Domingo, 11 Octubre 2020 19:44

Réquiem por la ciencia

Torcuato Fernández Miranda, fue actor central de la transición española. Secretario General del Movimiento, asesor del Rey Juan Carlos y Presidente del Gobierno Español tras el asesinato del almirante Carrero Blanco.

Siendo un connotado franquista, reprendió a un sustentante de examen doctoral del que era sínodo: “Se podrá estar de acuerdo o no con Marx, pero llamarlo mediocre es inadmisible.”

Con Franco estaba proscrito el comunismo: la pena era la cárcel: Pero Fernández pensaba las ideas no se encierran. Ya antes había advertido en privado a un estudiante:

-No olvide que vive en una sociedad que no cree en la razón y cuyas dirigentes piensan que la ciencia es oposición.

Cuando una clase dirigente es ignorante -por condición o por ideología- la ciencia no sólo es irrelevante: es peligrosa y es enemiga.

El autoritario necesita obediencia ciega: un acto de fe. La ciencia se niega justo a eso: a creer en verdades absolutas, inamovibles.

El ataque contra los fideicomisos que sustentaban gran parte de la actividad científica del país es un ataque al conocimiento y a la razón.

Es, además, un contrasentido. Hoy, la vida misma, ya no sólo la forma de vivir, depende del conocimiento y los hallazgos que haga la comunidad científica y la academia.

Avasallar en un afán mercantil esta actividad va, así, a contracorriente del mundo y de la visión futuro de la República.

La existencia humana, frágil como nunca desde 1939, depende de que encontremos soluciones de vacuna, diagnóstico o tratamiento contra el COVID. Su contención, sin embargo, pasa por la utilización de pruebas, pero también por el trazado de contactos: un uso masivo de tecnología aplicada.

La rigidez del confinamiento se ha vuelto más soportable por las tecnologías digitales que nos permiten que la economía no colapse del todo: trabajo en redes, videoconferencias, telemedicina, comercio electrónico.

El avance veloz en la búsqueda de la vacuna tiene que ver en gran medida con la liberación por parte de China de la composición genética del virus original.

Aquí, mientras tanto, cierran el financiamiento al conocimiento para regalar dinero a estudiantes que recibirán adoctrinamiento a cambio de mansedumbre.

Cierran los clusters de investigación, innovación y enlace con el sector productivo para volver a la economía del carbón y el petróleo.

El hecho demuestra la pequeñez de los grupos de científicos, investigadores y artistas que han callado servilmente ante el atraco. La estatura moral de un ser humano se mide en su valentía para disentir de su bando.

Los fideicomisos garantizaban el etiquetado de recursos. Abolían la discrecionalidad. Impedían que el financiamiento a proyectos se interrumpiera por burocracias o ciclos presupuestales. Alentaba donativos.

Todo eso se acabó. Lo más llamativo es que el gobierno de Morena cancela financiamiento a los sectores de más brillo del país: el cine es el ejemplo. Como si el éxito fuera un pecado y sobresalir inadmisible.

Nuestros sectores ganadores o los que nos harán serlo en el futuro fueron cancelados.

Por eso Mario Molina prefirió morirse.

Twitter | @fvazquezrig

Publicado en COLUMNAS

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