Jueves, 17 Septiembre 2020 17:09

Elecciones próximas, con remedos de partidos

Columna | P U L S O   P O L I T I C O

          Las elecciones del 2021, se realizarán no con partidos políticos, sino con lo que quedan de esos partidos. Ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD, son lo que fueron y la nueva fuerza política, “Morena”, todavía no se constituye como un auténtico partido.

          Los tres partidos históricos de este país, son ya remedos de partidos. Carentes de ideología y por lo tanto de identidad; sin estructura, sin organización, con serias diferencias internas y sin disciplina, no han podido ser siquiera respetables partidos de oposición. La mediocridad de sus dirigencias nacionales y locales, les han impedido lograr mantener la cohesión interna. Ni siquiera han podido mantener su identidad ideológica.

          El discurso  político en México, ha caído en la vaguedad: Que puede decir un partido de izquierda (PRD) que se alía electoralmente con el partido tradicionalmente representante representativo de la derecha más atrasada de este país.

          Qué discurso convincente puede tener, el partido representante del liberalismo tradicional mexicano, que en los finales de los años ochenta, cambió su programa de acción, su política social y su discurso revolucionario y nacionalista, para sustituirlo por un discurso económico neoliberal, que olvidó a la Revolución, a los luchadores de esa revolución, su preferencia por los obreros, los campesinos y las clases medias populares, que fueron los pilares del partido surgido de la Revolución de 1910.

          Ya ni el PAN, que surgió en 1939, para combatir al progresista gobierno revolucionario de Lázaro Cárdenas y que mantenía una ideología de derecha que pretendía que el gobierno nacional y los gobiernos locales, gobernaran en alianza con la religión mayoritaria de este país, la católica. Su propuesta inicial era impartir la religión católica en las escuelas oficiales; gobernar de acuerdo a la Encíclica Rerum Novarum del Papa Pío XI y en general, hacer un gobierno parecido lo más posible al franquismo de España.

           Fox, que fue el primer panista en alcanzar la Presidencia de la República, mediante una votación ciudadana mayoritaria, lo único que pudo hacer, cuando se enfrentó a la realidad nacional, que generalmente los panistas desconocían, fue ir, el día de su toma de posesión, a postrarse a los pies de la Guadalupana, en la Basílica; que le entregaran un crucifijo, en el acto efectuado en el Auditorio Nacional, sus hijas adoptivas y asistir semanalmente a misa a la catedral, misma que siempre fue televisada.

          No pudo cumplir lo que había ofrecido a los obispos mexicanos, de poner la educación nacional prácticamente en sus manos. El pueblo de México es religioso, pero nunca ha aceptado que se mezclen la política y la religión. Felipe Calderón, su sucesor panista, que ese no ganó como Fox, por el voto popular, sino por un chanchullo en el que participó la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo, que le hizo alcanzar la mayoría de votos, por menos de un punto porcentual de la votación, ya no intentó siquiera tener relaciones estrechas con el clero.

           Fox, que era divorciado ateniéndose a una ley juarista y vuelto a casar por lo civil, ateniéndose también a una ley juarista, lo primero que hizo al llegar a Los Pinos, fue sacar una pintura con la imagen del Benemérito, misma que se llevó su Secretario de Gobernación Santiago Creel. Sus únicas lecturas, dijo, era la de libros que hablaban de la guerra Cristera, que no son muchos por cierto. Tenía pues, una visión muy corta sobre la historia de este país.

           Y “Morena”, el partido que fundó y llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador, en su tercer intento de llegar a ese puesto, tiene exactamente todos los defectos de los tres partidos anteriores: carece de una línea ideológica común entre su militancia; no tiene ni ha tenido interés hasta ahora, en crear estructura que le permita tener una organización fuerte, unida y disciplinada. Por lo mismo, no ha significado nada, ningún apoyo real, para los gobiernos federal y local. Los gobiernos municipales que ganó, carecen de oficio político, de sensibilidad social, se muestran, salvo excepciones que confirman la regla, alejados del pueblo que los llevó al poder. Es un partido dividido que está exhibiendo todas sus carencias en su elección de dirigencia nacional, que está en marcha. Esos son los partidos políticos que tenemos los mexicanos y con esos “bueyes” hay que arar.

           HOY 18 DE SEPTIEMBRE, SE CUMPLE un año del fallecimiento del periodista Mauro González Rivera, gran amigo de este columnista desde mi ingreso, siendo estudiante de Leyes en la UAP, al periódico “La Opinión”. Mauro fue reportero del periódico que dirigía don Manuel Sánchez Pontón y luego pasó a ser jefe de redacción del diario “El Heraldo de México en Puebla”, de Gabriel Alarcón. Fue director de prensa en el gobierno de Guillermo Jiménez Morales y volvió a desempeñar ese puesto en el gobierno de Melquíades Morales Flores. A un año de su fallecimiento, todos sus amigos lo recordamos con afecto. Un abrazo a sus familiares. 

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