Miércoles, 20 Junio 2018 21:28

Entran en la recta final

Columna | P U L S O   P O L I T I C O

       Los candidatos a puestos de elección popular de todos los partidos políticos, entran en la recta final de las accidentadas campañas políticas, que han contribuido a desprestigiar más a los políticos y a los partidos que representan.

       Al final de estas campañas, la semana entrante, el ciudadano común queda más confundido y más enojado que nunca: se enteró de la vida y milagros de quienes aspiran a gobernar a su municipio, su estado, su país y tiene la pésima impresión de que todos son iguales.

         Los aspirantes a diputados, senadores, gobernadores, y alcaldes de los principales municipios, son millonarios, según sus oponentes y todos han hecho sus fortunas que se calculan en estratosféricas cantidades, de forma ilegal a costa del erario público.

         Las acusaciones con o sin fundamento, los insultos, las calumnias, prevalecieron de principio a fin. Los debates sirvieron para lanzarse acusaciones unos y otros, a través de la televisión.

          Se trasmitieron millones de spots televisivos en todas las estaciones del país.

          Todos prometen acabar con la inseguridad, acabar con la corrupción, como si eso fuera cuestión de decreto o de voluntad.

           Nadie parece creer en los ofrecimientos que los candidatos hicieron o hacen, todos saben, por sentido común, que acabar con la delincuencia aumentando el número de policías y de patrullas, es algo que no ha dado resultado, pues ha sido la estrategia que han seguido desde que el problema de inseguridad se inició, en los tiempos de Calderón Hinojosa. El problema es más complicado: la inseguridad se puede enfrentar, sí, con más y mejores policías bien pagados, pero con un sistema judicial efectivo que no ponga en liberad, por falta de pruebas, a los delincuentes; al mismo tiempo, deberá implementarse una política social, que permita elevar el nivel educativo y cultural de la población, pero sobre todo, resolver los graves problemas de pobreza y desigualdad que prevalecen en numerosas partes del país, entre ellas la entidad poblana, que cayó en el cuarto lugar en esos rubros, después de los tradicionales tres primeros lugares ocupados desde hace décadas, por los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

            El impulso al campo se hace indispensable, pero también, la creación de empleos en las ciudades y pueblos, pues sin ingresos, hombres y mujeres tendrán que buscar el sustento para sus familias, donde lo encuentren.

            La emigración hacia los Estados Unidos en busca de trabajo, ya no es la solución. La dura política del presidente de aquél país contra la emigración, lo impide. Se hace necesario, urgente, buscar soluciones aquí mismo.

           Tampoco la corrupción se terminará por decreto o con la expedición de leyes que nadie cumple. Será un proceso de mediano y largo plazo, pues combatir ese mal entre los cuerpos policíacos y entre presidentes municipales y regidores, no resuelve absolutamente nada.

            La corrupción debe combatirse en las altas esferas del poder, entre los altos funcionarios que se llevan millones de pesos en la realización de alguna obra pública, entre quienes realizan transacciones con constructoras y grandes empresas comerciales, mediante un porcentaje que ya no es del diez por ciento, sino del veinte y más.

            El combate a la corrupción, ha quedado en eso: en hacer creer al pueblo, que siempre suponen ingenuo, que castigando a agentes de tránsito, a empleados de algunas dependencias que piden alguna pequeña gratificación por acelerar un trámite, la corrupción se acaba. No, se va a acabar, cuando se castigue a quienes construyen obras con valor millonario, cuyo costo es incrementado también en millones; o a quienes hagan compras millonarias, para el estado y por ello reciban también, comisiones millonarias. Y eso, no se va a lograr de la noche a la mañana. Será un proceso de mediano y largo plazo y se requiere, además de leyes adecuadas, voluntad políticas, algo de lo que casi siempre, han carecido nuestros gobernantes.

           Le dijimos hace unas semanas en este espacio, que en esta etapa habría una guerra de encuestas. Las encuestas son útiles para ciertas cosas y en determinados casos, pero en cuestiones políticas no pueden ser determinantes, porque están en jugo muchos intereses. Se utilizan para hacer creer a los diversos sectores de la población, que tal candidato o tal partido, están arriba de todos los demás......

          Además, las mismas empresas encuestadoras saben, que en casos de encuestas políticas, los entrevistados mienten en un alto porcentaje, se niegan a responder en otro alto porcentaje y que las respuestas con respuestas sinceras son muy pocas.

           Las fallas se detectan en encuestas cara a cara de encuestador a encuestado, pero sobre todo, en las que se realizan por teléfono.

           Hay expertos en estas cuestiones, que consideran que pese al alboroto que se ha hecho sobre cuestiones políticas, en este proceso, habrá un elevado índice de abstencionismo y un alto porcentaje de indecisos, que pueden ser los que decidan el resultado de la elección, en el último momento.

Publicado en COLUMNAS

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