Columna | P U L S O   P O L I T I C O

          Las ideologías liberal y conservadora, han existido siempre en nuestro país: en el siglo XIX, un fuerte grupo de mexicanos encabezados por Miguel Hidalgo y Costilla, estaba enterado de que en Europa había una revolución, la francesa, porque el pueblo bajo, el explotado, humillado y extremadamente pobre, ya no soportaba a una élite aristocrática que vivía en fiestas permanentes, mientras el pueblo se moría de hambre, y se rebeló para cambiar ese gobierno corrupto e insensible a las necesidades populares.

          El padre Hidalgo había leído a los enciclopedistas franceses que hablaban de libertad, de igualdad de todos los seres humanos, lo que entonces era un sacrilegio. Y en base a todo eso, inició en México la Revolución de Independencia en 1910, para acabar con el dominio de España que durante trescientos años había esclavizado y discriminado a la población nativa, que despreciaba a la población mestiza, que solo los blancos ibéricos gozaban de privilegios y riquezas.

          Su rebelión fue seguida por las grandes masas de desarrapados y después de su muerte por fusilamiento, fue continuada por el padre José María Morelos y después por Vicente Guerrero, que la consumó mediante un tratado firmado con el militar realista Agustín de Iturbide.

          A grandes rasgos esa fue la primera división política e ideológica que nos llevaron a ser el país que ahora somos.

         ESAS DOS CORRIENTES IDEOLOGICAS, LA LIBERAL y la conservadora, quedaron establecidas en nuestro país y además de haber luchado por hacer prevalecer su pensamiento en la conducción de México, esa lucha se ha prolongado hasta la fecha, como estamos viendo.

          La Independencia de México logró sacar a los españoles del país, pero el clero católico quedó como dueño de la nación. Mantenía el monopolio de la riqueza y consecuentemente el dominio del país y tuvo que iniciarse otra rebelión para terminar con eso. Fue la llamada Guerra de Reforma, que está considerada como la segunda independencia de México, pues se determinó que la nación mexicana sería una nación laica, que no es como lo conservadores pretenden hacer creen al pueblo llano, porque nunca el laicismo ha perseguido a la Iglesia Católica, sino que la intención fue que el clero ejerciera sus funciones netamente religiosas y la autoridad civil las correspondientes al ejercicio del gobierno: se creó el registro civil de las personas, los bienes de la Iglesia, que era dueña de casi todo, pasaron a ser propiedad del Estado mexicano; la educación impartida por el Estado, sería laica, es decir, sin inclinarse por ninguna religión en particular y científica, en fin, se conformó la República como un estado
moderno, progresista, en el que todos los mexicanos tendríamos los mismos derechos y obligaciones.

           EL PORFIRIATO TRAICIONO LOS PRINCIPIOS liberales y se convirtió en una dictadura que privilegió a las clases acomodadas en detrimento del pueblo, de las clases campesina, obrera y popular y nuevamente estalló un conflicto armado que duró diez años y tuvo un saldo doloroso de un millón de muertos y mucho sufrimiento entre la población.

          Hoy estamos viviendo otro cambio en la vida de nuestro país, pues los gobiernos auténticamente revolucionarios, es decir, derivados de la Revolución de 1910, cayeron en los años ochenta, en manos de un grupo de tecnócratas, formados profesionalmente en los Estados Unidos, que pretendieron con su neoliberalismo famoso, hacernos algo así como un estado asociado a los gringos, fabricar multimillonarios mediante la corrupción y privatizar todo lo privatizable, incluyendo la educación.

          En los años cuarenta del siglo pasado, se formó la Asociación Nacional de Padres de Familia, en la ciudad de México, que agrupaba a los padres de los alumnos de colegios particulares de tipo confesional.

        Su objetivo era estorbar en todo a la educación popular, laica y gratuita y pugnar por la educación religiosa católica, porque la mayoría de los mexicanos eran católicos, en las instituciones educativas del gobierno. Además exigían y eso lo lograron porque además era justo, que se diera reconocimiento oficial a los estudios realizados en instituciones particulares, es decir a sus hijos. Pero siguieron hostilizando a la educación popular, laica y gratuita.

         En los años sesenta, por primera vez se editaron los textos gratuitos para estudiantes de primaria y segundaria y estalló la protesta encabezada por la Asociación a que hacemos referencia y por el Partido Acción Nacional, que desde 1939, empezó a abanderar al conservadurismo mexicano de siempre, junto con la Unión Nacional Sinarquista, agrupación política que en los años treinta y cuarenta, fue muy importante en los estados del bajío, donde hubo una guerra cristera que pretendió lograr imponer en México un sistema de gobierno clerical, como en tiempos de la Colonia.

          Son los mismos estados en donde los gobernadores de ahora, pretenden no distribuir los libros de texto gratuitos, porque preparan a los niños para llegar al “comunismo” y convertirnos en un país como Cuba o Venezuela.

          Eso es el origen del problema con los libros de texto.

           LOS CONSERVADORES DE SIEMPRE, DESDE EL inicio de este país, no quitan el dedo del renglón, pese a las derrotas constantes que han sufrido a lo largo de nuestra historia.

            Hay que reconocer que son muy persistentes, lo malo para ellos, es que no todo lo hacen por convicciones ideológicas; sus luchas, lo estamos viendo, lo vimos en los gobiernos de Fox y Calderón, tienen un fondo económico bastante claro. No tienen argumentos válidos para oponerse a los textos y andan desesperados inventando cosas que no existen. Van a perder, como han perdido siempre.

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