Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            Los ciudadanos consultados sobre las características que debe tener el futuro gobernador interino de Puebla, dijeron que además de ser una persona madura, con sentido humano, sin preferencias políticas, conocedor de la realidad del estado, debe tener sensatez para mantener la tranquilidad en la entidad y no aspirar a más de lo que le corresponde hacer en el periodo de tres a cinco meses que le toque cubrir al frente del gobierno estatal.

             Así las cosas, debe ser una persona ajena a cualquier partido, pues en los partidos abundan los inmaduros, los ambiciosos, los insensatos y los desconocedores de los problemas de Puebla.

            Los partidos políticos, todos, están viviendo un proceso de descomposición y hasta de extinción.

             Dos amigos que militan en partidos distintos, uno en el PRI y en el PRD, nos hablaron por separado de lo que ven que ocurrirá con la corriente “morenovallista” del PAN en los próximos meses: El priísta nos dice que esa corriente más temprano que tarde, va a desaparecer del panorama político de Puebla. Acción Nacional, como partido político, nunca en su historia, fue un partido de grupos, de corrientes o de tribus. Si te fijas, solo en Puebla ha tenido una corriente, la “morenovallista” que los panistas tradicionales, rechazan en todas partes. Esa corriente fue tan personalista, que llevaba el nombre de su fundado y líder y la desaparecer éste, automáticamente, la corriente se extingue.

          “Unos días antes de la muerte de Rafael Moreno Valle, en el trágico accidente del 24 de diciembre pasado, el ex presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa había denunciado en declaraciones a la prensa, que una pandilla de bribones pretendía apropiarse del PAN, para servir a sus propios fines y a los del grupo que habían conformado y cuando le pidieron nombres, al primero que mencionó fue a Rafael Moreno Valle”.

            Nuestro amigo el perredista por su parte, dijo casi lo mismo: “Los grupos personalistas que se forman al interior de los partidos tienen una gran debilidad, que una vez que el líder del grupo desaparece física o políticamente hablando, desaparece su grupo y es el caso del moreovallismo poblano. No hay quien lo sustituya, ni para coordinar y mantener unificado al grupo, ni quien lo sostenga económicamente. Moreno Valle era el sostén político y económico del grupo. Ya no está y eso significa la extinción del grupo”.

            “Me puedo equivocar, pero Moreno Valle tenía un proyecto político personal: ser presidente de la república, pero antes, hacerse fuerte económicamente para llevar adelante su proyecto. Cuando vio que en el PRI no iba a poder, se pasó al PAN, partido que ya había sido franquicia de la Coparmex y de un grupo de organismos empresariales. Supe hace poco, que él era uno de los principales financieros del partido y que posiblemente llegara a controlarlo totalmente. Solo él podía hacer eso porque se preparó para ello política y económicamente hablando. Vino esto del accidente y todo se derrumbó”.

                Hoy se cierra el registro de planillas para las diecisiete juntas auxiliares de esta capital cuya elección deberá hacerse el 27 de este mes.

                Nos informan que en el resto del Estado, la renovación de las juntas auxiliares, se llevará a cabo en el mes de marzo. En muchas se hará de forma democrática, es decir, mediante elecciones por voto directo y secreto y en otras más por el sistema de usos y costumbres.

                México tuvo fama a nivel mundial, cuando en política internacional aplicaba la doctrina Estrada, es decir, era un país respetuoso de la soberanía e independencia de todas las naciones y no se metía a querer arreglar asuntos que correspondían a la vida interna de cada nación y en esa forma evitaba que otros países, principalmente los Estados Unidos, quisieran meterse en nuestros asuntos.

               Llegaron los panistas al poder en México en el año 2000 y desde el principio Vicente Fox y su equipo quiso influir a otras naciones para que adoptaran posiciones derechistas en asuntos políticos.

             ¿Se acuerda del “Comes y te vas”, que le endilgó a Fidel Castro en una reunión de países americanos efectuada en México?

              Esa política de andar de metiche para que los países gobernados por la derecha queden bien con los Estados Unidos, fue seguida por Felipe Calderón, pero ya rompió con esa fea costumbre el actual presidente Andrés     Manuel López Obrador, quien volvió a la doctrina Estrada de los viejos tiempos, en el asunto de la reelección de Nicolás Maduro, de Venezuela. Y el mundo sigue girando.

Publicado en COLUMNAS
Miércoles, 10 Enero 2018 17:35

Una llamada a la sensatez

Artículo | Algo Más Que Palabras
 
    Los tiempos no son fáciles para ningún país del mundo. Con urgencia tenemos que sanar las diferencias y conciliar diálogos sinceros, cuando menos para generar atmósferas más armónicas, comprensivas y tolerantes. No tiene sentido volver a cometer los errores del pasado. Las guerras no las gana nadie. Ni los vencedores que suelen humillar al rival derrotado imponiendo sus furias, ni tampoco los vencidos suelen quedarse en reposo tras una confrontación bélica. Es la sensatez la que nos hace comprender la esencia de lo que somos, la que nos serena y nos hace más humanos, la que nos obliga a entendernos y a promover, no la ley del temor, sino el espíritu de la compasión. En consecuencia, hemos de aprender a perdonarnos y a reconocernos miembros de una familia, en la que no es posible la exclusión. Quizás tengamos que madurar, organizarnos la existencia de otro modo, dignificarnos y realzarnos como linaje auténtico, lo que exige despojarnos de toda falsedad. Igual que nadie puede ser moderado con el estómago vacío, tampoco es de recibo dejarnos engañar a nosotros mismos, con un cúmulo de estrategias corruptas, lo que nos obliga a despertar, al menos para que cese de propagarse tanta injusticia, tanta desigualdad social, tanta inhumanidad en definitiva. De ahí, lo importante que es hacer una llamada a la reflexión, una autocrítica cada cual consigo mismo, para ese cambio de perspectiva, menos tensa y más pacífica.

    No olvidemos que la mayor agitación social tiene que nacer del desprendimiento, no del interés, de la sabiduría que da un soplo respetuoso y considerado con toda savia humana. Nadie puede dominar sobre nadie. Hay que instaurar otras maneras de vivir, menos salvajes, más  sociables y civilizadas. Ya conocemos la ideología de los fuertes y poderosos sobre los más pobres y débiles. Hemos de romper con estas contrariedades, cumpliendo y haciendo cumplir, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pasemos de las bellas palabras a los hechos. La realidad se torna cruel, sin apenas nosotros inmutarnos. Ante esta bochornosa situación, es menester que los representantes políticos y líderes de todos los gobiernos, cultiven la honestidad y fomenten los acuerdos inclusivos, despojándose de lenguajes mezquinos para poder amparar, resguardar y dar aliento, a la multitud de desvalidos que nosotros mismos hemos generado. No pueden estar liderando ningún país, aquellos que fomentan el odio entre ciudadanos. Hoy más que nunca se requieren personas constructivas, ejemplarizantes, gentes sinceras y sencillas, dispuestas a darlo todo por los últimos entre los últimos. Realmente, esa falta de compromiso con la verdad, es lo que está avivando unos escenarios ensangrentados, que nos vienen llevando a la locura. Sin embargo, todos hablamos de ese deseo de paz, de vivir y dejar vivir, de fomentar el amor, pero continuamos más armados que nunca, con las espadas en alto y sin clemencia alguna. Recapacitemos. Hoy hay algo tan necesario como el aire para respirar y es el sosiego para no confundirse de camino. En el fondo son las relaciones con las personas lo que da quietud a nuestro interior, la generosidad con nuestros análogos. Sin duda, es la entrega hacia el bien colectivo lo que realmente genera sentido a nuestra existencia.

    Desde luego, la sensatez es la única vía de negociación que puede detener este volcán de conflictos que nos arruina por todas partes. Si ya sabemos que las batallas son todas inútiles, que no traen nada bueno para nadie, ¿por qué no las desterramos del planeta? De una vez por todas, demos cerrojazo a la continua producción de armas cada vez más mortales e internacionalicemos el lenguaje de la confianza mutua, como premisa, para poder continuar viviendo. No existe un signo más deshumanizador que sospechar irreflexivamente de todo y de todos. Despojémonos de esa neurótica torpeza de no confiar en nadie, de pensar que es imposible reconstruir corazones, de creer que todo está perdido, ¡pues no!, es preciso estar dispuesto al encuentro para que todo se aminore, también la tirantez, para llegar finalmente a una coexistencia de latidos. Porque al fin, hemos de reconocer, que por encima de nuestra indignación hay que seguir caminando, construyendo puentes de vida, uniéndonos en nuestra propia mundialización, por otra parte cada vez más interdependientes unos de otros. No está bien que el hombre se flagele así mismo, actúe como un lobo para sí. Las justas exigencias innatas de la moral, que todos llevamos dentro, nos exigen un esfuerzo colectivo y responsable, ya no sólo de salvarnos como especie,  también de cooperar y colaborar  en esa unidad  que cuanto más enraizada esté en la bondad, mayor será el regocijo. Ojalá encontremos ese horizonte, porque sí como decía Platón, “buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro”, seguro que nosotros también  hallaremos esa tranquilidad buscada a pesar de las penurias cotidianas.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Publicado en COLUMNAS
Miércoles, 15 Marzo 2017 21:52

“¡Sensatez legislativa!”

Los partidos políticos, son organizaciones políticas que cuentan con una estructura completa y una independencia orgánica y funcional respecto del Estado, manifiestan la voluntad deliberada de ejercer directamente el poder y para ello buscan el apoyo popular en las elecciones.

Es decir, los partidos políticos son instituciones con independencia orgánica y funcional respecto del propio Estado. Por lo que podemos deducir, que los partidos políticos no son órganos del Estado y no dependen de él. Los partidos son organismos políticos independientes que tienen una estructura orgánica y funcional propia.

Por lo que, si son instituciones independientes, cual es la razón por la que resultan entes tan caros para el propio Estado, tan solo cada año representan un gasto de más de 4 mil millones de pesos, esto sin contar con el presupuesto que se les designa para cada periodo electoral y para sus actividades específicas (investigación, educación y capacitación).

Pues bien, el surgimiento de los partidos políticos se da a partir de la necesidad de una representación de los intereses sociales, situación que se remonta a la antigua Grecia. Sin embargo, no se trataba de partidos políticos como los conocemos actualmente, ya que no tenían las características que la doctrina moderna señala como esenciales de dichas organizaciones políticas: no eran organizaciones sólidas y estructuradas y no tenían entre sus fines la búsqueda del poder político.

Posteriormente la aparición de los partidos políticos en el sentido moderno se da en Estados Unidos y Europa en el siglo XIX como consecuencia de la creciente participación ciudadana en la vida política de cada país.

Por lo que, dichas instituciones adquieren una relevante importancia dentro del constructo democrático de las sociedades contemporáneas, en virtud de que éstas, llevan a cabo una función mediadora entre el pueblo y el poder político. Sin embargo, nuestro sistema partidista tiene una amplia deuda en cuanto a esta función, toda vez que, lejos de mediar entre pueblo y poder político se han vuelto servidores, instrumentos del propio poder público contra los intereses de los ciudadanos.

Razón de lo anterior, la dependencia económica que tienen del Estado, lo que ha resultado en una simbiosis corrupta y maligna de intereses económicos y de poder entre partidos y Estado, que tiene sumida a la nación en una crisis económica y social permanente, sumada a la crisis de representación existente, resultado de lo mismo.

Por todo lo anterior, es que ha surgido en México una gran polémica sobre el excesivo financiamiento público que reciben los partidos políticos y se han alzado voces exigiendo una reforma legal en ese rubro, que implique un replanteamiento en los porcentajes que corresponden a los recursos provenientes del erario público como la iniciativa “sin voto no hay dinero” planteada por el diputado independiente de Jalisco, José Pedro Kumamoto Aguilar, la cual, pretende que los partidos políticos vinculen sus gastos y prerrogativas directamente con la cantidad de votos válidos recibidos en el último proceso electoral.

Cada partido recibe 44.5 pesos por persona registrada en el padrón electoral, sin importar si acudieron o no a ejercer su voto, o si lo anularon, por lo que proponen realizar una nueva ecuación para que los recursos se entreguen a cambio de los votos válidos emitidos: multiplicarían los 44.5 pesos por cada persona que haya elegido a un solo partido.

¡Sensatez legislativa! No cree Usted? Porque de esta forma, los Partidos Políticos, ahora, se verán en la necesidad de realmente trabajar para convencer al ciudadano que vote por ellos, y ya no le servirá de nada, ponerse a la orden de quien ostente el poder para seguir recibiendo apoyo económico, ahora si se estarían dedicando a ser instituciones de interés público.

A la juiciosa propuesta del diputado independiente, bien le estaría en agregar también un NO al financiamiento para campañas electorales, puesto que se supone que si dentro del ejercicio de sus actividades ordinarias, los partidos políticos realizan cabalmente su trabajo, esto por lógica, les resultaría en ganar adeptos ciudadanos y no tener que verse en la necesidad de invertir un recurso extra para que esas personas voten por ellos, en un proceso electoral.

Publicado en COLUMNAS
Domingo, 12 Febrero 2017 15:56

Hay que poner límites sobre todo al poder

Artículo | Algo Más Que Palabras

    Nuestro mundo se ha convertido en un mar de olas, donde todas están interconectadas, cada una de ellas con su propia identidad, compartiendo marea con las otras, haciendo familia en definitiva. Al mismo tiempo, por desdicha, este cúmulo de ondas en ocasiones germinan violentamente, otras sin latido, desbordadas por la suciedad de una sociedad achaparrada, que no piensa nada más que en el consumo material. Para todo hay que poner límites, si en verdad queremos crecer como especie pensante. La prosperidad no puede ser privilegio de unos pocos. Tampoco podemos seguir desvirtuando lo innato, lo natural, a nuestro antojo. Necesitamos que los vínculos no queden en el vacío, que la economía respete los términos de la sensatez, y que no desfallezca la dependencia del bienestar humano con las relaciones sociales y la justicia.

    El efecto contagio, para bien o para mal, y mayormente con el vehículo de propaganda que son las redes sociales, viene generando una inseguridad sin precedentes, con el consabido sentimiento de desazón, que nos deja sin nervio y, lo que es peor, sin brújula de orientación. Los ataques ya no vienen solo por tierra, mar o aire, también están en la nube, en los ciberataques, que como ha dicho un dirigente de Naciones Unidas, "deberían estar recogidos en la Carta de las Naciones Unidas, en su capítulo VII, que define las amenazas y quebrantamientos de la paz y los actos de agresión". Sin duda, sería un buen avance para la humanidad, al menos yo así lo pienso. Pongamos voluntad y paciencia que lo conseguiremos, máxime sabiendo que el sosiego llega después de amasar mucho amor. Como tantas veces he escrito: Uno tiene que verse en el prójimo para que el mundo cambie.

    Los aires no son muy placenteros que digamos. Todo hay que decirlo. La incertidumbre nos saca de quicio, nos desorienta, de ahí la importancia de frenar aquellos agentes que generan inseguridad. En efecto hay que poner barreras, ya no digo militares, sino también políticas, de cooperación y colaboración, de diplomacia y diálogo en suma. Operaciones que han de ser llevadas a buen término con transparencia, para que el que cometa alguna irregularidad, por leve que nos parezca, se le detenga o cuando menos se le paralice la labor contaminante o corrupta. No podemos continuar en ese afán de derroche, sin pensar en los demás, deshumanizándonos, pues todo está integrado hacia lo armónico.

    La familia, fuente primordial de vida, está constituida en una sociedad y en una cultura que, a su vez, está compuesta por individuos diversos, moradores de un planeta, que nos exige un sistema ecológico vital, respetuoso con aquello que nos rodea. Precisamente, durante el mes de febrero, concretamente el día veinte, celebramos el Día Mundial de la Justicia Social; una onomástica que hoy más que nunca debe hacernos reflexionar a todo el mundo, pues si trascendental es erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, no menos primordial es achicar las desigualdades, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social que todos nos merecemos, por el hecho mismo de ser ciudadanos del planeta.

    Indudablemente, la justicia social es un principio que armoniza, fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro y entre las naciones. Por eso, es sustancial poner demarcaciones en todo, también al dominio. Para el escritor y teólogo francés, Fénelon (1651-1715), " el poder sin límites es un frenesí que arruina su propia autoridad". Ciertamente, cuando se pierde el ascendente influjo de la valía, es muy difícil dirigir nada, incluso hasta nuestra privativa existencia. Está visto que en todos nuestros proyectos es esencial el trabajo en comunidad, pero los poderosos que suelen ser una minoría privilegiada, tienen que concienciarse de que el poderío también es servicio, entrega y generosidad. No es tiempo de que unos opriman a los otros, sino de la mano tendida para reforzar los niveles mínimos de protección social e incluir a quienes viven excluidos socialmente. Al fin y al cabo, todos somos hijos de la vida, y como tales, hemos de forjar uniones encaminadas a un futuro mejor para todos. No es posible lograr equidad alguna si dejamos en el camino a quienes son explotados social y económicamente. Como tampoco es viable templar superioridad en el pedestal, cuando por ambición se simula ser honrados. Sea como fuere, todos nos merecemos un mínimo de dignidad que nos permita ser algo para poder cuando menos hacer algo, ser dueño de sí mismo, ¿qué menos?. Desde luego, el lenguaje del entusiasmo nos lo valemos porque sí.

    Hay, por otra parte, en algunas cuestiones que no cabe poner límites, por ejemplo a la hora de considerar a todo ser humano más allá de las fronteras ideológicas y confesionales. Dicho lo cual, abatidas las inútiles verjas, es crucial para el desarrollo mundial activar líneas de actuación que nos reconduzcan a planteamientos integradores. La brecha que cohabita entre los más pobres y los más ricos en el mundo ha crecido como jamás, acrecentando de este modo los conflictos violentos que tiene sus raíces en tantas injusticias vertidas, con notoria discriminación y pobreza generalizada. En esto sí que hay que ponerse manos a  la acción y ahondar en la capacidad de discernimiento. Hoy por hoy, en el mercado laboral, los jóvenes, los migrantes, las mujeres y los indígenas son los que más a menudo sufren desempleo. También reciben los salarios más bajos o bien ningún ingreso. Sería bueno, por consiguiente, impulsar la transcendencia de políticas sociales de acceso universal, además de modificar las normas sociales, culturales y políticas, así como revisar las actitudes que perpetúan la marginalidad.

    Es indispensable un cambio para construir sociedades avanzadas libres, inclusivas y equitativas, con vocación ecuménica. Tenemos que despojarnos de toda arrogancia dominadora, que lo único que fomenta es el atropello, en lugar de ponernos en asistencia a todo aquel que nos necesita. Ya lo decía Cervantes en su tiempo: "la ingratitud es hija de la soberbia". En este sentido, no se puede permitir que la República Popular Democrática de Corea, continúe lanzando misiles, violentando resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Este afán de provocación lo que hace es aumentar mucho más la tensión en el mundo. O ponemos límites para ser cumplidos o esta carrera armamentista nos lleva a la autodestrucción.  Yo me quedo con la rogativa de Gandhi: "Mi arma mayor es la plegaria muda".

    Queramos o no admitirlos, en el horizonte de nuestra época, han crecido los signos de muerte, hasta el extremo de quitar la vida a los seres humanos aún antes de su alumbramiento, o también antes de que lleguen a la meta natural del anochecer. Aquellos que aglutinan el poder debieran pensar en esto, puesto que son responsables de esta cultura dominadora, endiosada, omnipotente, que ni escucha, ni acoge. En cualquier caso, y a pesar de tantos acontecimientos dolorosos que a diario nos sobrecogen, no podemos dejarnos invadir por el desaliento, tenemos una historia detrás, y un camino recorrido, que debe ayudarnos a promover un diálogo sincero que nos fraternice. No será fácil, pero tampoco es imposible, a poco que avivemos el encuentro, apoyándose en el sentido común, sabiendo que ingresar en el terreno de los hechos es asociarse al mundo de los límites. Verdaderamente, la naturaleza impone sus propias leyes. No juguemos, en consecuencia, con armas, porque al fin alguien las utilizará en contra nuestra. El que avisa no es traidor. Dicho queda.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Publicado en COLUMNAS

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos