Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            La sala superior del TEPJF, reconoció la validez del Congreso Nacional del partido Morena, efectuado el pasado 26 de enero que había designado al diputado con licencia, Alfonso García Cuellar, como presidente interino de ese partido, en lugar de Yeidckol Polevnsky que venía funcionando como tal, desde la retirada de Andrés Manuel López Obrador, para buscar la Presidencia de la República.

           Esto constituye el primer paso para arreglar o medio arreglar las cosas en el partido que en las elecciones del 2018 arrasó al obtener una votación histórica de más de 30 millones de votos.

           Morena se quedó con la Presidencia de la República, con mayoría de los senadores y diputados federales, con mayoría en los congresos locales y con los principales ayuntamiento en varios estados, entre ellos Puebla.

            Pese a todo eso, Morena cayó en los mismos errores y vicios de los partidos tradicionales: PRI, PAN y PRD. La dirigencia nacional no pudo arreglar las cosas. La señora Polevnsky no hizo ningún esfuerzo para lograr la unidad de los “morenistas”, para hacer del Movimiento de Reconstrucción Nacional, un verdadero partido político, con estructura, con organización, con una línea ideológica común. Ha sido un partido débil, como todos los demás, porque le ha faltado una dirección fuerte y bien orientada para constituirse en el mejor aliado del Presidente de la República, para llevar adelante  la Cuarta Transformación (4-T) que ha estado siendo golpeada un día sí y otro también, por los partidos y grupos conservadores, que resultaron seriamente afectados por el combate a la corrpción, sin que el partido del Presidente haga nada, absolutamente nada para defender el más importante proyecto de gobierno, que es el combate a la corrupción y a la impunidad.

             Las grillas internas de Morena, las intrigas, las ambiciones de muchos de sus militantes y la total falta de organización lo han convertido en un partido más del país, que ni siquiera tiene un rasgo que lo diferencie de todos los demás.

             Eso está poniendo en riesgo su presencia en el Congreso de la Unión, en los congresos locales y en muchos ayuntamientos, para las elecciones del 2021. Todavía está a tiempo de reaccionar.

            El señor Alfonso Ramírez Cuellar, tiene cuatro meses para convocar a elecciones de comité nacional y comités estatales, que parece serán por encuestas y para poder hacer una selección de candidatos a puestos de elección popular, teniendo en cuenta, que muchos de los que fueron electos en el 2018, eran totalmente desconocidos y carentes de oficio político, pero que fueron arrastrados por la enorme simpatía de que goza todavía el actual presidente y obtuvieron el triunfo.

            Morena debe responder ahora a la ciudadanía, seleccionando a sus dirigentes y candidatos, para no seguir siendo igual de los partidos que ahora están en la oposición, decepcionantes por cualquier lado que se les vea.

            Fue electo por el Congreso del Estado como Fiscal General del Estado, el licenciado Gilberto Higuera Bernal, que había venido sustituyendo al morenovallista Víctor Carrancá, que tuvo que dejar el cargo, pidiendo licencia, por presiones sociales y de las propias autoridades estatales encabezadas por Antonio Gali, por su ineficiencia y por los altos niveles de corrupción que había en esa dependencia.

            Cuando Higuera Bernal se hizo cargo de la Fiscalía, dijo que encontró un desastre.

             El gobernador panista Rafael Moreno Valle, había cerrado cientos de agencias del Ministerio Público, luego fiscalías, tanto auxiliares como distritales, había ordenado el despido de numerosos empleados y la carga de trabajo para los que quedaron era enorme.

               Se habló de la existencia de 90 mil expedientes sin resolver y del gran descontento que había en la provincia por la lentitud con la que avanzaban sus denuncias; por la falta de atención a sus reclamos y por que tenían que hacer gastos hasta donde había alguna fiscalía que pudiera tomarles sus declaraciones. Pero eso sí, Puebla estaba ubicada como una de las entidades con menores índices de violencia, pues casi no había denuncias ciudadanas sobre hechos delictuosos.

             En el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido, inició un proceso de rehabilitación de la Fiscalía; se contrató personal calificado y se reabrieron decenas de fiscalías distritales y auxiliares para dar mejor atención a las demandas.

             El trabajo realizado por Higuera Bernal, fue reconocido no solo por las autoridades estatales, sino incluso por diversos sectores de la sociedad.

             Su designación por el voto de 38 de los 41 diputados, era esperada. Sus contrincantes, una mujer, Maricela Pichón Acevedo y José Guadalupe González Vargas, buenos abogados, pero al parecer sin experiencia en un cargo público de la magnitud, sobre todo en estos tiempos, del que estaba en juego.

             El asunto de los estudiantes asesinatos y del chofer del taxi ejecutivo sigue siendo tema de conversación en todos los sectores de la sociedad poblana. Las universidades, la oficial y las privadas, se han unido como nunca y la lucha sigue.

              Por fortuna ha habido una reacción positiva de las autoridades y al parecer, el asunto ya quedó aclarado, ya hay detenidos y las cosas van por muy buen camino.

           Ahora solo falta que se incremente la vigilancia en los centros de estudios, se brinde apoyo a las autoridades de esos planteles y se continúe actuando con celeridad en todos los casos. Ya quedó demostrado que cuando se quiere, se puede.

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