Columna | P U L S O   P O L I T I C O

             Durante el sexenio del presidente Luis Echeverría Alvarez, que acaba de cumplir cien años de edad, la entidad poblana tuvo a cinco gobernadores. Fue la época de mayor inestabilidad política del estado.

             El doctor y general Rafael Moreno Valle, fue electo gobernador cuando todavía gobernaba al país el licenciado Gustavo Díaz Ordaz, de quien era gran amigo el gobernante poblano.

             Echeverría no simpatizaba con Moreno Valle, porque éste no lo apoyó como precandidato a la presidencia de la república. Estuvo del lado del doctor Martínez Manatu, quien desempeñaba un alto cargo en el gobierno de Días Ordaz.

           Desde su arribo a la presidencia, se notó que había distanciamiento entre el nuevo presidente, Echeverría y el gobernante poblano.

           A los pocos meses, alegando problemas de salud, el doctor y general Moreno Valle, solicitó licencia para dejar el cargo de gobernador. Como todavía no cumplía dos años en el poder, la licencia solo podía otorgarse por un plazo no mayor de tres meses, y así se hizo. El gobernante poblano estuvo solicitando licencia temporal hasta que se cumplieron los dos años y entonces pudo obtener la licencia por tiempo indefinido.

          Los interinatos fueron cubiertos por el presidente del Tribunal Superior de Justicia en ese entonces, el licenciado Mario Mellado, quien jamás se presentó en la oficina del jefe del Poder Ejecutivo Estatal.

          Para cubrir la licencia por tiempo indefinido, fue designado el doctor Gonzalo Bautista O’Farrill, algo que en varios sectores de la sociedad poblana, no cayó nada bien, porque representaba a la vieja clase política avilacamachista que tantos problemas había ocasionado a los poblanos en años pasados. La dictadura de Maximino Avlia Camacho, tuvo como su principal operador político, al licenciado Gonzalo Bautista Castillo, padre del gobernador interino, que cuando fue designado gobernador, era presidente municipal de Puebla.

           Los principales opositores a Bautista O’Farrill, fueron los universitarios que acababan de pasar por una lucha interna en la entonces única universidad de Puebla, para rescatarla de manos de la derecha que era la que la manejaba.

           Un discurso pronunciado en el zócalo de esta capital por el gobernador Bautista, fue como una declaración de guerra. Desde la tribuna instalada frente al Palacio Municipal, Bautista O’Farrill amenazó con meter a la cárcel a los principales líderes de la llamada “reforma universitaria” a quienes la derecha poblana consideraba “comunistas” y culpaba de todos los desordenes que se registraban con demasiada frecuencia en la entidad.

            Unas semanas después, fue asesinado en la 24 sur el arquitecto Joel Arriaga y cerca de su casa, el también líder universitario Enrique Cabrera, conocido como “Cabrerita” y lo que colmó el vaso, fue el asesinato de un estudiante en la azotea del edificio carolino, cuando el gobernador y sus funcionarios, presenciaban el desfile obrero realizado en la 25 oriente-poniente, era primero de mayo.

         El Congreso federal decretó la desaparición de poderes del Estado de Puebla y la derecha poblana protestó manifestándose en las calles del centro histórico.

         Para sustituir al gobernador Bautista, fue enviado el senador de la república Guillermo Morales Blumenkron, que logró calmar los ánimos ya muy exaltados. El senador poblano organizó las elecciones constitucionales para la elección de nuevo gobernante en Puebla que fue el también senador Alfredo Toxqui, quien desde su campaña electoral, con su frase de “cancelemos odios y rencores” obtuvo un triunfo inobjetable, y Puebla pudo reanudar su camino en un ambiente de paz y entendimiento.

        Estos acontecimientos en Puebla, ocuparon todo el sexenio del centenario ex presidente. Cuando todavía gobernaba el doctor Toxqui, entró en funciones el presidente José López Portillo, sucesor de Echeverría.

          ES CIERTO QUE EL GOBERNADOR LUIS MIGUEL Barbosa Huerta se contagió de coronavirus, pero nos aseguran que no es grave.

           El jefe del ejecutivo poblano se vacuno en el momento oportuno y recibió la vacuna de refuerzo.

           Tiene garantizado pues un contagio leve, que lo obligará a guardar unos días de reposo, pero que mejorará con los cuidados que los médicos le brindarán en los próximos días o le están brindando ya.

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