En una visita reciente a Los Pinos, pude ver una exposición sobre el maíz. Con fotografías, artículos de cocina, oloteros, metates y tortilleros de paja con ello nos podemos dar cuenta de la relevancia que tiene este producto agrícola, pues en nuestro país, sirve de cohesión en el ámbito social y político, es patrimonio cultural, además de ser la base de la alimentación de millones de mexicanos y la industria.

En dicho espacio se puede observar la variedad de razas de maíz que existen en América Latina, 64 se reportan para México, de las cuales, 59 se pueden considerar nativas o endémicas y 5 que fueron descritas inicialmente en otras regiones (Cubano Amarillo del Caribe, y cuatro razas de Guatemala), pero que también se han colectado o reportado en el país. No obstante, la variedad de razas del maíz puede incrementarse en un proceso sin fin, pues por su método de reproducción, se tiene que las semillas vuelan y se van formando nuevas que pueden tener distintos colores.

Para el cultivo del maíz se producen principalmente dos variedades de maíz: blanco y amarillo. El maíz blanco es para el consumo humano, por su alto contenido nutricional. En cambio, el maíz amarillo se destina al procesamiento industrial y a la alimentación animal.

Esta planta gramínea, se muele para hacer harinas (y elaborar diversos platos con ellas, desde arepas hasta tortillas). Se emplea también como alimento para animales y como insumo para la obtención de biocombustibles.

De acuerdo con la información vertida por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, en nuestro país se produce un promedio anual de más de 27 millones de toneladas de maíz blanco en una superficie de más de 7 millones de hectáreas y de maíz amarillo más de 15 millones de toneladas en una superficie de 553 mil hectáreas.

Uno de los principales objetivos del Gobierno de México es incrementar la producción de maíz blanco para satisfacer las necesidades nacionales con la producción interna, es decir, avanzar por medio de programas como Producción para el Bienestar y Precios de Garantía, con el fin de avanzar en la estrategia de autosuficiencia alimentaria.

Ahora bien, ante muchísimas variedades nativas de las que contamos, la facilidad de la reproducción de la planta y que nuestro país es autosuficiente en maíz blanco, la verdad es que no tiene caso acceder al maíz transgénico y ante esta propuesta de comercio de los Estados Unidos Mexicano, hay que recordar que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado en constantes ocasiones que no se acepta para nuestro país al maíz transgénico para consumo humano.

Es verdad que aun cuando el maíz amarillo se ha usado para forraje y podría ser importado, México ha planteado un plazo para revisar su contenido, con el fin de certificar que no sea dañino para la salud. En ese sentido, es aplaudible que se de preferencia sobre el aspecto mercantil a la salud de los ciudadanos. Evidentemente, nuestro país tiene elementos para defender las razones por las que no se debe permitir la entrada de maíz transgénico.

Es cierto, que incluso la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) puede otorgar el permiso para su uso, primero habrá que llevar a cabo un análisis de las características del maíz amarillo para asegurar que no cause daño a la salud, aun si se usa como forraje.

Obvio es que las empresas que comercializan este tipo de producto modificado no iban a quedarse con los brazos; sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó el recurso de Bayer, confirmando una sentencia de 2013 conocida como el “principio de precaución”, que permite a las autoridades rechazar las solicitudes de permisos para plantar cultivos transgénicos sobre la base de que pueden dañar la salud de los mexicanos y el medio ambiente.

Precisamente, en diciembre de 2020, el presidente López Obrador, emitió un decreto para promulgar la prohibición del maíz transgénico para el consumo humano en 2024. Dicho decreto lo convirtió en el primer presidente mexicano que apoya abiertamente el movimiento antitransgénico y la verdad es que hay razón de ser, para no tener que acudir a este tipo de productos, cuando en México se cuenta con una gran variedad de maíz autóctono.

                                   *Director fundador del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.






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