

Cuerpo a cuerpo todo se destruye sin más,
nada se logra sin la contemplativa del alma.
Hace falta reparase y preparase por dentro,
volverse y revolverse al gancho del opresor,
viciado y enviciado todo en guerras y garras.

Ese latir en gestación nos llama a un cambio,
tanto en el modo de vivir como de cohabitar.
Tenemos que huir de esta mentalidad frívola,
evadirnos de este mercado de suertes inútiles,
y retarnos hacia otras sintonías más sublimes.

Regrese a nosotros, pues, ese aire renovador.
Son muchos los desiertos externos e internos.
En la mística se loa el agua de la esperanza,
tan solo hay que no desentenderse de nadie,
servirse de sensatez y dominarse con lucidez.

Víctor Corcoba Herrero
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Publicado en COLUMNAS

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