Columna | P U L S O    P O L I T  I C O

            En medio de un desorden monumental, las campañas políticas de los candidatos de todos los partidos, se han iniciado.

            Las dirigencias estatales y municipales del PRI, PAN, PRD y Morena, que son las principales fuerzas políticas de la entidad, han sido rebasadas por una militancia inconforme por la forma en que fueron designados la mayoría de los participantes en la contienda electoral del 6 de junio.

            Según afirman numerosos inconformes de todos los partidos, siguió imperando la anti democracia en esas designaciones. No hubo las tan cacareadas encuestas de Morena, ni la consulta a las bases, elección interna o análisis del trabajo partidista o ciudadano de los aspirantes. El amiguismo, los compromisos, el nepotismo y las órdenes superiores siguieron imperando, en el PRI, el PAN, en Morena y en todos los partidos por pequeños e irrelevantes que parezcan.

            Nadie en el municipio de Puebla, por ejemplo, cree que la presidenta municipal con licencia, Claudia Rivera,  haya triunfado en una encuesta par aprobar su lanzamiento para la reelección, y si eso pasa en el municipio que es la capital del estado, que no puede pasar en municipios medianos y pequeños del interior de la entidad;

            Vamos a poner un caso: el del señor Mauro Meneses Trinidad, aspirante a ser candidato por el PRI, para la presidencia municipal de Cuautinchan. Se le negó el registro, renunció al PRI y ahora es candidato de Nueva Alianza; Erika Lima, que fue dirigente de la CNOP en Puebla, que era el sector más importante del PRI en las grandes y medianas ciudades y que Carlos Salinas, desde la presidencia de la república casi lo desaparece o de hecho acabó con él; aspiró a ser candidata a diputada local, pero nadie de la dirigencia priísta hizo caso de su trayectoria dentro del PRI y se aprobó que el candidato por el noveno distrito fuera el panista Jesús Saldivar y que ella fuera la suplente, ya que el PRI y el PAN, contra la voluntad de sus respectivas militancias, no estén de acuerdo con eso. Ella inicó ayer su campaña por su lado y ya informará al candidato propietario de los resultados, pues además por la pandemia, lo más conveniente es que cada uno haga su luchita por separado, guardando la sana distancia.

              El PRI que fue el partido que durante más de setenta años dominó el panorama político de México, desde la Presidencia de la República, hasta la más humilde junta auxiliar, tuvo a la clase política más variada, donde había de todo, pero prevalecían las gentes de buena voluntad que se desempeñaban con honestidad, con sencillez en los cargos públicos a los que llegaban, pero sobre todo, con conocimiento y sensibilidad política y social. Llegó el neoliberalismo de Salinas y esa clase política priísta fue puesta de patitas en la calle sin ningún miramiento y sustituida por doctores egresados de Harvard, de Boston o del ITAM y los pobres egresados de la UNAM o de las universidades de provincia, pasaron a ser políticos de tercera clase, con derecho a bajar de categoría, si llegaba algún geniecillo doctorado en una universidad extranjera, de preferencia gringa que lo quisiera sustituir.             
             
             

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